Tras golpe de Trump; cambios en la UNESCO. Nueva directora envía mensaje a EU

Audrey Azoulay, nueva directora general de la UNESCO, asumirá el cargo en medio de un ambiente tenso tras la reciente salida de Estados Unidos e Israel de la organización.

Azoulay, ex ministra de Cultura en Francia, sucederá el próximo 10 de noviembre a la búlgara, Irina Bokova, convirtiéndose en la segunda mujer en ocupar el puesto.

La transición de mandato se da en medio de una fuerte polémica relacionada con el anuncio de retiro de Estados Unidos e Israel, quienes acusan a la UNESCO de mantener un sesgo contra Israel.

Y aunque para el órgano de las Naciones Unidas, la salida de EU fue sorpresiva y lamentable, ésta se veía venir desde 2011, año en que Washington canceló una parte importante de su presupuesto para la UNESCO como protesta por aceptar la pertenencia de pleno derecho a los palestinos.

Este jueves Estados Unidos, en el mandato de Trump, concretó su retiro del organismo acusándolo de tener una tendencia anti-israelí. Enseguida, Israel apoyo la medida de Estados Unidos y se adhirió a ella informando su salida.

Audrey Azoulay no tardó en emitir un mensaje como directora electa y expresó que «este proceso electoral se ha desarrollado en un momento de crisis en el que es mejor implicarse para relanzar la UNESCO, para apoyarla y reformarla, pero no para abandonala».

La francesa superó por dos votos en la elección final al catarí Hamad bin Abdulaziz al Kawari con 30 sufragios de los 58 del Consejo Ejecutivo de la organización.

Además, su victoria evidencia una fuerte desunión del bloque árabe, mismo que hasta ahora no ha logrado tomar la dirección de la organización con un representante, pues la UNESCO, desde su fundación en 1945, ha sido dirigida por europeos, asiáticos, hispanos y africanos, pero nunca por un árabe.

El hecho de que Francia sea sede de la UNESCO también propició comentarios por incumplimiento de «una regla» no escrita, que consideró la postulación de Azoulay como indebida, sin embargo, fuentes oficiales francesas alegaron que se trata de una norma «inexistente» y que la ex ministra de Cultura francesa era la mejor candidata.