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Los talibanes y las mujeres en Afganistán: ¿Qué prohibiciones impusieron en su anterior gobierno?

Mujeres y talibanes
Foto: Especial

El mundo ha puesto sus ojos en Afganistán. La caída de Kabul en manos de los talibanes no solamente puede significar una derrota política-militar más para Estados Unidos, sino que pone en riesgo el avance de los derechos de las mujeres afganas.

A casi 48 horas de su victoria más importante, los talibanes han empezado a dar algunas pistas sobre lo que vendrá en su nuevo régimen. Hoy, Zabihullah Mujahid, portavoz de grupo fundamentalista, declaró que las mujeres disfrutarán de todos sus derechos, ya sea en el trabajo o otras actividades dado que son una parte esencial de la sociedad; sin embargo, señaló que sus libertades serán garantizadas dentro de los límites del islam.

Lola Liceras Ruiz, coordinadora del Equipo por los Derechos Humanos de las Mujeres en Amnistía Internacional España, publicó hoy en el portal de su asociación un artículo pidiendo empatía para las mujeres y niñas de Afganistán. Recordó que entre 1996 y 2001 el gobierno talibán no les permitía salir solas a la calle, participar en política, estudiar o trabajar. «Perderán los avances, pero también acabará la esperanza de seguir progresando», escribió en su texto.

Desde mayo, Amnistía Internacional manifestó su preocupación por cómo se estaban llevando las conversaciones de paz. En particular, la organización señaló la composición de las delegaciones participantes, pues la de los talibanes carecía de representación de mujeres y en la del gobierno depuesto tenían una participación limitada.

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Pero ¿qué es lo que se vivió en la década de 1990 en Afganistán?

La Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán o RAWA, por sus siglas en inglés, publicó en su portal las prohibiciones directas que sufrieron las mujeres en el gobierno de los talibanes de 1996 a 2001,

Las prohibiciones establecidas fueron:

  • Trabajar fuera del hogar, permitiendo solamente a algunas médicas y enfermeras de Kabul acudir a los centros sanitarios.
  • Estar fuera del hogar a menos que estén acompañadas de un mahram (pariente masculino cercano, como padre, hermano o esposo).
  • Tratar con comerciantes masculinos.
  • Ser atendidas por médicos varones.
  • Estudiar, para lo cual convirtieron escuelas de niñas en seminarios religiosos.
  • Usar maquillaje o barniz de uñas.
  • Hablar o saludar de mano a hombres que no sean mahram.
  • Reír o hablar en tono alto.
  • Usar zapatos de tacón, dado que producen sonido y un hombre, para los talibanes, no debe escuchar los pasos de una mujer.
  • Viajar en taxi sin mahram.
  • Presencia de las mujeres de radio, televisión o reuniones públicas de cualquier tipo.
  • Practicar deportes o ingresar a un centro o club deportivo.
  • Andar en bicicleta o motocicleta.
  • Usar ropa de colores brillantes por ser considerados «colores sexualmente atractivos».
  • Reunirse con fines recreativos.
  • Lavar ropa junto a ríos o en lugares públicos.
  • Salir a los balcones de sus departamentos o casas.
  • Usar de pantalones acampanados.

Mullah Omar, jefe de los talibanes, fue entrevistado por Bizhan Torabi para a revista Politique Internationale. Ahí, declaró que las prohibiciones a las mujeres se debían a que las consideraba débiles y vulnerables a las tentaciones. Por ello, consideraba que podían ser arrastradas fácilmente hacia el «pecado» en caso de que no salieran bajo la vigilancia de su padre, marido o tío.

Los talibanes también intervinieron las relaciones con la población femenina de Afganistán. De esa manera, también quedaron invisibilizadas y aisladas de más sectores de la población o sin algunos de los servicios comunes.

Por ejemplo, RAWA detalló que se obligó a pintar todas las ventanas para que las mujeres no puedan ser vistas desde el exterior de sus casas y se prohibió fotografiarlas, filmarlas y exhibirlas impresas en periódicos, libros o anuncios. Otra prohibición fue para la existencia de baños públicos para mujeres, que sastres varones tomaran sus medidas o cosieran su ropa y que viajaran con hombres en el mismo autobús.

En su manera de vestir, se ordenó el uso de la Burka que cubra de la cabeza a los pies. Las activistas afganas mencionan que las mujeres vivían bajo amenazas de azotes e insultos si no cumplían con estas reglas de vestimenta o no eran acompañadas por sus familiares hombres.

Finalmente, la lapidación pública estaba aprobada por el régimen talibán en caso de que las mujeres fueran acusadas de tener relaciones sexuales fuera del matrimonio.

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