“Es más rápido llegar a Tlaxcala que a mi trabajo en Polanco”, reclaman habitantes del oriente del Edomex

“Afectan la economía por ese desmadre, que quiten el confinamiento”, “uno pasa dos o tres horas en el tráfico en un recorrido que debería ser de 40 o 50 minutos”, “llego más rápido a Tlaxcala que a mi trabajo en Polanco”, “no sirve para nada el Trolebús, pocos lo usan”, son algunas de las revelaciones, reclamos y exigencias que los habitantes del oriente de la zona metropolitana del Valle de México expresan.

Las exigencias derivadas de la impotencia y resignación que invaden a los millones de trabajadores y estudiantes que viven en los municipios y alcaldías conurbadas del oriente del Estado de México y Ciudad de México por el tránsito lento de los automóviles y transporte público por las obras del Metrobús que va de Santa Martha a Chalco sobre la autopista México – Puebla, así como el congestionamiento vial que se genera en la avenida Ignacio Zaragoza todos los días y que se agudiza durante la temporada de lluvias, que este año ya lleva cinco meses y que ha generado al menos seis inundaciones graves, así como el cierre parcial de la línea A del metro, tienen como destinatarios a los gobiernos federal, del Estado de México y de la Ciudad de México a los que exigen tomen cartas en el asunto para tener una solución de largo plazo.

Los relatos que habitantes de la zona oriente compartieron a La Hoguera detallan las peripecias que tienen que hacer para llegar a sus lugares de trabajo o para transitar como conductor de transporte público por las vialidades de esta zona siempre en malas condiciones: entre vados y baches.

Para Eduardo Alvarado, quien trabaja en Polanco, vivir en Ixtapaluca representa un verdadero dolor de cabeza porque, pese a que le gusta que es un lugar tranquilo, también representa un reto llegar a tiempo desde ahí hasta su trabajo antes de las 9:00 de la mañana, porque tiene que salir muy temprano —lo que implica dormir menos horas— o simplemente resignarse a pasar manejando tres horas para llegar a su oficina.

«ES MÁS SECILLO LLEGAR A TLAXCALA»

Eduardo, un hombre de alrededor de 39 años de edad, de tez clara y cabello negro, nos relata que él diariamente va desde una colonia de Ixtapaluca a la zona de Polanco, en un auto particular, pero que pese a que es más fácil y cómodo viajar en transporte privado también representa un reto conducir por largas horas en el denso congetionamiento que se genera tanto en la autopista México – Puebla por el confinamiento de dos carriles por las obras del Trolebús que aún no se concluyen a tres años y 10 meses de haber iniciado, como por la carretera libre por la gran cantidad de baches que hay y que con las lluvias se han multiplicado y hecho más grandes. Además del caos que representa transitar por la avenida Zaragoza y en los últimos días también por el Viaducto Miguel Álemán por los confinamientos de carriles, esto bajo el argumento de los policías de que “se satura”.

Él nos detalla que el tiempo de traslado depende de a qué hora salga de su casa, pues cuando decide salir a las 6:00 de la mañana, pasa tres horas conduciendo. Su reloj marca las 9:00 cuando logra llegar hasta su oficina. Asegura que este tiempo mejora y se reduce a la mitad cuando deja su casa a las 4:30 horas, pues apenas son las 6:00 cuando llega al edificio que alberga su lugar de trabajo. Aprovecha este tiempo para dormir una hora más en el estacionamiento antes de subir e iniciar su jornada laboral del día. Sin estrés ni angustia por llegar tarde.

Trolebús Chalco – Santa Martha, la promesa que lleva 2 años y 10 meses de retraso

“Cuando quiero que la carga de tráfico no sea tan amplia, salgo temprano, a las 4:30 o 5:00 de la mañana y eso hace que haga un recorrido de una hora y 30 minutos, pero cuando llego a salir a las 6:00 de la mañana, mi recorrido prácticamente es de 3 horas”, relata.

Él explica que en su recorrido de alrededor de 30 kilómetros, diariamente se encuentra con carreteras en mal estado, con una carga vial impresionante generada por la gran cantidad de autos, camiones, microbuses, falta de cultura vial de los conductores, motociclistas y transeúntes pues “todos quieren ganar el paso”.

“Entonces, entre que todos quieren ganar el paso y los motociclistas se van incorporando de manera inadecuada, pues van retrasando el tráfico. (En el caso del) Viaducto Río de la Piedad que es parte de las avenidas que tomo durante mi trayecto, los policías en ciertas horas de la mañana cierran un carril con la intención de disminuir los autos que ingresan desde la lateral, pero en ocasiones son dos carriles (los cerrados), entonces pues justo cuando tendría que hacer un recorrido a lo mejor una hora o una hora con tráfico, termino haciendo dos horas”, criticó.

Además, asegura que las cinco semanas en que estuvo abierto el socavón que se generó en los carriles centrales de avenida Zaragoza a la altura del metro Canal de San Juan, debido a las lluvias, su recorrido pasó de una hora y media o dos horas, a tres horas o a veces hasta 3 horas y media, cuando se combinaba este inconveniente con los viernes de quincena y lluvias por la zona.

Eduardo nos comenta que considera que tolerar tantas horas en el tráfico generan en la población, no sólo en él, afectaciones importantes como son la falta de descanso, estrés, ansiedad y frustración “porque no es posible que en un recorrido de 35 km te hagas 3 horas al trabajo”. Esto también porque se tienen que despertar con muchas horas de anticipación si quieren llegar a tiempo a sus destinos.

“Es mucho más sencillo llegar a Tlaxcala, desde donde vivo, hacia otro estado que aproximadamente están a 100 kilómetros de distancia, que llegar de mi casa al trabajo (en Polanco) que aproximadamente son 35 kilómetros y que me toma prácticamente el doble de tiempo”, aseguró.

Expuso también su inconformidad con el confinamiento de dos carriles de la autopista México – Puebla, pues dijo que se dan reducciones de carriles de los seis que son previo al Eje 10, se convierten en solamente dos en la zona del Puente de la Concordia debido a que pese a ser tres, el transporte público invade uno más.

“Eso genera mucho caos, tráfico y habitualmente hay muchos alcances en esa zona. Entonces, si añadimos todos los factores entre que está cerrado, están los carriles que siguen confinados, que no se termina la obra, el transporte público que utiliza un carril para subir y descender pasaje, al no haber espacios adecuados para hacer dicho movimiento y, que debido al tráfico hay constantemente accidentes, pues es un caos completamente”, sostiene.

«CONFINAMIENTO DE CARRILES AFECTA LA ECONOMÍA»

Estas quejas de Eduardo, son las mismas que nos expresó el checador de la ruta Chalco – Metro Boulevard Puerto Aéreo, que pese a que no quiso que su nombre fuera mencionado en este texto, sí nos hizo énfasis en que la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo debe estar enterada que existe una inconformidad de que las obras del Trolebús ya se hayan demorado “demasiado” sobre la autopista México – Puebla, pues asegura que eso ha impactado severamente en la economía local. Por ello, lanzó una preocupación a la mandataria exigiendo que “si no puede que renuncie”.

“Afectan la economía por ese desmadre, que quiten ese confinamiento ya. Uno pasa tres horas en el tráfico en un recorrido de 40 o 50 minutos. ¡Haga su trabajo y si no puede, renuncie!”, expresó al tiempo que le cuestionamos si habían intentado hacerlo saber a la gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez Álvarez, ante lo que dijo que “por acuerdo”, los líderes de la ruta “no nos dejan movilizarnos”.

«NUNCA HE VISTO LLENO EL TROLEBÚS»

En tanto que para Ulises Balbuena, un conductor de la ruta 98 de 48 años de edad que va de Chalco al metro Boulevard Puerto Aéreo en un servicio semidirecto, el Trolebús que viaja por la autopista México – Puebla, vialidad por la que él transita al menos 10 veces al día en las cinco vueltas que realiza para sacar el sustento diario de su familia, es poco funcional porque “muy poca gente lo utiliza”, esto, debido a que a una minoría les queda una estación cerca para abordarlo y a quienes les queda lejos no invierten un recurso adicional para llegar a la estación y de ahí movilizarse, además del tiempo perdido que implica el hacer un transbordo de transporte a transporte.

“Yo al menos nunca los he visto llenos (los autobuses del Trolebús) o que dijeran, pues va más o menos. Nunca va lleno. No, nunca va lleno. Eso es porque la gente pues no quiere batallar. ¿Te imaginas cómo dicen en la hora pico del Metro?: Vas a llegar a Santa Marta que ya está el metro, ya viene lleno, o sea, la van a hacer y se satura más. La gente lo que menos quiere es andar batallando. Ir al trolebús y del Trolebús agarrar el Metro a la hora pico, pues no te conviene. Además, ¿cuánto cuesta? de Chalco hasta acá son 18 pesos. Es lo mismo (que las camionetas). ¿Qué dices? mejor agarro el directo y ya me voy”, explicó.

Además, se quejó del semáforo colocado en la estación del Trolebúa Amalinalco, ubicada sobre la carretera México-Cuautla que ocasiona un retraso de hasta 30 minutos, lo que le genera, dijo, un gasto adicional en gasolina y en tiempo invertido en el trabajo, pues le reduce hasta una vuelta de cargar pasaje, lo que se refleja en lo gana al finalizar el día. Por ello, explicó que muchas veces, sin no hay nadie que baje por esa zona que pertenece a Chalco, mejor busca vías alternas por el municipio de Valle de Chalco para llegar a su destino.

“Nos metemos por la Zapata, por Tejones, o sea, evitamos ese tráfico de 35 minutos, nos ahorramos la media hora, mínimo la media hora sí nos ahorramos. Por aquí damos un poquito más de vuelta, pero evitamos todo ese tráfico (del semáforo), y también se incrementa el gasto de gasolina estando parado en el tráfico”, dijo al tiempo que sostuvo que por ello prefiere dar esa vuelta para también disminuir el consumo de combustible que al finalizar el día impacta en su ganancia.

Pese a que el tránsito es denso en esta zona y en el tramo del Eje 10 al Puente de la Concordia en el que demora hasta 40 minutos para pasar, dijo que ya está resignado porque es su trabajo y es algo de “todos los días”, por lo que procura no alterarse, no estresarse ni frustrarse en su paso por las tramos conflictivos.

“Qué bueno sería (trabajar sin tráfico), pero hasta que no se acaben las obras, va a seguir todo lo mismo. Ya (llevan) como unos 3 años y medio. Desde que empezaron las obras es un martillo todo el día, todo el día. No hay hora de que dijéramos, pasa un ratito, no, todo el día. Ida y vuelta. Muchos pasajeros se enojan ‘que porque te metiste para acá o para qué te vas para allá’. De todos modos nunca los va a tener contento con nada. Si te metes malo, si no te metes, malo. Luego muchos sí se enojan y te empiezan a decir, pero digo, ¿para qué me engancho con ellos? de todos modos no los voy a tener contentos, me voy a poner de malas yo y para qué, no tiene caso. Ellos mismos (los pasajeros) ya saben que ¡eso es de todos los días!, así que no tiene caso enojarte o desesperarte, pues ya está uno acostumbrado. Es todos los días”, expresó resignado.

«CUANDO SE HABLA DEL GOBIERNO ESTÁ DIFÍCIL»

Finalmente, para el señor Elliot Pastrana, también un conductor de combi, pero que viaja del municipio de Chimalhuacán al metro Boulevard Puerto Aéreo, estas demandas que nos expresaron Eduardo, Ulises y el checador, son las mismas que él tiene, solo con el agregado de que señala que hay vehículos estacionados en doble fila por toda la avenida Zaragoza, esto con la anuencia de los policías de tránsito, lo que entorpecen aún más la circulación.

“Los carros se ponen en doble fila y hacen que se haga el tráfico pesado, ¿me entiendes? Entonces aquí también (los elementos de) tránsito tienen que hacer mucho ahí y no hacen nada, la verdad. —Y póngalo así—. Nada más están para estirar la mano, la verdad. Y hay que darles sin miedo, —pero póngalo así como lo estoy diciendo— porque esa es la realidad. Nada más el tránsito está viendo cuánto traes y presta y vamos”, aseguró, al tiempo que también reveló que “a veces sí” los extorsionan mucho los policías de tránsito: “Se lo estoy diciendo así”. Esta situación indicó que debe ser erradicada por el gobierno, pero al mismo tiempo se respondió a sí mismo afirmando que “cuando se habla del gobierno está muy difícil”.