Nación
Sexenio de Calderón fue el gobierno del presidente ‘Mayo’ Zambada: Jesús Lemus
En 2008, el periodista Jesús Lemus Barajas fue secuestrado por investigar los nexos de Felipe Calderón con el narcotráfico. Sería en el Centro de Observación y Clasificación de Puente Grande en donde, reporteando, se haría con el expediente negro de Genaro García Luna. En esta primera parte de su entrevista para La Hoguera, el autor de ‘El Licenciado’ narra como un fraude electoral desembocó en el gobierno de Ismael ‘El Mayo’ Zambada sobre México, en donde la Secretaría de Seguridad Pública se dedicaba a los shows mediáticos en vez de a combatir al crimen.
¿Cómo fue el proceso de investigación, los testimonios que recabaste, la documentación?
El libro ‘El Licenciado’, que publico bajo el sello de Harper Collins, ya lo estaba preparando, de alguna forma, desde hacía varios años. Estuve dentro de prisión, de manera injusta, justamente en el gobierno de Genaro García Luna y Felipe Calderón. Genaro García Luna es el que me hace todo el expediente, arma todo el show mediático y dice que yo soy un gran narcotraficante, es el que prácticamente me refunde durante 3 años y 5 días en la cárcel federal de Puente Grande.
En la cárcel de Puente Grande yo estuve con los reos más notables que puede haber en la ‘selección nacional’ del crimen en México. Entre ellos dos que fueron los socios justamente de Genaro García Luna: Alfredo Beltrán Leyva, jefe del Cártel de los Beltrán Leyva, y Sergio Enrique Villareal Barragán, el que fue jefe de sicarios de los Beltrán Leyva.
Esa información que en su momento me dieron ellos yo la contuve, no la quise publicar todavía, pero la estaba preparando. Dije ‘en algún momento voy a publicar algo sobre Genaro García Luna’. Afortunadamente se da la detención de García Luna en diciembre del 2019 y decidí apresurar el paso con este proyecto y nada más fue corroborar cierta información.
Lo hice a través de muchos miembros activos del Cártel de los Beltrán Leyva, del Cártel de Sinaloa, del Cártel de la Familia Michoacana, de Los Caballeros Templarios, de los Arellano Félix y del Cártel de Juárez. Toda esta información ya contenida la fui corroborando, para tenerla de manera más clara, con exagentes de la CIA, agentes en activo de la DEA y del FBI, y también con miembros activos y en retiro del Centro de Investigación y Seguridad Nacional. Muchos de ellos también compañeros de Genaro García Luna en su momento.
Esto lo soporto también con otra serie de documentos que solicité a través de portales de transparencia, documentos que me filtraban del propio CISEN, ahí los planteo y que muchos de esos documentos están contenidos en www.ElLicenciado.mx. Ahí hay una serie de documentos, organigramas del CISEN y otros documentos no oficiales, también documentos obtenidos de las áreas de transparencia de diversas dependencias que van corroborando lo que yo voy diciendo.
Es un libro completamente con versiones desde lo subterráneo. Lo que yo busco aquí, y creo que es la importancia de este libro, es que es la versión que se conoce de García Luna desde adentro de los cárteles de las drogas. No es la versión oficial dada por el gobierno norteamericano, no es la versión dada por el gobierno mexicano, es la versión de quienes lo conocieron íntimamente en el campo del actuar. Agentes de la CIA, del FBI, de la DEA, del CISEN y, por supuesto, principalmente miembros del crimen organizado en activo.
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Abres con la reunión entre ‘El Mayo’ Zambada y los Beltrán Leyva, la cúpula del Cártel de Sinaloa en ese momento, cuyo objetivo es sobornar a Felipe Calderón en pleno fraude del 2006
Decido abrir con ese capítulo porque pienso que claramente establece quienes eran los cárteles de las drogas y quién era Felipe Calderón, que venía de un fraude monumental. A él le valió madre todo, buscaba posicionarse con los grupos que, él consideraba, podrían ser de importancia durante su gobierno. Para esto, así como consideró a los empresarios, a la Iglesia católica, grupos de los sectores productivos, sindicatos incluso, también contempló al crimen organizado.
Por eso decido entrar con esta historia, vertida directamente desde su actor principal que fue Sergio Enrique Villareal Barragán, quien lo cuenta. De ahí surge todo un hilo conductor, cómo es que él se acerca a Felipe Calderón tras recibir la encomienda y todo va dándose por añadidura. Todo lo que va dándose dentro del texto, va dándose dentro del contexto de la reunión que yo he llamado ‘la reunión de Culiacán’, de septiembre de 2006.
No quiere decir que en ‘El Licenciado’ hable solo de los 6 años de gobierno de Felipe Calderón. En este libro se comprende todo el historial de García Luna, sus 27 años en la administración pública. Desde que se inició en el CISEN en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, siguió con el gobierno de Ernesto Zedillo, luego Vicente Fox lo lleva a formar AFI, Felipe Calderón le entrega la Secretaría de Seguridad Pública. Hasta en la administración de Enrique Peña Nieto, sin ser funcionario García Luna, todavía tenía mucha injerencia en la asignación de contratos de servicios de inteligencia.
Irónicamente, el propio Calderón te da hasta cierto punto la razón en su libro ‘Decisiones difíciles’, cuando narra cómo decide ‘ascender’ al Gabinete de Seguridad de Vicente Fox
Eso es lo que hace finalmente Felipe Calderón y desde ahí deja ver su falta de oficio político, concretamente su falta de visión para gobernar un país. Felipe Calderón pensó que estaba recibiendo la ‘tienda de raya’ de algún hacendado y que le tocaba administrarla nada más. Nunca pensó realmente por el bienestar de los mexicanos, por eso es que toma decisiones tan a la ligera y tan estúpidas como solo ascender a un grupo de funcionarios que trabajaban en una administración, para darle continuidad justamente a esa administración.
Eso lo que nos revela es la nula, la opaca personalidad de Felipe Calderón, quien no se metió en preocupaciones. Para él fue muy cómodo dejarse gobernar prácticamente por Genaro García Luna. Porque a final de cuentas, Genaro García Luna es el que gobierna a Felipe Calderón dentro de la administración pública.
Y Genaro García Luna, a su vez, respondía a los cárteles
Por supuesto, Genaro respondía, concretamente, a esta unión de cárteles que era el de Sinaloa y el de los Beltrán Leyva, que se conocía en aquel tiempo como ‘La Gerencia’. Prácticamente ‘La Gerencia era quien gobernaba porque ‘El Mayo’ Zambada y Arturo Beltrán Leyva decidían por los cárteles, daban instrucciones a Genaro García Luna y Genaro García Luna prácticamente estaba por encima del presidente.
En el sexenio de Felipe Calderón tuvimos el gobierno del presidente Ismael ‘El Mayo’ Zambada y del vicepresidente Arturo Beltrán Leyva. Ellos son realmente los que condujeron al país, por eso fue el desastre que nos heredaron y por eso el Presidente de la República siempre brilló por su ausencia.
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En tu libro también abordas la relación que había entre el grupo de Calderón, incluido García Luna, con los medios. Cómo se fueron haciendo de gente que los sabía ‘premiar y castigar’.
Ahí es fundamental la personalidad de Max Cortázar, que sabíamos, ya venía de la administración de Vicente Fox, de hacer trabajos secundarios o terciarios. Él embona perfectamente en el equipo de Felipe Calderón y se convierte en el eslabón de la organización de los medios de comunicación, concretamente las televisoras. Recordemos que tenía un pasado artístico que es el que lo relaciona con los directivos de Televisa y, posteriormente, con los de TV Azteca.
En esa relación, Max Cortázar es el que acerca a los medios y a Felipe Calderón, de ahí se aprovecha Genaro García Luna, que era muy bueno en la búsqueda de reflectores. Por eso es que logra esa alianza con entre televisoras y Secretaría de Seguridad Pública. Una vez que se da, es como se lleva a cabo todo el show mediático que ya conocemos.
Por eso vemos la importancia que algunos falsos periodistas que trabajan para Televisa o TV Azteca dieron, en su momento, a eventos que no tenían ningún sustento jurídico, de investigación, pero que representaban una forma de decirle a la gente que se iba ganando la guerra contra el narcotráfico. Aunque eran verdaderos shows mediáticos, los hicieron pasar como grandes verdades.
Tenemos los casos de Florence Cassez, el ‘Michoacanazo’, la Operación Limpieza, del general Tomás Ángeles Dauahare, del comisionado Javier Herrera Valles, entre muchos otros que hay por ahí. Incluso yo en este libro presento las facturas que se pagaron a Televisa y TV Azteca por hacer estos shows mediáticos.
Hablando de prensa, podemos pasar a tu caso particular. Tú fuiste secuestrado por el Estado mexicano por cumplir con tu labor periodística. ¿Cómo ocurrió esto?
Yo soy un periodista de Michoacán, trabajaba en un diario muy modesto, allá en La Piedad, donde yo era el director y propietario. Hacía mi trabajo normal, como cualquier otro reportero, pero le puse mucho interés a criticar la guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón y Genaro García Luna que inició en Michoacán el 6 de diciembre del 2006. Comencé a cuestionar eso, incluso llegué a investigar cómo estaba la estrategia.
Hay una cosa que no se ha dicho en los medios: en el primer acto de combate al narcotráfico del gobierno para ir a desmantelar a los cárteles de las drogas en Michoacán, aquellos más de 7 mil policías que desplegaron lograron la detención de 262 personas en una sola noche. Fueron presentadas ante el Ministerio Público como supuestos agentes del narcotráfico y que pasaron, igual que yo, muchos años para poder demostrar que no eran culpables.
A partir de ahí yo comienzo a investigar que la guerra contra el narcotráfico no iba en serio y comienzo a publicar las relaciones que tenían Luis María Calderón Hinojosa, hermana de Felipe, con Servando Gómez Martínez ‘La Tuta’. Eso hace que se moleste el Presidente de la República y hace que me secuestre un grupo de la Policía Ministerial de Guanajuato, dirigido y comandado por su amigo, el gobernador Juan Manuel Olivas Ramírez.
Me secuestran y me intentan desaparecer, digo lo intentan porque, cuando se da mi secuestro, el 7 de mayo de 2008, Reporteros sin Fronteras lo denunció de forma muy puntual. Señaló claramente quienes habían sido mis captores, el comandante Ángel Luis Carrillo de la Policía Ministerial de Guanajuato. Él era mi fuente, pero me secuestro para entregarme a que me asesinara un grupo del cártel de Los Zetas.
Cuando se hace la denuncia, finalmente se señala que el gobierno de Guanajuato es el que me había secuestrado, incluso se menciona quien es el que me había secuestrado. Al propio comandante no le queda de otra más que ir a sacarme de aquella casa de seguridad donde me había entregado. Eso ocurrió desde el mediodía hasta las 7 de la tarde, como a esa hora van, me sacan y me presentan ante la Agencia del Ministerio Público.
Ahí, mientras yo estaba sometido a tortura durante 72 horas, mientras me ponían una buena chinga, Genaro García Luna instruye a su equipo de abogados y me arma un expediente del tamaño del mundo para decir que yo era un narcotraficante que operaba en, por lo menos, 7 estados del país. Eso hace que me dicten orden de aprehensión, me llevan a la cárcel de Puente Grande, donde pasaría los siguientes 3 años y 5 días acusado de delitos como narcotráfico y delincuencia organizada. En compañía de otros reos como Rafael Caro Quintero, etc.
Pasas 3 años en Puente Grande, convives con narcotraficantes, pero también con otras figuras de distintos crímenes que funcionan como un mapeo del crimen a lo largo de los sexenios.
Sí, ‘El Mochaorejas’, ‘Los Narcosatánicos’. Como dices, es un mapeo del crimen transexenal que se da en México y que no nada más fueron narcotraficantes, como Beltrán Leyva o Villareal Barragán o Caro Quintero o Armando Amezcua Contreras. También hay otros delincuentes como el asesino confeso del licenciado Colosio, Mario Aburto; como Humberto Rodríguez Bañuelos ‘La Rana’, asesino confeso del cardenal Posadas Ocampo, o el asesino confeso de Mario Ruiz Massieu.
Sí hay una variedad de delincuentes y eso es lo que a mí me permite hacer dentro de la cárcel un reporteo. Comienzo a platicar con los presos, a ver cuáles son sus historias de vida. Eso lo plasmo en un libro que se llama ‘Los Malditos’, que se publica en el 2013. Ahí es donde hago una crónica de la cárcel, una radiografía de cómo se vive dentro y quiénes eran hasta ese momento. ¿Dónde estaba Rafael Caro Quintero, del que ya nunca se volvió a hablar? ¿Cómo estaba Mario Aburto del que tampoco se volvió a saber más?
De ahí consigo mucha información y afortunadamente hice apuntes, saqué cartas y notas. Es lo que me ha dado también sustento para no nada más contar esas historias, sino también ir entendiendo cómo son las redes de la delincuencia organizada desde dentro de sus propias estructuras, qué es lo que piensan en los intestinos de estas organizaciones criminales.
Después de ‘El Licenciado’, ¿qué sigue para Jesús Lemus, además de un best-seller?
Traigo otros proyectos, tengo otro libro ya en puerta, estoy trabajando un tema que tiene que ver mucho con el narcotráfico, con la seguridad de los periodistas, con la crisis de seguridad que estamos pasando los periodistas concretamente. Eso es lo que sigue, vienen proyectos de nuevo libro, tengo por ahí algún texto que espero también se publique y seguir en la labor diaria del periodismo haciendo un trabajo de investigación. Desde mi trinchera, denunciar lo que me toque ir señalando en el acontecer diario.
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