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Metrópoli

Largas filas por miedo al desabasto desquician tránsito en el sur de la CDMX

PEMEX, Gasolina, Sheinbaum, AMLO
Foto: Francisco Mendoza

La CDMX cayó en el miedio al desabasto de gasolina. El “pánico” vivido en el Bajío llegó hace unos días al Estado de México y este martes comenzó a experimentarse en la capital mexicana ante los primeros indicios. Por la mañana y tarde, algunas gasolineras comenzaron a carecer de combustible, lo cual provocó que varios capitalinos se dirigieran a distintas estaciones para llenar sus tanques y algún extra que pudieran venderles a manera de reserva.

Ejemplo de ello es lo visto esta noche en de los establecimientos ubicados sobre avenida Miguel Ángel de Quevedo, una de las más transitadas al sur de la Ciudad de México y que conecta la alcaldía Álvaro Obregón con la de Coyoacán. En plena hora pico, decenas de automovilistas esperaban su turno para poder abastecerse del líquido «vital» que les permitiera poder desplazarse a lo largo y lo ancho de esta ciudad, realizando sus actividades diarias.

Algunos testimonios señalaban que llevaban alrededor de hora y media en el lugar para poder comprar gasolina, pero que previamente lo habían intentado en 5 gasolineras pero las filas eran más largas y solamente estaban aceptando efectivo. Comentan que están informados de que AMLO quiere terminar con los «huachicoleros», aceptando que desconocen su fin, pero que su solución únicamente está causando «más tráfico» y la dificultad de comprar combustible para realizar lo básico en su día a día, quedándose hoy con la preocupación de algo tan simple como poder llegar a casa.

Quienes se dicen golpeados son algunos de las personas que se dedican al transporte: los taxistas. Para dar el servicio, precisó, se necesita «mucho combustible». Isauro González, taxista libre, cuenta, con una sonrisa, como «poniéndole buena cara al mal tiempo», que desde las 4:30 estuvo recorriendo el sur de la ciudad para poder encontrar una gasolinería pero se encontró con el cierre de las ubicadas en Luis Cabrera, Perisur y San Jerónimo. Su paciencia contrasta con la molestia en los rostros de aquellos que prefieren cerrar sus ventanillas y guardar para ellos una declaración sobre lo que están padeciendo en medio de un mar de automóviles. «La gente se está poniendo agresiva al querer entrar a comprar gasolina», comparte justo antes de que tenga que subir a su unidad para moverla unos pocos metros hacia adelante y volver a salir a limpiar el cofre de su automovil mientras espera su turno.

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La agresividad y frustración se nota en uno de los compañeros del ramo de Ismael, quien no comparte su nombre pero sí su molestia. «Me van a dejar sin trabajar», comenta antes de precisar que llevaba una hora esperando pasar a las instalaciones de la gasolinera, pero diciendo que al menos la espera parece que será mejor, ya que en la gasolinera de la Picacho la «cola» era de más de un kilómetro. «Pasaje qué, con qué gasolina, no gano, pierdo, no hay para comer, hay que aguantarse de aquí a que cargue», señala con una mueca de molestia ante la pregunta de lo que implica para él esta situación.

Los automovilistas que pasan a un costado, pese a tener aún combustible o confiar en que el desabasto solamente será parcial y temporal, también se ven afectados. Apenas hace algunas semanas se presentaban los 10 puntos para el buen conductor por parte del nuevo gobierno capitalino con la finalidad de mejorar la vialidad en la zona. Hoy, al menos en el lugar presenciado, la fila doble era de al menos de 300 metros sin que autoridad alguna se parara ahí para apoyar tanto a automovilistas como a transeúntes.

El transporte público también se ve afectado «No nos dejan pasar», nos dijo Don Guillermo, conductor de una unidad del trolebús que circula sobre Miguel Ángel de Quevedo, quien confesaba haber chocado previo a todo el movimiento, pero quien veía cómo sus compañeros tenían la dificultad de poder pasar al tener que depender de los cables para continuar su trayecto, carril «exclusivo» que estaba siendo ocupado por todos los automovilistas. «Había un policía ahí ayudando, pero es muy difícil que controle todo», señalaba el conductor ante la pregunta de si alguien los estaba apoyando, respondiendo que el único protocolo que tienen es circular «a como puédamos», opinando que escasea un poco la gasolina, pero que hoy «solo se desesperan y no se acaba eso, es cuestión de paciencia para que les llegue la gas».

La noche transcurre y algunos automóviles más siguen llegando. Los trabajadores de la gasolinera no tienen tiempo para preguntas «Hoy si no hay nadie que te pueda ayudar, amigo, andamos en friega». Por la mañana, la jefa de Gobierno señaló que no había desabasto en la ciudad, o al menos no se tenía reportado caso alguno. Los capitalinos comienzan a pensar en cuál será el despertar para este día miércoles, las autoridades tendrán el primer reto de su administración ante la posible necesidad de abasto y los retos que puede implicar el aumento de usuarios en el actual sistema de transporte público.

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