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Panorama «moreno” para el gobierno de Martha Érika en Puebla

Martha Érika Alonso tendrá un gobierno complicado por la fuerza de la oposición
Foto: Twitter / Martha Érika Alonso

Martha Érika Alonso asumió como gobernadora del estado de Puebla tras un conflicto poselectoral que puso en duda la validez de su triunfo en los comicios. Pese a lograr la ansiada victoria, hoy se enfrenta a un panorama político que la pone en desventaja en la posible búsqueda del control de los órganos y regiones de la entidad, y con una sociedad dividida.

El ex gobernador Rafael Moreno Valle, su esposo, llegó al cargo en 2010, al igual que Martha Érika Alonso, por medio de una coalición de partidos de oposición que fue calificada por algunos de «antinatural». Pero que fue impulsada por los líderes nacionales de los partidos políticos para lograr en el estado de Puebla la transición partidista a nivel gubernatura. Proceso este que culminó con la figura de Moreno Valle, acabando con el dominio que el Partido Revolucionario Institucional había mantenido desde 1934, cuando el general tabasqueño José Mijares Palencia ganó las elecciones con el PNR, antecesor directo del PRI.

El debilitamiento del llamado «morenovallismo» durante los últimos dos años, con Antonio Gali en la gubernatura, va de la mano del surgimiento de Morena, el «efecto AMLO» y su fortalecimiento local ante el debilitamiento del PRI. Ante ello, la estrategia vista en las pasadas elecciones fue clara: buscar el voto «dividido» a favor de la candidata frentista.

Durante los últimos dos años de gobierno de Rafael Moreno Valle y los dos años de la gestión de Antonio Gali Fayad, tuvieron éstos al menos 28 espacios en el Congreso (PAN 13; Compromiso por Puebla, 5; Nueva Alianza, 4; PRD, 4; PSI, 1; y Movimiento Ciudadano, 1) de 41 posibles. Mientras que la nueva gobernadora contará con apenas 12 curules pertenecientes a los partidos políticos que auspiciaron su candidatura, mientras tanto, la coalición «Juntos Haremos Historia» tiene en su poder 22 de los asientos en el recinto legislativo que alberga a la 60 Legislatura local.

El avance de Morena y sus aliados es más visible en el campo electoral poblano si se toma en cuenta que los partidos aliancistas, a favor de los entonces gobernadores, habían logrado el triunfo en 22 de 26 distritos locales, es decir, 22 diputaciones de mayoría relativa en la LIX legislatura. Hoy, los partidos de la gobernadora únicamente lograron 8 frente a 16 de la coalición que apoyaba al candidato Miguel Barbosa.

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Mientras tanto, en los municipios, Morena obtuvo triunfos importantes en ciudades que fungen como cabeceras de los distritos y algunos de los municipios con mayor capacidad de recaudación, tales como Puebla, Cuautlancingo, San Andrés Cholula, Tepeaca, Tecamachalco, San Pedro Cholula, Ciudad Serdán, Tehuacán, Amozoc, San Martín Texmelucan, Juan Galindo; mientras que la coalición «Puebla al Frente», únicamente logró triunfos significativos en las ciudades de Teziutlán (Compromiso por Puebla), Huauchinango y Atlixco.

Hoy Morena, con cargos ocupados, aparece en el estado como un gran contrapeso que junto al próximo «superdelegado» puede llegar a ser considerado un gobierno a la par del de Martha Érika Alonso, dado los cargos que durante la última elección obtuvo Morena. Contrario a lo que la mayoría cree, la disputa por el poder político en Puebla no se definió el pasado sábado con el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a favor de Alonso, sino que este pudo haber puesto la pieza final para que dicho conflicto inicie.

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