El sepulcral silencio de la secretaria de Gobernación

No es un secreto, desde hace unas semanas la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero está cada vez más lejos del ojo del huracán. Ya es más normal verla en el Senado —de donde tiene licencia y puede volver cuando quiera— que cerca de Andrés Manuel. De aparecer en público con el poderoso gabinete de seguridad ya mejor ni hablemos.

Desde la campaña presidencial se sabía que la victoria de Andrés Manuel significaría dividir la Segob para crear la nueva Secretaría de Seguridad a cargo de Alfonso Durazo. Pero más de una tarea primordial aún sería desempeñada desde Bucareli. Eso en el papel ya que, en la práctica, los recortes no han parado y no solo en el ámbito presupuestal.

La línea de los medios públicos pasó a manos de Jenaro Villamil y la ‘BBC mexicana’, quien le responde directamente al vocero Jesús Ramírez. Apenas la semana pasada la gestión de la política migratoria cayó en la cancha de Marcelo Ebrard, concretándose con la salida de Tonatiuh Guillén del Inami para hacer espacio a Francisco Garduño, una de las fichas del canciller desde que era el mandamás de la policía capitalína.

Por respeto, obviemos que, apenas unos días después de nombrar a Alejandro Encinas como subsecretario de Derechos Humanos, el mismo Andrés Manuel comenzó a pregonar que la Segob era, «en los hechos, la secretaría de los Derechos Humanos’. Acompañando el apodo con un amplio programa de apertura, adelantando que permitirá a todos ver los oscuros sótanos de Gobernación.

Y bueno, ya ni eso. Hoy el presidente y los machuchones del gabinete de seguridad presentaron el curso en materia de constitucionalidad que será obligatorio en la nueva Guardia Nacional. Dos de los temas que definen la trayectoria de la ministra, la Constitución y la defensa de los derechos humanos. Oh, sorpresa, la secretaria de Gobernación tampoco acudió al evento.

Si el silencio no bastara, ahora fluye que el área de Comunicación Social de la Segob desaparece luego de la salida de uno de los decanos del trato entre el PRI y la prensa, Héctor Gandini, quien se va a Salud —algunos chistes se cuentan solos—. Siendo Zoé Robledo, el exsubsecretario de Olga, quien lo mandó llamar. La otrora poderosa Secretaría de Gobernación cada vez tiene menos atribuciones en la 4T y, ahora, Olga no tendrá ni voz institucional. Quien entendió, entendió.

García Harfuch, el nuevo favorito

Cuando parecía que la paz volvía a la Procuraduría de la CDMX, llegó la noticia de que Luis Felipe Valdez (ahora ex Director de Antisecuestros) había sido destituido de su cargo por «malos resultados».

Gente cercana a la Procuraduría General de Justicia nos contó que Omar García Harfuch llegó con toda la autoridad (con la bendición de Sheinbaum, obviamente) para realizar «todos los cambios que crea convenientes y necesarios».

Además de contar con el apoyo de la jefa de Gobierno, la procuradora, Ernestina Godoy, ve a García Harfuch como un salvador, incluso este lunes declaró que es «el mejor policía de México».

El jefe de a PDI habría visto el historial de Felipe Valdez y con un vistazo concluyó que tenía que salir.

Felipe Valdez organizó el operativo de rescate de una persona el pasado 15 de mayo en la alcaldía de Iztapalapa, donde murió el policía Mario Cortés y dos detectives resultaron heridos.

Cuando García Harfuch le comentó a la procuradora, ella no lo pensó dos veces y tuvo que pedirle su renuncia. Además, Valdez estaba encargado del caso Norberto, el cual como ya comprobamos, ha sido un viacrucis por la poca eficacia de las autoridades.

Con Felipe también se fueron Benjamín García López, titular del área de inteligencia, y José Carlos Villarreal, quien encabezaba la Fiscalía para la Investigación de Delitos cometidos por Servidores Públicos. Ojalá los cambios que vengan sean para bien, porque al final los que sufren las malas decisiones o el poco profesionalismo de las autoridades son los ciudadanos.