Cables de China revelan lavado de cerebro masivo a musulmanes

De acuerdo con el gobierno de China y la postura que fijó, nunca existieron campos de reclutamiento en donde se tiene en contra de su voluntad a las personas como acusaban las protestas multitudinarias que asolaron Pekín.

Pero después de una larga investigación por diferentes medios unidos, se revelaron documentos oficiales que detallan las prácticas de lavado de cerebro y detención masiva en centros de alta seguridad y que le da la razón a todas las manifestaciones: el gobierno mantiene recluidos a cientos de miles de uigures, un pueblo en China con religión musulmana.

Durante mucho tiempo el gobierno de China alegó que los campos que gestiona en la región noroccidental de Sinkiang brindan educación e información voluntaria.

Y finalmente documentos oficiales revelaron que estos centros de educación realmente sirven como campos donde los ‘presos’ son encerrados, adoctrinados y castigados.

El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), conformado por 17 diarios internacionales entre los que se encuentran la BBC Panorama, el periódico británico The Guardian y el diario español El País, entre otros, fueron los encargados de revelar la verdad.

En la investigación se descata que estos campos de detención fueron construidos en la región en los últimos tres años y sólo tienen el propósito de la reeducación voluntaria para contrarrestar el extremismo.

Sin tener aún números oficiales, se tiene considerado que cerca de 1 millón de personas, en su mayoría de la comunidad uigur musulmana, fueron detenidas sin haber recibido un juicio justo.

Ese fue el caso de Zumrat Dawut, una mujer que en marzo del 2018 recibió una llamada de la estación de policía que le solicitaba presentarse ante la autoridad.

Dawut había sido ya víctima de estas llamadas donde le pedían información además de que ya se le había confiscado su pasaporte, la habían tomado muestras de ADN e incluso instalaron una spyware en su teléfono.

La mujer, que esperaba volver a su casa ese mismo día, fue interrogada sobre sus viajes y llamadas telefónicas derivadas del negocio de exportación de su familia, pero luego de horas de hostigamiento, los oficiales le pusieron grilletes en muñecas y tobillos y la transportaron a un campo de reeducación.

Ella no volvió.

Esta es una de las miles de historias que se revelan en un cache de documentos internos del gobierno, en su mayoría firmados por el No 2 Funcionario del Partido Comunista en Xinjiang, en donde se incluye protocolos para estas instalaciones y destacan los objetivos de mantener internas a las personas, prevenir fugas y lograr la transformación ideológica.

«Evite fugas … vigile torres, puntos de control y rutas de patrullaje … las puertas deben estar cerradas con doble llave. … Debe haber una cobertura completa de video vigilancia de dormitorios y aulas libres de puntos ciegos», señalan los cables filtrados.

Incluso hay datos sobre sistemas de vigilancia de alta tecnología en China con información sobre la identificación de candidatos para la educación además de su rastreo continuo.

Además de 24 páginas de documentos que revelan una verdad sobre la detención masiva de uigures y minorías musulmanas en el oeste de China, se le otorga la verdad a las imágenes satelitales, las especulaciones sobre los presupuestos regionales de seguridad y los testimonios de testigos oculares sobre la vasta red de los campamentos de reeducación.

Por su parte, Liu Xiaoming, el embajador de China en Reino Unido, señaló que estas medidas han salvaguardado a los residentes locales y han evitado ataques terroristas en Sinkiang en los últimos tres años.

«La región goza ahora de estabilidad y unidad social entre los grupos étnicos. La gente allí vive una vida feliz con una sensación de plenitud y seguridad mucho mayor», dijo Xiaoming.

«En una total desconsideración de los hechos, algunas personas en Occidente se han dedicado a difamar y calumniar con fiereza a China sobre Sinkiang en un intento de crear una excusa para interferir en los asuntos internos chinos», dijo molesto el funcionario chino.

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