A Fuego Lento
Mando civil: leones por corderos
El mando civil quedó aprobado en la reforma de la Guardia Nacional, algo a lo que Andrés Manuel se opuso desde el momento en que prometió la creación de la corporación para pacificar al país. Sin embargo, tanto él como Alfonso Durazo se mostraron más bien tranquilos al descubrirse la inminente modificación a su propuesta. Confianza total en el proyecto que mandaron.
La razón podría radicar en un renglón del acuerdo final en el que determina que “entre los requisitos de los mandos de dirección estará el de no formar parte de las Fuerzas Armadas y de que todos los elementos de las FFAA que pasen a la Guardia serán civiles”. Una especie de conversión automática para los militares.
Además de este candado, no del todo claro, el gobierno de Andrés Manuel ya contemplaría, también, el ofrecer mandos a militares en la honrosa situación de retiro, a reserva de encontrar los incentivos adecuados para que estos vuelvan a ponerse en la línea de fuego, si bien al frente de la Guardia. Aunado al llamado de la patria, claro.
Entonces, el mando civil ¿es realmente civil? ¿Un militar retirado califica como tal? ¿Las Fuerzas Armadas con uniforme de Guardia Nacional es una Policía Federal? ¿Ricardo Monreal cumplió la tarea que Andrés Manuel le encomendó públicamente? ¿O el mandamás del Senado hizo un ‘Mario Delgado’? El presidente prometió pronunciarse sobre el tema una vez que el polvo se despeje.
Andrés Manuel, salvado por la campana
Justo, mientras Andrés Manuel lidiaba con las preguntas de la Guardia Nacional durante su conferencia, que coincidió con el anuncio de Monreal, el intercambio fue interrumpido por una alerta sísmica que solamente se escuchó en el Salón Tesorería de Palacio Nacional. Pero en ninguna parte más del recinto, mucho menos en su exterior.
La breve y tenue alerta bastó para poner fin al hechizo diálogo que Andrés Manuel y Monreal sostenían por medio de los medios de comunicación. Tomando por sorpresa a todos, incluso a los encargados de la seguridad presidencial, quienes dicen no haber activado el protocolo de emergencia para proteger al primer mandatario porque, simplemente, no existió tal.
En las oficinas de Hacienda nadie se percató de lo sucedido, pero en lo más recóndito del edificio de la Presidencia, ahí donde Andrés Manuel y su círculo cercano tienen sus cuartos de guerra, dicen si haber escuchado la alarma. La cual atribuyeron a pruebas hechas por el personal de protección civil que, consideraron, llegaron en el peor momento posible.
La sed de revancha de Mario
Mario Delgado volverá a recibir el dictamen de la Guardia Nacional en San Lázaro, donde la oposición ya lo dobló en su momento para atenuar las características militares de la corporación. Algo que el mismo Andrés Manuel le reprochó, en público y privado, encomendándose a Monreal. Estando por verse si el senador pudo lo que el diputado no.
Delgado de inmediato capitalizó, habiendo logrado ya la ampliación del catálogo de delitos graves gracias al cisma del PRD, y dejó clara su postura: prefiero la policía militarizada, la propuesta que salió de San Lázaro estaba bien e, incluso, el presidente estuvo satisfecho con ella. Algo que, de acuerdo con los archivos videográficos, no pasó.
Entre los cuestionamientos sobre si el papel de líder de la megabancada de Morena le quedaba grande, Delgado es hoy la última línea de Andrés Manuel para que la Guardia sea militar. Habiendo sido minimizado ante la figura de Monreal, el diputado sabe que esta es su oportunidad de congraciarse con el presidente. Quien ya le leyó la cartilla y a quien, seguramente, se le preguntará si, ahora sí, quedó satisfecho con la labor de sus legisladores.
Sheinbuam y su propia estrategia de seguridad
La mandataria mostró su “total acuerdo” con la Guardia Nacional de López Obrador. Sin embargo, nunca dejó en claro si ésta debería tener un mando civil o uno militar, y por tanto no entró en debate, aunque sí insistió en que “la Guardia Nacional solo operará en las zonas limítrofes de la capital”, es decir, ahí donde la violencia es mayor por la cercanía con el Edomex.
¿Pero por qué Sheinbaum insiste en que la Guardia Nacional no entre a la CDMX? Simple: la jefa de Gobierno tiene una estrategia de seguridad y es asesorada por un gran número de expertos. Todos los días se reúne a las 7 am con su Gabinete de Gobierno, Seguridad y Justicia en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento. En estas reuniones están la procuradora Ernestina Godoy; el secretario de Seguridad Ciudadana, Jesús Orta Martínez; la secretaria de Gobierno, Rosa Icela Martínez, y el encargado de este gabinete, Tomás Pliego.
Independientemente de si la estrategia de Sheinbaum sea la mejor para la ciudad, parece ser que no está dispuesta a echar abajo su propia estrategia, o ¿es que no quiere que la Guardia Nacional le quite protagonismo? ¿Busca la seguridad de sus ciudadanos o posicionarse como una mujer capaz de combatir la inseguridad en una de las ciudades más grandes del mundo?
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