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Cultura

Cine Qua Non Lab convoca a perfeccionar guiones en Tzintzuntzan

El guionista Jesús Pimentel Melo, nominado al Oscar estudiantil por el cortometraje con el que se tituló de la Escuela de Cine de la Universidad de Columbia, que fundó Milos Forman, organiza desde hace poco más de una década dos talleres en el municipio michoacano de Tzintzuntzan, que buscan que los participantes aprendan a rehacer sus historias para que puedan ser leídas de manera eficiente en cualquier lugar del mundo.

Su organización Cine Qua Non Lab realiza desde 2008 un taller de revisión de guion en inglés y desde 2017 otro en español, que se han traducido en películas exitosas en la cartelera mexicana como la durísima cinta sobre migrantes centroamericanos La jaula de oro (Diego Quemada-Diez), la más comercial Museo (Alonso RuizPalacios, 2018) o Tamara y la catarina (Lucía Carreras, 2016), aunque los talleristas van de todo el mundo.

“Nos preocupamos mucho porque haya un contenido en los guiones, que el autor quiera contar algo y que sea una mirada fresca y original con la que nos esté contando”, refiere en entrevista telefónica Pimentel Melo sobre cómo se selecciona a los talleristas cada año, entre los que estuvieron en su primera edición Quemada-Diez, Manuel Alcalá y Carreras.

“A final de cuentas nos importa mucho no el género, sino que tenga una dimensión y escala humanística, que el autor esté hablando de cosas con las que cualquier sociedad del mundo se pueda identificar, que lo pueda entender”, añade el guionista y abogado de formación.

Pimentel Melo, ganador de la beca Fulbright-García Robles en 2005 para estudiar cine en la Universidad de Columbia, pone de ejemplo que La jaula de oro, Museo o Tamara y la catarina no son películas con muchos diálogos, sino de acciones y narrativas.

“Buscamos que haya un interés del autor por querer decir algo. Y con nosotros viene a reaprender a decirlo de manera correcta, eficiente, para que tenga atractivo con las audiencias. Eso nos interesa mucho”, resume el autor del corto Miramelinda, nominado en 2011 al Student Academy Awards Oscar y que recibió un año después una Diosa de Plata.

El más reciente taller en inglés se realizó en agosto; y ahora está abierta hasta el 15 de octubre la convocatoria para su par en español, que se realizará durante dos semanas el año próximo, del sábado 1 de febrero al jueves 13 de febrero, con sólo 12 afortunados seleccionados por un jurado de entre las casi 200 postulaciones que se reciben en promedio.

Cuenta que el primer taller surgió cuando un grupo de amigos cineastas se reunieron para decir qué hacer después de la Escuela de Cine de Columbia University. Y en la comunidad rural de Tzinzunzan, a unos 50 kilómetros de Morelia, se pusieron a trabajar sus guiones. El grupo estaba formado por él, Jeannie Donohoe, Julie Buck, Luis Trelles y Sarita Khurana.

“Esta región donde ofrecemos el taller tiene una vocación natural para la escritura, para la introspección, porque se realiza en una comunidad rural, ni siquiera es la ciudad de Tzintzuntzan, sino al lado; no hay internet ni celular, eso te obliga a estar con tus pensamientos, a empezar a generar pensamientos más largos, que es lo que les pasa a los talleristas cuando vienen, y a estar en contacto directo con lo que genera tu mente”, dice.

Así surgió Cine Qua Non Lab, organización sin fines de lucro que encabezan Pimentel con Khurana, Lucila Moctezuma, Christina Lazardi y Ladimer Haluke y que recibió este año la beca Film Craft de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood.

Pimentel afirma con orgullo que el taller de Tzintzuntzan tiene mucho prestigio fuera de México. “Es la primera vez que la academia del Oscar da una beca fuera de Estados Unidos, que implica un apoyo financiero y el reconocimiento que valida a la organización”.
Explica que el taller está dirigido a profesionales en proceso de revisión de sus guiones.

“Lo que hacemos es revisar el guion para darle mejor estructura. La idea es que salgan del taller con la mejor versión posible de su guión, a eso nos dedicamos durante dos semanas”. Al año, explica el director de Cine Qua Non Lab, se reciben en promedio 180 postulaciones de todo el mundo, se eligen 30, que revisa un jurado internacional, y al final quedan 10.

Reconoce que el taller es costoso, aunque gestionan becas para los talleristas con auspicios privados y públicos. “En promedio se cobra a los participantes unos mil 200 dólares, que les permiten tener la asesoría intensa con académicos de mucho rango, para un curaduría
intensa de dos semanas, retroalimentándose; hospedaje, comida y servicios”, detalla.

Pimentel Melo adelanta en la charla que los talleristas tendrán como mentores ni más ni menos que a Senel Paz, narrador cubano más conocido por la adaptación de su cuento El lobo, el bosque y el hombre nuevo, que se convirtió en la película más famosa de la historia del cine cubano, Fresa y Chocolate (Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, 1994).

También la guionista de cabecera de los mayores éxitos de Arturo Ripstein, la esposa del cineasta, Paz Alicia Garcíadiego, cuya amplísima trayectoria fue reconocida el 24 de junio pasado con un Ariel y que según Pimentel Melo es la primera vez que acepta dar talleres.

Ana Sanz-Magallón, story editor y coordinadora de guiones con dos décadas de experiencia para más de una treintena de guiones realizados en España, tres de los cuales han ganado premios Goya en tres años consecutivos de 2008 a 2010: Bajo las estrellas, de Félix Viscarret, El truco del manco, de Santiago Zannou, y Tres días con la familia, de Mar Coll.

“Es un taller efectivamente muy costoso, sobre todo porque nos preocupa siempre traer academia de muy alto rango, mentores que de verdad sepan hacer el trabajo en términos de narrativa, que de verdad sepan de lo que están hablando y cómo deben ayudar a un grupo internacional, porque una de las grandes virtudes del taller es la diversidad en términos de nacionalidades, eso le da una riqueza extraordinaria, porque los autores, a través de ese ejercicio aprenden a llevar su historia a que sea leída y entendida en todas las latitudes”.

También garantizan que los académicos estén vinculados con la industria del cine, porque una vez que terminan los talleres, recomiendan a los participantes a otras instituciones o mercados, con los que tiene buenas relaciones, como el Festival Internacional de Sundance.

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