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Cultura

Kazantzaki vuelve a la pantalla grande con Zorba en su 60 aniversario luctuoso

Foto: Youtube

Sin duda el más internacional de los actores mexicanos, Antonio Rodolfo Quinn Oaxaca rodó más de 200 películas en Hollywood y Europa, pero sólo con sus interpretaciones en dos ya estaba más allá del bien y del mal: La Strada, de Federico Fellini, pero sobre todo Zorba, El Griego, de Mihalis Cacoyannis, programada este 28 y 29 de octubre en Cineteca Nacional en su ciclo Clásicos en Pantalla Grande, que coincide con el 60 aniversario luctuoso del novelista, poeta y filósofo Nikos Kazantzaki.

Cacoyannis adaptó en 1964 la novela de Kazantzaki Vida y hechos de Alexis Zorba (1946), que da cuenta del encuentro y el diálogo entre dos personajes que representan simbólicamente en la obra del narrador, filósofo y poeta el Eros y el Thanatos, el Apolo y Dionisio en la cultura clásica griega. La película se queda a años luz de la profundidad filosófica e incluso erótica de la novela de Kazantzaki, pero tuvo a bien contar con un elenco y un staff que le valió siete nominaciones al Oscar cuajadas en tres estatuillas (ninguna para el director o el protagonista), además de cinco suspiros al Globo de Oro.

Difícil, sin duda, atrapar en celuloide la prosa perfecta de Kazantzaki, con descripciones como la que hace Basil del momento en que Zorba seduce a Mme. Hortense, la puta decrépita pero ingenua: “Zorba ardía. Con la mano izquierda retorcíase el bigote y con la derecha acariciaba a la cantante achispada. Hablábale, jadeante, con lánguido mirar. No era una vieja momificada y cubierta de afeites lo que en realidad veía ante él, sino la “especie hembra”, como solía llamar a la mujer. La individualidad desaparecía, la cara se borraba; joven o decrépita, hermosa o fea, no eran más que variantes sin importancia. Detrás de cada mujer se erguía, austero, sagrado, lleno de misterio, el rostro de Afrodita.»

Sobra decir que Kazantzakis, que murió en Alemania el 26 de octubre de 1957, no pudo ver cómo tradujo el cine a su Zorba.

La producción hollywoodense de la Twenty Century Fox contó con la etérea fotografía en blanco y negro de Walter Lassally, la música inmortal de nada menos que del todavía mortal Mikis Theodorakis (en julio cumplió 92), para el guion y la edición de Cacoyannis. Los roles estelares estuvieron bajo las máscaras de Anthony Quinn, como Zorba; Alan Bates, Basil; Lina Kedrova, Madame Hortense, la bellísima Irene Papas, La Viuda, Giorgios Foundas, Mavradoni, y Sotiris Moustakas, como Mimithos.

La obra narra el viaje a Creta de un presunto filósofo inglés de origen griego, Basil, para reclamar la herencia de una mina de lignito. En el ferry hacia la isla se topa, en el puerto ateniense de Pireo, a Alexis Zorba, una suerte de peladillo de la novela picaresca española, más cercano tal vez a un Sancho Panza. Él convence al visitante de hospedarse en el hotel de una prostituta francesa en decadencia, la maravillosa Madame Hortense, y ambos comparten una aventura filosófica, espiritual y erótica enmarcada en la ineluctable tragedia griega que yace en cualquier obra literaria o fílmica de ese archipiélago en la cola de Europa, cuna de la democracia, del arte y del psicoanálisis, representada por los prejuicios, la avaricia, la lascivia y odio de género, con Irene Papas como víctima propiciatoria.

Anthony Quinn, estereotipado en Hollywood como bandido o revolucionario mexicano por su origen étnico (padre irlandés y madre de origen nahua), rompió justamente ese cliché en 1964 cuando recibió la oportunidad de su vida: interpretar en una película a Alexis Zorba, uno de los personajes de mayor profundidad filosófica del principal narrador griego del siglo XX, Nikos Kazantzaki, de quien justamente se cumplen hoy 26 de octubre seis décadas de su muerte en Alemania en 1957, año que el Nobel de Literatura fue para Albert Camus, quien dijo que su par griego merecía más el premio que él.

Aunque el recuerdo de la película se restringe al mítico baile de Anthony Quinn y Alan Bates con la música de película de Theodorokis, todo el trabajo de los actores es el sostén de Zorba, El Griego. Irónicamente, Quinn sólo tuvo reconocimiento popular por su actuación, pues no ganó ni Oscar ni Globo de Oro, aunque ya se había llevado la década anterior dos estatuillas de la Academia como Mejor Actor de Reparto por Viva Zapata! (1952), de Elia Kazan, y Lust for Life (1956), de Vincent Minelli y George Cukor. Kedrova, en cambio, corrió con mejor suerte y su Madame Hortense ganó un Oscar; los otros dos fueron para la foto de Lassally y el diseño de producción de Vassilis Photopoulus.

Película de culto, es muy seguro que las dos últimas generaciones, la de los milennials y la de los X, jamás hayan visto Zorba, El Griego en pantalla grande ni escuchado en sonido dolby la maravillosa música concebida para el filme por Theodorakis, que no recibió por ella ni una nominación, aunque ahora en cualquier fiesta griega (fuera de Grecia, por supuesto), su partitura está presente en la mesa. Así que este último fin de semana de octubre es una gran oportunidad para ver la cinta de Cacoyannis con las célebres actuaciones de Quinny Kedrova, la pasividad de Bates y la belleza silenciosa de Papas en las funciones que tendrá la Cineteca Nacional el sábado 28, a las 20 horas, y el domingo 29, a las 18.

En 2015 la Cineteca Nacional lanzó Clásicos en pantalla grande, una magnífica opción para que los cinefilos puedan tener acceso al mejor cine de todos los tiempos y de todos países. El éxito de la iniciativa fue inmediato e incluso ha desbordado la taquilla con películas como Alien, de Ridley Scott, que tuvo que ser proyectada durante varias semanas, ya fuera del ciclo, dada la demanda de boletos.

Durante las ya seis temporadas del ciclo los cinefilos han podido disfrutar, algunas veces por primera vez en pantalla grande, de clásicos de Marcel Carné, Jean Renoir, Jean-Luc Godard, Robert Bresson, Roman Polansky o de maestros hollywoodenses como Victor Flemming o latinoamericanos como Tomás Gutiérrez Alea, con películas como Les enfants du paradis, La grande ilusion, Cero en conduit, Pierrot le fou o Le mépris, Pickpocket, Chinatown, Gone with the wind o Memorias del subdesarrolado.

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