Opinión
No culpen a la corrupción
Hay que reconocer el valor del presidente Enrique Peña Nieto para decir lo que afirmó ante en un foro organizado por un grupo financiero.
Lo dijo, y aclaró que políticamente no era correcto, pero que él discrepaba con que todos los males del país se atribuyeran a la corrupción.
Volvió a mencionar que se trata de un asunto cultural, “porque lo sigo pensando, creo que por décadas la convivencia en nuestro país estuvo marcada y señalada” por tales prácticas.
Pero lo que más llamó la atención fue que eximiera de antemano a los responsables de los socavones y los daños por los recientes sismos.
Criticó que todos los problemas en el país se atribuyan a la corrupción y, un poco con sarcasmo, ejemplificó: “si hay un choque aquí, en la esquina, fue la corrupción; algo pasó en el semáforo, quién compró el semáforo que no funcionaba”.
El presidente negó que haya más corrupción y atribuyó a las redes sociales que se conozca más sobre esos hechos. “Creo que hoy en día no es que hoy tengamos más corrupción que antes, ésta es mi óptica, yo creo que hoy en día, por el avance de la tecnología, por el uso de las redes sociales, se ha hecho más evidente aquellos casos, que eventualmente pueden presumirse de ser corruptos”, aseveró.
Aleccionó sobre quién es responsable de la corrupción: “Cuando te detiene un agente de tránsito por no traer o porque ibas a exceso de velocidad…, a quién culpar de la corrupción, al que eventualmente ofrece algo a cambio de que no le detengan el vehículo, a cambio de que no le infraccionen, o el funcionario que eventualmente está dispuesto a cerrar los ojos, o taparse la vista”.
También habló de miles de casas, de todos los estratos, en el país que tienen instalados “diablitos” para pagar menos por el consumo de electricidad.
Sólo faltó que Peña se refiriera a la cancelación del tren rápido de la Ciudad de México a Querétaro. Por la que el gobierno federal tuvo que pagar 16 millones de dólares de compensación a la empresa China Railway Construction y CSR Corporation (CRCC).
El 3 de noviembre de 2014 el gobierno de México anunció que CRCC había ganado la licitación para construir el que iba a ser el primer tren de alta velocidad de Latinoamérica.
Cuatro días después, el Ejecutivo revocó esta decisión y afirmó que repetiría el procedimiento para despejar las dudas.
El proceso fue cuestionado por la participación en el consorcio ganador de Grupo Higa, señalado de haber sido favorecido por el presidente Enrique Peña Nieto cuando era gobernador del Estado de México.
Esa empresa construyó una mansión adquirida por la esposa de Peña Nieto, Angélica Rivera, inmueble que desató polémica, pero el gobierno federal negó que hubiera conflicto de interés en este caso. También es la desarrolladora del club del golf en Malinalco, en el cual el canciller Luis Videgaray tiene una casa de campo.
Finalmente, el entonces secretario de Hacienda Luis Videgaray oficializó el 30 de enero de 2015 la cancelación del proyecto, al argumentar el recorte presupuestal.
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