¡Qué espectáculo…!
Jaitovich: el arte del reciclaje chatarra
Dicen que cuando la imaginación (y el talento) es limitada, lo más fácil es recurrir a la copia de productos que llegan a tener una cierta aceptación, y cuando se trata de producción televisiva se pone de manifiesto que se es un inútil sobre todo si se “copia” a sí mismo.
Este es el caso, una vez más, de un cuate que está aferrado a creerse no sólo actor de comedia, sino productor de este género. “Acompáñenme a saber de esta triste historia…”.
Hace años, alguien engañó a Israel Jaitovich diciéndole que servía para la actuación y lo incluyó como personaje recurrente en Papá Soltero; después, Eugenio Derbez completó la broma al usarlo en algunos sketchs y con ello iniciar su paso por los escenarios.
Y aunque después se dedicó a las “telesnovelas” (diría María Victoria en su rol de “Inocencia” en la Criada Bien Criada), pareciera que una varita mágica lo tocó y se convirtió en actor de comedia y hasta productor.
Por supuesto que al ser su dinero, puede hacer lo que quiera, y por ello caminó por el sendero de hacer programas con muy poca frescura, desgastados, utilizando chistes pasados de moda y a los que creyó que agregándole doble sentido la hacía.
Así llegaron cosas como El Baño, Permítame Tantito, Desmadruga2, Adictos, Humor a Quien Humor Merece, La Cantina del Tunco Maclovich, Estrella2, Burócratas y Doble Sentido.
La línea de todos estos era muy simple, la risa fácil, el pastelazo, el albur y, por supuesto, el llamado atractivo visual para cubrir los enormes huecos de comedia.
Luego, cuando se convirtió en director de Distrito Comedia, el señor Jaitovich se aventó la puntada de asegurar que dicha señal era la “número uno” de toda la televisión de paga (no se ría que es en serio), y cuando vio que ni HBO ni Fox (hoy Star) ni alguna otra cadena lo llamaron para proyectar “a niveles insospechados” esas cadenas, don Israel le compuso a su dicho y quedó como “…el número uno de comedia en la televisión…”.
Después, hace un par de años, el programa “de variedades” Más Noche, que hacía para Las Estrellas, llegó a Distrito Comedia. Aquí las entrevistas siguieron con el mismo tono “ligero e irreverente”, que ya había hecho sólo que ahora, gracias a que se acabaron las exclusividades y actores, actrices, cantantes, etcétera podían pisar lo mismo los foros de San Ángel o El Ajusco, encontró más variedad y no reciclaba invitados, los cuales, además, se revientan un sketch muchos de ellos sin sentido cómico, sólo alburero.
Y no, no se trata de persignarse y decir que hacer un guión donde permee el albur es malo, se quiera o no es parte de nuestro entorno, pero sí demuestra los limitados recursos con los que cuenta el encargado de “inventar” situaciones, además del mal gusto por querer basar éstos en el doble sentido.
Ahora, Jaitovich recicla, para variar, otro de sus gustados programas (supongo lo cree), La Cantina del Tunco, que en 2010 se presentó para Bandamax y que simplemente es un ejemplo de lo que no debe hacer alguien que aspire a ser parte del espectáculo: hacerlo pasar como nuevo por el simple hecho de mezclar Más Noche con 5×8 Comedia.
La actuación, como gran parte de los oficios, merece respeto y lo que hace Israel sólo deja en claro que la comedia en nuestro país pasa por un momento crítico y que si quienes de verdad tienen talento no hacen algo por rescatar espacios terminarán agradeciendo la invitación a contar chistes y sentados ante la mesa para contestar preguntas ridículas o ser castigados con “comida” podrida.
La decisión es de los verdaderos actores de comedia, no de los comediantes.
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