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Cultura

Ven al cine como una forma de confrontar la realidad, no de evadirla

Fernanda Solórzano y Alonso Díaz de la Vega diseccionan el cine mexicano
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«Yo no creo que el cine tenga la obligación de hacernos olvidar nuestra realidad. Al contrario, es una forma de confrontarla», afirmó la crítica de cine, Fernanda Solórzano, en una charla en la Cineteca Nacional.

Dentro del marco de actividades del Mercado Industria, Cine y Audiovisual (MICA), Fernanda Solórzano y el también crítico Alonso Díaz de la Vega, sostuvieron una charla sobre las influencias del devenir social en la producción cinematográfica, el estado actual del cine mexicano y la labor de la crítica, entre otros temas.

El diálogo comenzó con comentarios del influjo del entorno social en el trabajo de los directores. Al respecto, Fernanda Solórzano expresó que existe una retroalimentación constante entre el arte y su público, así como con la propia biografía del autor: «todo director filtra su idiosincrasia», comentó.

También aseguró que el cine puede ser usado como un espacio de catarsis, en donde el público pueda ver algo «no seguro» sin temer por su propia integridad, así como para imaginar ser otra persona o identificarse con personajes que exhiben una moral discutible o deliberadamente retorcida, pues el cine no debería verse como un manual de experiencia.

El cine mexicano también fue motivo de discusión, al respecto del cual Solórzano expresó cierta desilusión por no ver una película mexicana reciente que se haya filtrado en la conciencia de los espectadores; menciona que una de las razones sea quizás porque el cine mexicano «aún no es tan duro como su realidad».

Ante la opinión de Díaz de la Vega, acerca de que no presenciaba herederos de directores consagrados, como Juan Bustillo Oro o Felipe Cazals, su interlocutora declaró que en su apreciación sí hay artistas actuales con influencias previas, y citó a Amat Escalante como un cineasta que trata miedos completamente «mexicanos», tales como la inseguridad en el país o la violencia del crimen organizado, ante lo que expresó: «Es terrible que lo que nos identifique sea la sensación de vulnerabilidad». Llamó también a desconfiar de las «recetas», y afirmó que la creación debe ser una mezcla de espontaneidad, sensibilidad ante el entorno y libertad creativa.

Posteriormente, el crítico Alonso Díaz de la Vega abordó la producción de comedias románticas en México; a su juicio, muchas veces están concebidas desde la fórmula. Aseguró que su valor estético deja mucho qué desear, comparando su propuesta visual y los ingresos que reciben, como un mal trato, pues «dan poco y reciben mucho».

Relacionó esta falta de calidad técnica como un problema generalizado en las escuelas de cine, pues considera que a menudo homogeneizan las propuestas: «Las escuelas de cine hacen más exorcistas que cineastas (…) están obsesionados (los estudiantes) con exteriorizar sus demonios, pero no están muy inmersos en una cultura cinematográfica»; aseguró que la pericia de narrar proviene de ver cómo narran otros. De ahí la importancia de que los estudiantes de cine sean, ellos mismos, cinéfilos.

Fernanda Solórzano, por su parte, declaró que muchas de esas producciones del circuito comercial mexicano dejan ver el clasismo de sus propuestas, reciclando estereotipos y reafirmando prejuicios, aunque aseguren que buscan lo contrario: «Muchas películas que dicen tener una agenda social siguen reproduciendo esquemas de desigualdad»,  al mismo tiempo que nos dicen la percepción que tienen sobre su público, del que a menudo terminan burlándose o representándolo acorde con convencionalismos racistas, clasistas y machistas.

Hacia el final de la charla, ambos manifestaron su visión favorable acerca de los servicios de streaming, tales como la plataforma Filmin Latino, al verlas como posibilidades a explotar, sobretodo considerando las actuales dificultades en exhibición. Solórzano expresó que existe interés por el cine mexicano, pero falta accesibilidad; por tanto, aseguró que ella busca privilegiar en sus críticas las películas de perfil comercial bajo, pues coincide con lo que comentó también su acompañante: la crítica de cine (también) como labor de difusión.

El evento terminó con una ronda de preguntas por parte del público, entre los que se encontraba el director del IMCINE, Jorge Sánchez Sosa, quien ante una de las preguntas de una joven directora que aseguró faltaban estímulos y apertura en las instituciones, contestó que están conscientes de las carencias y que están tratando de subsanarlas con diversas estrategias, tales como la semanas de cine mexicano en tu ciudad, o la consideración de abrir convocatorias para apoyar óperas primas y películas de bajo presupuesto.

 

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