Iglesia pide al gobierno a crear caminos “concretos y eficaces” para cesar la violencia

Luego de dar por concluida la ‘Jornada de Oración por la Paz’ a la que convocaron los obispos tras el asesinato de dos sacerdotes jesuitas en Cerocahui, Chihuahua, el pasado 20 de junio, la iglesia católica llamó al gobierno federal a establecer caminos “concretos y eficaces” para que ya cese la violencia y la inseguridad en el país.

A través de su editorial ‘Desde la Fe’ de este domingo 31 de julio, la Arquidiócesis convocó también a toda la sociedad junto con todos los gobiernos a trabajar en la reconciliación nacional, en la paz y justicia por lo que pidió seguir orando.

En el mensaje, la iglesia recordó que la jornada de oración surgió luego del homicidio de los sacerdotes Javier Campos y Joaquín Mora, pero conscientes de que no se iba a encontrar una solución instantánea al problema de la violencia en México, pero tampoco dar un paso atrás en la indignación que dejó el arrebato de la vida de sus guías espirituales.

En ese sentido, afirma, el llamado siempre fue a la reflexión sobre el papel que juega la iglesia y la sociedad en la construcción de la paz, lo cual implica, subraya, predicar el perdón.

Te puede interesar: “Adversarios quieren que entremos en polémica con la iglesia”, asegura AMLO

“El perdón no deja de lado la indignación ni la exigencia de justicia. Perdonar tampoco significa olvidar: si pudiéramos olvidar, no sería necesario perdonar. La verdadera virtud consiste en perdonar recordando, porque perdonar significa liberarnos de los resentimientos y la ira”, indica.

Por ello, adelantó, seguirá trabajando por la paz, pese a que dentro de la labor de evangelización que hacen, hayan sido víctimas de hechos que los lastiman, como es el caso del asesinato de los jesuitas a manos de miembros de un grupo delictivo que opera en la Sierra Tarahumara. Ante lo que adelantó que seguirán poniendo una y mil veces la otra mejilla, pero aclara que ello no implica “ceder ante la injustica”, sino que significa “denunciar lo injusto, pero sin ira ni violencia”.

“El perdón no deja de lado la indignación ni la exigencia de justicia. Perdonar tampoco significa olvidar: si pudiéramos olvidar, no sería necesario perdonar. La verdadera virtud consiste en perdonar recordando, porque perdonar significa liberarnos de los resentimientos y la ira”, concluye.