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Nación

Mal distribuidos, recursos para salvar a vaquita marina: Greenpeace

vaquita marina
Foto: Especial

La vaquita marina está al filo de la extinción. Ya sólo quedan 30 en registro. El 11 de noviembre una de ellas no resistió una intervención humana más: murió en cautiverio, rodeada de científicos que, narraron, rompieron en llanto por la impotencia. Ni las máquinas, ni el conocimiento, ni el dinero evitaron el deceso.

En entrevista con La Hoguera, Miguel Rivas Soto, campañista de Greenpeace México, explicó que la mayoría del presupuesto destinado para la salvación de la vaquita marina se ocupa para «compensar a los pescadores» de las comunidades cercanas a la costa, más que en equipo, personal y demás herramientas para atender a la especie en peligro de extinción. “Mientras el programa tenga estos hoyos, la vaquita tiene una esperanza mínima».

«Gran parte de esos 2 mil millones de pesos en 2 años y medio se han gastado en compensaciones a los pescadores», explicó el ecologista, pues dice que las medidas de seguridad detienen la pesca de las comunidades: «Es una compensación mal repartida y que no llega a todo el mundo, eso incluso a aumentado la inseguridad».

El ambientalista dijo que el problema de la vaquita no pertenece a este sexenio, sino que «es una problemática que viene desde hace muchos años, desde los años 90 que se declara a la vaquita en peligro de extinción». Explicó que aunque la actual administración ha sido «la más concreta en salvar a la vaquita marina», las acciones corresponden a un problema que ya tenía llamados internacionales desde hacía años, pues se advirtió que la especie era el único cetáceo autóctono en México.

En cuanto a las medidas concretas que ha tomado el gobierno para la protección de la vaquita marina, señaló que el gobierno federal ha dado “verdades a medias. La vigilancia, por ejemplo. Se ha dicho que ha habido una prohibición de pesca. De que se abría el polígono donde la vaquita estaba en un área mucho más amplia; el problema es que las redes siguen ahí por la mala vigilancia».

El activista explicó que no son los pescadores comunes los que generan el peligro para la vaquita; “si nos referimos a los pescadores honestos, y que hasta hoy se ven privados para pescar, al contrario, ellos han contribuido a su salvación. En cambio, los pescadores de totoaba que hacen la caza furtiva son los que matan a la vaquita». Reiteró que siguen siendo las redes de pesca clandestina el principal problema para la especie protegida.

En cuanto a la cantidad de ejemplares de la vaquita, el portavoz de Greenpeace dijo que la baja población también contribuye a la extinción, «disminuye los encuentros de apareamiento, aumenta la endogamia y ante menos variabilidad genética están expuestas a enfermedades y malformaciones».

Explicó que a diferencia de las declaraciones de voceros de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la solución no es «una, es integral, y se trata de darle alternativas de pesca a las comunidades», exhortó al Instituto Nacional de Pesca (Inapesca) a desarrollar verdaderos programas de apoyo para frenar la extinción.

¿Puede salvarse la vaquita marina?

El Programa Vaquita CPR anunció esta semana que replantearía los esfuerzos para salvar a la vaquita marina, luego de que uno de los ejemplares muriera en cautiverio y se fallara en la captura de otro. Rivas Soto explica que desde el principio el proyecto de recuperación estaba rodeado de expectativas, «este proyecto científico tuvo esa incertidumbre, se pretendió que era la única solución porque se le puso demasiadas expectativas, era un volado». Argumentó que los riesgos del rescate de ejemplares siempre fueron claros, «pero se crearon demasiadas esperanzas con la mitad de las probabilidades de ser exitoso».

Apuntó que se esperan los resultados de la necropsia, «tiene que decirnos de qué murió la vaquita». Explicó que se necesita saber todo el proceso que se siguió para el rescate del animal, punto por punto, «necesitamos saber qué tan transparentes fueron los pasos que se siguieron».

El experto aseguró que no es carga de los investigadores el deceso de la vaquita, «no estamos culpando a los científicos», pues dijo que en la administración de Enrique Peña Nieto el 72% de las vaquitas marinas murieron. El activista explicó que pese a los gastos, «no hay que escatimar dinero para salvar a la vaquita, pero de la manera adecuada».

Denunció que parte de los obstáculos con que se han encontrado los ambientalistas son los lineamientos del gobierno federal y las trabas locales, «son los diputados y senadores que tienen que decir que primero está el pescador, el pescador tiene que estar en la estrategia, y se ha usado con tintes políticos».

Argumentó que la solución es quitar las redes de totoaba con medidas que le corresponden a Inapesca y a la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca). Mencionó que la Sagarpa dijo que ya se quitaron las redes, «sí, pero eso se le pidió hace dos años, han sido negligentes».

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