Empresas anteponen intereses de mercado a la salud de los mexicanos: Fabio da Silva Gomes

Productos como el tabaco, alcohol, alimentos chatarra y bebidas azucaradas están deteriorando la salud de los mexicanos, así como su productividad. Esto de acuerdo con la conferencia de prensa que se realizó esta mañana en el Gran Salón del Gran Hotel de la Ciudad de México.

Fabio da Silva Gomes, asesor en nutrición de la Organización Panamericana de la Salud, que forma parte de la Organización Mundial de la Salud, señaló que el alcohol, el tabaco y los alimentos chatarra y bebidas azucaradas están impactando la productividad en México y América Latina, con lo reduce los años de vida de calidad.

Sobre esto, ahondó señalando que, en la región, tan solo en 2017, se estima que los latinoamericanos perdieron 112 millones de años al considerar a personas que fallecieron de manera prematura o enfermando, perdiendo la oportunidad de «disfrutar la vida». “Tenemos una población que tiene peor capacidad de aprender y de producir”, agregó.

Aunado a ello, comentó que, entre las consecuencias sociales, la obesidad provoca una menor oportunidad de ingresar en el mercado laboral, representando también una limitante en el ingreso de las personas. Según datos de la OCDE, mencionó, se identificó que los ingresos de las personas obesas son 10% menores que los de aquellos que no lo son, siendo esto una penalización por parte de las empresas que no tienen nada que ver con los gastos del trabajador.

El también doctor en Salud Colectiva comentó que las empresas tienen influencia en la vida de las personas a través de tres prácticas principales, mediante los cuales, en ocasiones, lo hace de manera negativa en la búsqueda de la ampliación de su mercado sobrepasando el interés público de la salud en general de la ciudadanía. En México, comentó junto a los otros ponentes, puede notarse en la industria alimentaria de bebidas azucaradas, bebidas alcohólicas y tabaco

La primera de esos tres factores es la publicidad, la cual dirigen principalmente al público más joven, dado que, según se comentó en la mesa, el inicio temprano de cierto modo de alimentación aumenta hasta en 90% la posibilidad de que esta dieta se afiance por el resto de la vida.

El segundo de ellos es el factor tributario, es decir, los impuestos. Sobre esto, dijo, las empresas buscan, algunas veces con el cabildeo político, que se mantengan bajos para que sus productos continúen siendo asequibles, dejándolos al alcance de las posibilidades económicas de un sector mayoritario de la población.

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El tercero es la adopción de políticas que mantienen estas empresas. Su actividad política busca involucramiento con la comunidad, esto lo logran con un acercamiento con escuelas para que busque ser reconocido por ser “amigables” con ello, financiando escuelas, por ejemplo; otro tema es la interferencia sobre la ciencia, buscando financiar estudios que van en favor de sus productos, tiene la capacidad de influenciar en la decisión política, sosteniendo la duda sobre la relación de esos productos con las enfermedades.

Érick Antonio Ochoa, director de Iniciativas para el Control del Tabaco en Fundación InterAmericana del Corazón, México, mencionó que siempre que se estaba buscando un aumento tributario de este tipo de productos, inmediatamente llegaban las principales firmas y detenían cualquier posible avance.

Además denunció cómo las mismas empresas se encuentran asesorando las campañas contra las adicciones como #NoEstáChido, en donde se habla del tabaquismo en jóvenes pero en el comité de asesores se encuentra la British American Tabaco, cosa que no debería suceder en ese tipo de campañas puesto que en varias ocasiones buscan dar una imagen de autorregulación para frenar algunas iniciativas que permitirían una mayor intervención gubernamental y control sobre la venta de esos productos.

Finalmente, dijo que están intentando incidir positivamente con el nuevo gobierno para que este tipo de prácticas descritas sean detectadas de una manera más rápida y no haya esta sobreposición en las agendas ni continúe un discurso que favorece a las industrias que simulan estar haciendo cosas que parecen ser positivas, como campañas de responsabilidad social, que en realidad tergiversan los mensajes.