A Fuego Lento
Los góbers aprueban la guerra civil del PRI
Los gobernadores del PRI no ven mal el encono que se está generando al interior del partido de cara a la elección del nuevo presidente nacional. Aunque la guerra civil se ve como la última gran polémica del tricolor antes de perderse en la irrelevancia a la sombra de la 4T, los mandatarios consideran que, por el contrario, un pequeño fraticidio es el sacrificio que le hace falta para recobrar bríos.
En los rincones del Palacio Nacional que volvieron la segunda sede del partido desde mediados del siglo pasado, acudieron al más reciente evento de Andrés Manuel figuras como Alfredo del Mazo III, Omar Fayad, Héctor Astudillo y Miguel Riquelme, todos gobernadores de bastiones priístas, cuchichearon sobre la carrera por el CEN. En la que Alito, antes Manlito, ahora Amlito, se ve como el rival a vencer.
Aunque el ánimo dicta que el PRI necesita unidad para poder levantarse de la debacle que fue la elección del año pasado, uno de los mencionados tocó el tema de que un encuentro de altos vuelos entre los aspirantes le hará bien al partido. En referencia al duelo que el exrector José Narro lanzó a Alito al destaparse como su rival en la carrera. Incluso, demostrará que el ganador sabe ganar una elección, algo vital para el próximo líder tricolor.
Cosa extraña en el Revolucionario Institucional considerar que la vía democrática es la mejor forma de arreglar las controversias. Muy 4T de su parte el incorporar las enseñanzas de Andrés Manuel a su pensamiento. Después de todo parece que sí, el PRI siempre será el partido del presidente. Aunque el presidente —ya no— sea del PRI.
Si el mismo Andrés Manuel y su elocuente dedito ya señalaron a Alito y marcaron a Narro, esa ya es otra historia. El punto es que el PRI necesita sangre. De la que corre por las venas pero también de la que se derrama en el suelo. No faltó el mirón profesional que se cuestionó en voz alta que si «¿no era más fácil sacrificar a Ulises Ruiz y todos contentos?».
La política al vapor de Sheinbaum
El sábado la alcaldesa de Iztapalapa comprometió a la jefa de Gobierno a realizar una política de seguridad en la zona limítrofe de la CDMX con el Edomex. Sheinbaum, para no verse mal, dijo que sí a todo.
Con sonrisa ante las cámaras, la mandataria habló sobre la importancia de la política que «acababa de nacer» y comentó que su gobierno no sólo se limitaba a la CDMX, sino que también tocaba parte del Edomex porque «no hay límites».
Este domingo, Sheinbaum afirmó que trabajará de la mano con las personas encargadas de la seguridad. De hecho, resaltó que los tequios y ejercicios de este tipo (lo que muchos dirían baños de pueblo) sirven para eso, para hacer política. Aunque lo de ayer se vio más al vapor que nada.
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