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Espectáculos

“En la cama con Edith González”

Entrevista a Edith González/ La Hoguera
Foto: Especial.

El 1 de julio de 2013, Edith González, quien se había mudado de Televisa a TV Azteca, platicó, en un foro después de hacer una escena en una cama de la telenovela Vivir a Destiempo , de lo que hasta ese día había sido su vida. He aquí lo que en ese entonces publiqué en MIlenio Dominical:

Sólo tenía 5 años cuando aprendió a ganarse la vida. Por iniciativa propia estudió en el extranjero para llegar a ser actriz. A los 14 años le llegó la fama y tuvo que lidiar con ella. Hoy Edith González es una mujer trabajadora, mamá y esposa de 48 años que se preocupa por ser cada día mejor.

¿Por qué decidió ser actriz?

Por una casualidad. A los 5 años me llevaron a ver un programa de Siempre en Domingo y ahí le dijeron a mis papás que necesitaban a una niña rubia de ojos azules porque se habían echado a perder los videotapes o algo así de otro programa y era urgente, así que me escogieron para ser hija de Rafael Baledón (1919-1994) y Martha Roth (1932) para un televiteatro.

¿Sus padres la metieron a estudiar actuación?

“Hice una carrera de 11 años donde transité del canal 2 al 8, luego al 13 y era parte de dos grupos, uno de René Cardona (1905-1988) y el otro de Antulio Jiménez Pons (1928) y Luis de Llano Palmer (1918-2012), y cuando regresé a Televisa Víctor Hugo O’Farril empezó a formar un grupo de posibles futuros actores hechos de las filas de Televisa, para ya no tomar prestados del teatro y cine, y los mandó a estudiar a Los Ángeles, aunque primero en la escuela de teatro de Televisa CEA, pero yo estuve muy poco, preferí irme al extranjero.

¿Por qué?

Tenía 16 años cuando preferí irme a Los Ángeles, California, a la escuela de Lee Strasberg porque consideré que parte del aprendizaje de estudiar fuera de México, no sólo es ir con un maestro diferente, sino con alumnos diferentes, y parte del crecimiento y aprendizaje debería ser convivir con actores de otros países, además de estar sola y enfrentarme a otro tipo de experiencias, donde no iba a hablar español y si así fuera, sería con gente que no conocía.

¿Sólo estuvo en Los Ángeles?

No, después estuve en Londres, donde me centré en el inglés y jazz, y París, estuve en el Centro de Danza Du Marais. También estudié Historia del Arte en la Universidad de la Sorbona, tuve cursos de mímica, interpretación, ballet, y, por supuesto, el dominio del francés. Al terminar me trasladé a Nueva York y cursé varias técnicas como la escuela de Uta Hagen y la escuela de Sanford Meisner pertenece al Neighborhood Playhouse. Fue una oteada pero muchas veces creemos que estas técnicas son iguales, pero no y hay que tomarla seriamente porque es una carrera, una profesión de mucho estudio, preparación constante y actualización.

Con todo esto, ¿perdió su infancia?

Mi adolescencia sí pasó sin ver, pero la infancia no, pues no era famosa, aquí el problema no es el trabajo, y mucha gente de Derechos Humanos va a poner el grito en el cielo pero yo no estoy en contra de que los niños trabajen. Yo fui una niña trabajadora, que no explotada, una gran diferencia, pero contribuí con esto de alguna forma al ingreso familiar y mucho a mi propia formación porque sentarme a estudiar en análisis de texto con Carlos Ancira (1929-1987), Magda Guzmán (1931), Sergio Bustamante (1934), Antulio Jiménez Pons o Juan José Arreola (1918-2001), entre otros, lo poco o mucho que haya podido entender, me hizo crecer, entender que los textos se tienen que analizar, pues leíamos desde Víctor Hugo hasta Charles Dickens. Eso me enriqueció profundamente la infancia. Quizá me distancié de algunos amigos, pero tuve una infancia privilegiada porque trabajé.

Así que usted está a favor de que los niños trabajen…
Estoy en contra de la explotación infantil más no de que los niños trabajen porque cada quien tiene que sobrevivir, vivir o gozar lo que cada ser humano entienda por vida, lo que le toco. Algunos trabajamos y me gustó; si volviera a nacer, lo haría otra vez como niña; fue padrísimo, quizá no como adolescente, pues en esta etapa es muy distinto porque hay envidias entre adolescentes, si sobrevivir la adolescencia es difícil, hacerlo como adolescente y trabajadora fue más complicado y como adolescente, trabajadora y famosa ¡fue un dolor de cabeza, espantoso!

¿Por qué lo dice?

Hice Los Ricos También Lloran (1979-1980), y fue horrible porque di el paso de infante a la pubertad y si eso ya era complejo, al tener cierta fama fue peor pues tuve que aguantar a los amigos que están en el mismo trance, que la mitad de la escuela te ame y la otra te odie por ninguna razón específica, más que tu trabajo, un niño no lo entiende, y en ese sentido, ojalá los niños pudieran trabajar pero no ser famosos.

Y comenzaron los protagónicos…
Nunca pensé protagonizar nada pues a los profesionales que yo admiraba de niña como Ofelia Medina (1950), Héctor Bonilla (1939), Carlos Ancira, Diana Bracho (1944), Beatriz Sheridan (1934-2006) y Ofelia Guilmaín (1921-2005), entre otros, ninguno era estrella, todos eran actores, y yo tampoco pensé en ser estrella, pues además protagonizar en televisión, cine o teatro te coloca en otro grado de responsabilidad laboral, pero llegó el protagónico de Bianca Vidal (1983), de grandes satisfacciones para Televisa pues fue el primer producto ‘del mundo mundial’ que compró China. Antes que la Coca-cola o McDonals, México entró a China gracias a esta telenovela, pues mi fenotipo funcionó en los países orientales, y fue cuando empezó mi carrera como figura.

¿Cómo sobrellevó la fama?

¡Como El Borras, a golpe y porrazo!, en ese entonces no había eso de ir al psicólogo, y a cosas preciosas como llegar a un estadio y que la gente comenzara a echarme porras sin importar que estuviera hablando alguien, pero esto jamás se daba a conocer porque a quien interrumpían era a uno de los propietarios de Televisa. La fama construye y destruye como todo en la vida, el oxígeno me da vida, pero al mismo tiempo te matará porque oxida, en la vida todo tiene dos caras.

¿Está de acuerdo en el término de “caja idiota” para la televisión?

Crecí en una generación donde la televisión exportaba un tipo y modo de vida de lo que era México y eso es importantísimo. Cuando la gente quiere minimizar el impacto de la televisión a una anécdota porque una telenovela está en otro país, no, es trabajo y es vender un modo de vida de lo que somos los mexicanos. En este momento donde las noticias que corren sobre nosotros son de narcotráfico y violencia, es muy importante que la televisión venda a México como un país de familia, de gente trabajadora que puede pensar en la dulzura, ternura y amor, y como no podemos sustraer la realidad, donde también hay violencia.

En su reciente telenovela, _Vivir a Destiempoa, se aborda la violencia hacia la mujer…

Se ha tocado mucho lo de la mujer golpeada en telenovelas mexicanas, pero por alguna razón que aún no logro comprender, no como en Vivir a Destiempo, de manera cruda y eso hizo que funcionara ya que muchas mujeres se sintieron identificadas con mi personaje, Paula. Esta telenovela retrató la realidad y planteó que las mexicanas que pueden vivir violencia intrafamiliar pueden salir adelante, así que cumplió con los dos cometidos de un buen melodrama, retratar la realidad, y al mismo tiempo ser aspiracional.

¿Su trabajo en los foros no le ha restado tiempo para estar con su familia?

Es viviendo, sufriendo y padeciendo muchos hogares rotos, y cuando la madre no trabaja fuera del hogar vemos a muchas madres abusadas, mucho maltrato, familias disgregadas o dolorosamente unidas. Cuando la mujer se empodera a través del trabajo se vuelve menos vulnerable a los maltratos intrafamiliares, es una moneda de dos caras y quizá de cuatro, y esto es un reto que como sociedad tenemos que enfrentar. ¿Cómo lo vivo yo?, tomo la decisión de trabajar y de que mi hija vea a una mujer feliz, ejerciendo su profesión y contenta de estar con ella. Quiero que mi hija (Constanza, en ese entonces de 9 años) sienta que las mujeres tenemos derecho, sin que se nos juzgue o maltrate, a ser felices, así que para mí es una ecuación que es más fácil de ejercer con una madre que trabaje, no dependiente económicamente de otro ser, aunque tu pareja (su esposo Lorenzo Lazo) pueda darte toda la mano, pero es importante tener esa independencia psicológicamente hablando. Es muy complejo pero necesitamos compañías mucho más sensibles para entender que si México está hoy de cabeza es porque no se dan las facilidades horarias a los trabajadores para ejercer como padres de familia, tenemos que hacer algo así como las tan de moda compañías ecológicamente amigas, hay que crear las socialmente amigas, no a través de fundaciones, sino de horarios que permitan a los padres compartir más tiempo con sus hijos.

¿Los llamados “ninis” son resultado de este tipo de rupturas familiares?

Desconozco cuál es la problemática de los ‘ninis’. Los casos que conozco se han dado por un excesivo consentimiento de los padres, los cuales no les dicen que de ‘aquí en adelante se te acabó la beca’ y no los ponen a trabajar para salir adelante, pero sí nos han empapado los medios sobre cuáles son las problemáticas de los niños en vulnerabilidad y de acceso a narcóticos y encontramos que son familias separadas, disfuncionales y por eso digo que no es un valor de las mamás, hay que ver cómo están ellas. Se tiene que hacer toda una labor social que no solamente ayuden a niños con discapacidad física, pues hay discapacidades emocionales que quizá sean mucho más profundas, marcadas y las estamos padeciendo ahora.

¿Cómo diría que está hoy con la vida?

“Le debo muchas sonrisas, también lágrimas, pero estoy profundamente agradecida por la vida que me ha tocado o la que escogí porque no he dejado de ser el ser humano que soy, con mis defectos que son muchísimos, y con mis virtudes que también no son pocas. Nací en un hogar privilegiado, en el sentido humano, con gente muy inteligente a mi alrededor, mi madre, padre y hermano, el conjunto de estos tres seres, la influencia que ejercen sobre mi forman parte importante de lo que soy, y eso se refleja en mi quehacer profesional. Amo esta carrera que me ha permitido viajar, estudiar y todavía más fuerte, ser escuchada. Al final del día soy la misma persona desde que nací: Edith González Fuentes, hija de Ofelia y Efraín”.

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