El papa Francisco participó este fin de semana en el IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares, evento donde declaró que de la pandemia el mundo no saldrá igual y advirtió que retornar a los esquemas anteriores sería “verdaderamente suicida».

Durante su participación el líder de la iglesia católica opinó que la pandemia transparentó las desigualdades sociales. Aunque reconoció que hubo Estados que reaccionaron escuchando a la ciencia y poniendo límites para garantizar el bien común, subrayó que migrantes y trabajadores informales sin ingreso fijo se vieron privados de los apoyos, lo cual agravó su pobreza y les expuso.

El papa Francisco consideró que el cambio personal es necesario, pero consideró vital ajustar los modelos socioeconómicos para que tengan «rostro humano». Apelando a ello, en nombre de Dios pidió a los grandes laboratorios liberar las patentes de las vacunas contra la Covid-19 dado que hay países donde solo entre 3% y 4% de su población fue vacunada.

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Entre otras cosas, también llamó a los grupos financieros y organismos internacionales para que condonen las deudas contraídas por países contra los intereses de sus pueblos; a las corporaciones extractivas, inmobiliarias y agrícolas pidió dejar de destruir los bosques, humedales y montañas; y a las grandes corporaciones alimentarias les llamó a no imponer sus estructuras monopólicas de producción y distribución para inflar precios a costa de la hambruna de los países.

El exarzobispo de Buenos Aires, Argentina opinó que la iglesia debe recoger los valores de solidaridad, subsidiariedad, participación, bien común y tener una opción preferencial por los pobres. Ante los cuestionamientos por retomarlos para sus discursos y gestión de la iglesia católica se dijo entristecido, pero consideró que esos dichos provienen de “la trama de la post-verdad que busca anular cualquier búsqueda humanista alternativa a la globalización capitalista».

Finalmente, el Papa Francisco declaró que de crisis como la pandemia nunca se sale igual, de modo que era la oportunidad de salir mejor o se saldría peor. Por ello, convocó a romper la aceptación dócil de que no hay alternativas y la resignación a refugiarse en el «sálvese quien pueda».