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Cultura

«Pero allí donde usted nada, ella se ahoga»: la triste historia de James Joyce, su hija y Carl Jung

Foto: Especial

Un día como hoy, pero de 1941, falleció James Joyce, autor irlandés. Su obra más famosa fue Ulises, relato cercano al psicoanálisis que narra la historia de un hombre y uno de sus días. Se narran los procesos mentales y existenciales que se cruzan con el sujeto, en más de 1000 páginas cercanas a lo que muchos describen como locura.

De Joyce se ha escrito mucho. En particular en Latinoamérica escritores como Fernando del Paso y José Donoso le rindieron culto. Obras como José TrigoEl obsceno pájaro de la noche están plagadas de estructuras «joycianas».

Uno de los autores más cercanos al irlandés fue el argentino Ricardo Piglia, a quien se le recuerda como autor de Blanco nocturno y de otras novelas aclamadas por la crítica internacional.

En el texto de Piglia «Los sujetos trágicos» retoma la relación profunda de Joyce y las enseñanzas psicoanalíticas, y la relación del autor de Retrato de un artista adolescente  y el estudioso de la psique, Carl Jung.

Piglia escribe sobre Joyce: «Mientras estaba escribiendo el Finnegans Wake era su hija, Lucía Joyce, a quien él escuchaba con mucho interés. Lucía terminó psicótica, murió internada en una clínica suiza en 1962. Joyce nunca quiso admitir que su hija estaba enferma y trataba de impulsarla a salir, a buscar en el arte un punto de fuga. Una de las cosas que hacía Lucía era escribir. Joyce la impuslaba a escribir, leía sus textos, y Lucía escribía, pero a la vez se colocaba cada vez en situaciones difíciles, hasta que por fin le recomendaron a Joyce que fuera a consultar a Jung».

Para el análisis de la obra del escritor irlandés, la relación con las mujeres que amó en su vida fue fundamental. Piglia retoma este punto y menciona el trágico desenlace de Lucía Joyce, quien sería tragada por una enfermedad que la medicina de su época no pudo tratar:

«Estaban viviendo en Suiza y Jung, que había escrito un texto sobre el Ulises y que por lo tanto sabía muy bien quién era Joyce, tenia ahí su clínica. Joyce fue entonces a verlo para plantearle el dilema de su hija, y le dijo a Jung: ‘Acá le traigo los textos que ella escribe, y lo que ella escribe es lo mismo que escribo yo’, porque él estaba escribiendo el Finnegans Wake, que es un texto totalmente psicótico, si uno lo mira desde esa perspectiva: es totalmente fragmentado, onírico, cruzado por la imposibilidad de construir con el lenguaje otra cosa que no sea la dispersión. Entonces Joyce le dijo a Jung que su hija escribía lo mismo que él, y Jung le contestó: ‘Pero allí donde usted nada, ella se ahoga’. Es la mejor definición que conozco de la distinción entre un artista y… otra cosa, que no voy a llamar de otro modo que así».

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