Día de muertos, ¿una tradición más católica que prehispánica?

Las celebraciones de Día de Muertos son completamente identificables como algo mexicano. No obstante, para varios autores esto no significa que sea una herencia del mundo prehispánico pese a la tradicional flor de cempasúchil y la constante aparición de calaveras, catrinas y otras representaciones que parecieran la evolución de los viejos tzompantlis y otras deidades.

El historiador estadounidense Stanley Brandes señala que sería normal pensar que desde la conquista española los mexicanos comenzaron a celebrar el Día de Todos los Santos y el Día de las Ánimas como festividades católicas. Esto coincide con la visión de la fallecida historiadora Elsa Malvido, de la Dirección de Estudios Históricos del INAH, quien sostenía que el origen de esta tradición es profundamente romano dado que como muestra se encuentran los altares que se acostumbran en Argentina, Chile y Perú, así como en Italia, concretamente en Sicilia, donde también se tiene la creencia de que los familiares muertos regresan y traen juguetes a los niños.

Según la experta, la tradición rescatada en Francia por el abad de Cluny en el siglo XI fue aceptada por la iglesia romana casi 200 años después. En esta, en las iglesias se exhibían los restos, tesoros y reliquias para que la gente rezara por el perdón de sus pecados, sin embargo, a su traslado de dichas actividades desde España, también comenzaron a hacerse los primeros dulces de azúcar que imitaban dichos restos y fueron conocidos como ‘alfeñiques’ que son aún tradicionales en estas fechas.

El sacerdote capuchino Fray Francisco de Ajofrin, ya escribía en el siglo XVIII sobre la existencia de estas figuras en México: «antes el día de los difuntos venden mil figuras de ovejitas, carneros, etc., de alfeñique, y llaman ofrenda, y es obsequio que se ha de hacer por fuerza a los niños y niñas de las casas de su conocimiento. Venden también féretros, tumbas y mil figuritas de muertos, clérigos, frailes y monjas de todas las Religiones, obispos, caballeros, cuyo gran mercado y vistosa feria es en los portales de los mercaderes, a donde es increíble el concurso de señoras y señores de Méjico la víspera y día de Todos los Santos».

Durante el siglo XIX, la celebración tendría cambios importantes debido a su traslado a nuevos espacios. Según el autor estadounidense, no siempre era bien vista la visita nocturna a los cementerios puesto que las festividades en ellos escandalizaban a las «élites ilustradas» de la época en su intento de expulsar a la muerte de la vida social, lo cual demuestra que aún continuaba siendo un elemento extraño en la celebración del “Día de Muertos”.

Esto también es resaltado por la investigadora mexicana, quien señalaba que los panteones se volvieron «espacio de la verbena» tras la exigencia de las autoridades para exhumar a los muertos de las iglesias para evitar una nueva pandemia de cólera morbus . De esa manera, el envío de los cementerios fuera de los poblados provocaba que se adornaran las tumbas con mantones Manila con encajes, por lo que encima de sus muertos consumían sus alimentos y bebidas tal como hoy ocurre en muchos lados del país.

No obstante, lejos de verse como algo extraño o como un intento de ir en contra de las festividades propias, lo interesante es ver a través de esta evolución de las tradiciones a través de una serie de decisiones que parecerían ajenas a las expresiones culturales.

La adaptación a los “nuevos tiempos” parece continuar, y el último ejemplo pareciera ser el ocurrido en la Ciudad de México, donde la grabación de una película de James Bond (Spectre, 2015) ha provocado que se hayan empezado a realizar desfiles que, al menos con el concepto que estos tienen, no habían existido pero que han sido vistos como una manera más de “mantener” las tradiciones e incluso como la posibilidad de beneficiar el turismo.

Por último, se suma una nueva valorización después de que Hollywood continuará tomando esta celebración como escenario principal en ‘Coco’ de Disney/ Pixar, película que en 2017 alcanzó una gran aceptación a nivel mundial además de difundir parte del folkor mexicano.

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