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A Fuego Lento

Magnicidio, sólo en la cabeza del PRIAN y la lengua de sus “chayoteros”

Marko Cortés
Foto: Especial

«Me dicen extraoficialmente que ha muerto el licenciado Colosio […] un médico que salió de prisa me dijo que se había ido”, declaró la periodista Talina Fernández el 23 de marzo de 1994 confirmando el fallecimiento del Luis Donaldo Colosio Murrieta tras un disparo en la cabeza en Lomas Taurinas, Tijuana, Baja California. Un par de minutos después, Jacobo Zabludovsky anunció que la Presidencia de la República le confirmaba el magnicidio del candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

La también afamada conductora de radio falleció 28 de junio del presente año, pero pareciera que lo narrado en aquella convulsa tarde de marzo renació de una manera podrida o enfermiza tan solo una semana después. A casi 30 años del fatídico día para la familia del hoy alcalde de Nuevo León y de falta de claridad del móvil del crimen, la oposición al gobierno federal lanzó la narrativa del riesgo de un nuevo magnicidio contra sus precandidatos y en especial contra la senadora Xóchitl Gálvez.

De la pluma y lengua de Beatriz Pagés, el 7 de julio publicó ,en su pasquín – perdón, revista – ‘Siempre’ y canal de YouTube, una columna llamada “AMLO crea condiciones para un magnicidio” en la que asegura que el mandatario crea un clima como en 1994. Para iniciar, el proceso no se parecería en nada al de ahora, ya que entonces el roce entre candidatos surgió del juego de Carlos Salinas de Gortari para ‘apretar’ a Colosio mediante el crecimiento de la figura de Manuel Camacho Solís al enviarlo a solucionar el alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y darle todo el protagonismo.

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La semilla sembrada por Pagés dio primer fruto el 17 de julio cuando Joaquín López-Dóriga entrevistó a Xóchitl Gálvez y le dijo que era un error que no tuviera un cuerpo de seguridad que la custodiara. Ante eso, señaló que si él fuera estratega dispondría protección para la senadora porque “el régimen” no resistiría si algo que pasara a ella. Aunque más atrevido, sería el más prudente de los comentarios por venir.

Un día después el líder del Partido Acción Nacional (PAN), Marko Cortés Mendoza, en el programa de Carlos Alazraki, declaró que «puede haber algún ofrecido o mandado» que ataque a Xóchitl Gálvez porque desde Palacio Nacional se genera violencia. ¿Habrá olvidado qué partido gobernaba cuando Felipe Calderón inició la guerra contra el narcotráfico y lanzó al país entero justificando que habría “daños colaterales?

El colmo fue Raymundo Riva Palacio, quien aseguró que Gálvez Ruiz significa romper el status quo para el narcotráfico por supuestamente expandirse en el gobierno lopezobradorista. ¿No sabrá que el partido de la ‘Señora X’ fue el que puso al frente de la seguridad nacional a un hombre ligado con el crimen organizado y que ahora espera sentencia o alguna negociación en Estados Unidos tras haber sido culpable de delitos de narcotráfico?

A esta comparsa se le unió Guadalupe Loaeza, quien ya dejando de lado su visión de la senadora como la mismísima Virgen de Guadalupe la puso en el plano terrenal para pedir que la cuiden sugiriéndole incluso que deje su casco y su bicicleta. ¿Apoco creerá que así anda del tingo al tango promocionándose a lo largo y ancho del país?.

¿Tanta gente hablando de los riesgos que corres Xóchitl Gálvez por… nada? Y es que en el sexenio no se han visto signos de una ‘Guerra Sucia’ persiguiendo a la disidencia ideológica o algo similar a los primeros perredistas perseguidos ante el silencio cómplice de otros, esos que no dudaron en reprimir manifestaciones en el siglo XXI como las de Atenco o Oaxaca cuando les tocó su turno de gobernar. Parece que el magnicidio solo está en la cabeza y en las lenguas de sus “chayoteros”, pedimos que no salga de ahí.

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