Cultura
Los diccionarios no son sexistas ni machistas; la sociedad, sí, incluida la mujer: especialista
“Ni la gramática, ni la ortografía son sexistas o machistas y menos estas obras (los diccionarios) que tienen el espíritu de hacer una descripción de cómo se utiliza la lengua en una determinada sociedad. La ortografía o la gramática lo único que hacen es describir cómo se está comportando una sociedad.
“Si me preguntas, en cambio, si la sociedad es machista y sexista, por supuesto que sí; incluidas las mujeres”, sostiene la doctora Georgina Barraza Carbajal, gramática de la Comisión de Consulta de la Academia Mexicana de la Lengua y docente de la Facultad de Filosofía y Letras desde hace más de diez años, sobre la reciente polémica en el ambiente digital en la que usuarios calificaron de “sexista” y “machista” al Diccionario de la Lengua Española (DLE), editado por la Real Academia Española, por suscribir en una de las acepciones (significados) de la palabra «fácil»: «Dicho especialmente de una mujer: Que se presta sin problemas a mantener relaciones sexuales».
Respecto a la acepción de la palabra «fácil» que hace referencia a las mujeres, ¿qué puede decirnos?
En la actualidad la gran mayoría de los diccionarios tienen un espíritu descriptivista, es decir, no norman qué se debe decir o qué no se debe decir; sino que exclusivamente incorporan al diccionario palabras que se usan en una o más variedades del español.
En el caso de esta acepción (significado) que está contenida en el Diccionario de la Lengua Española (DLE) en la nueva versión, la revisada del 2014 y consultada en línea; por cierto, la última edición en papel del diccionario. Es una edición, si bien del sello de la RAE, que fue revisada por todas las academias. Hubo un proceso de revisión de las entradas y de aprobación e incluso sugerencias de nuevas acepciones o entradas al diccionario.
Si revisamos la definición de «fácil», efectivamente observamos que una de las acepciones, la quinta, donde se hace referencia a que la palabra es referida a una mujer que se presta a tener relaciones sexuales fácilmente(…)
¿Identifica usted el uso al que hace referencia el DLE?
¿Qué te puedo decir? Los hablantes la usan, yo la identifico, seguramente tú también; cualquier hablante va a asociar ese significado con mujer, no con hombre. Cuando un hombre accede fácilmente a tener relaciones con mujeres, es simple y sencillamente un hombre. Culturalmente la virilidad de un hombre está puesta no solamente en sus órganos genitales, y alrededor de eso se genera mucho léxico, sino alrededor de las mujeres que posee sexualmente.
Así que mientras que para los hombres es un rasgo positivo, para las mujeres se vuelve en un rasgo negativo.
En contraposición existe “Mujer difícil” con ese significado, pero se entiende (tradicionalmente) que una mujer no acceda fácilmente a las proposiciones sexuales de cualquier hombre.
¿Qué puede decirnos respecto a las críticas que se hacen a las Academias de la Lengua de que son sexistas?
Ni la gramática, ni la ortografía son sexistas o machistas y menos estas obras que tienen el espíritu de hacer una descripción de cómo se utiliza la lengua en una determinada sociedad. La ortografía o la gramática lo único que hacen es describir cómo se está comportando una sociedad.
Si me preguntas, en cambio, si la sociedad es machista y sexista, por supuesto que sí, incluidas las mujeres. No es que nosotras (las mujeres) recibamos el adjetivo únicamente por parte de los hombres, aplicamos ese tipo de léxico también entre mujeres y también entre nosotras discriminamos a aquellas que tienen una conducta sexual que no va con la norma que la sociedad cree que es la correcta.
*Enfrentar la corrección política*
¿Qué espera del DLE respecto a las críticas y la similitud del caso en que la entrada «sexo débil» era sinónimo de «conjunto de mujeres»?
Yo esperaría que, para fines descriptivos, por supuesto que haya una indicación de que fácil se utiliza en términos peyorativos hacia una mujer. Sin embargo, yo creo que es muy importante mantener una postura lingüística, no una postura social.
En la actualidad estamos teniendo presión sobre corrección (política) y ante esa presión muchos grupos (lingüistas) están cediendo. El trabajo del lingüista tiene que sobrevivir a esa presión social externa, porque eso dañaría el trabajo del lingüista.
Sacar «sexo débil», por ejemplo, como «conjunto de mujeres» es incorrecto, porque esa forma se usa. El trabajo de las academias es el de incorporar lo que se usa; no está regido por ninguna recomendación de lo que es políticamente correcto. Los diccionarios siempre tienen que estar abiertos a esas anotaciones, no a la exclusión.
¿Conoce casos donde se haya recriminado otra acepción?
Hace diez años cuando estaba trabajando en el Diccionario de Americanismos en la RAE durante una estancia en Madrid, nos ponían un ejemplo muy claro. No sé si un poco en broma o en serio, nos decían que un grupo de personas de corta estatura se manifestó en contra de la entrada del diccionario, porque decían que era discriminatorio poner en el diccionario «divertirse como enano»; es algo parecido a lo que está pasando con sexo débil o con fácil.
A ver, no me están gustando las palabras que utilizan (la sociedad), pero yo no puedo (como lingüista) ceder ante la presión de «no les gusta, entonces la quitamos», porque quitar una norma del diccionario o de la gramática no hace que desaparezca de la realidad; hace que nuestras obras lexicográficas (diccionarios) o nuestras obras gramáticas sean imprecisas.
Lo que hacemos en la Academia Mexicana de la Lengua y en todas las Academias es simplemente tomar una fotografía del momento en el que estamos en la actualidad.
En la actualidad hay un montón de fenómenos lingüísticos que se están dando alrededor de lo que es políticamente correcto.
*Que me paguen como un arquitecto*
¿Cuál sería la actualidad lingüística que se vive ahora?
Ahora estamos hablando de las mujeres, pero también están los de las enfermedades mentales, las personas de la tercera edad; parece casi que estamos pecando al utilizar las palabras que toda nuestra sociedad viene usando y que a nosotros nos enseñaron. En ese sentido es muy importante que ya está tomando mucha importancia la mujer en muchos ámbitos y eso se va a plasmar lingüísticamente.
Utilizar mecanismos artificiosos como la “e», por ejemplo decir «les etres», decir los otros y las otras o la @, que no es una letra, es un símbolo, para intentar incorporar a la mujer.
Recuerdo una entrevista que le hicieron en la FIL de Guadalajara a doña Concepción Company, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, y coincido con ella «yo no quiero que me digan arquitecta, yo quiero que me paguen como a un arquitecto» . En ese sentido tendrían que ir enfocados nuestros esfuerzos, en que efectivamente la mujer en cualquier ámbito la mujer esté en equilibrio con las condiciones que gozan los hombres.
Discutir, por otra parte, si la inclusión de género es con «@», o si es «e», me parece una discusión bizantina cuando no se resuelve lo que es verdaderamente central en este problema, la desigualdad de género. Es necesario que a nuestras hijas les enseñemos que merecen el mismo trato, los mismos derechos, pero también obligaciones, que reciben los hombres.
Que la sociedad sea mucho más equilibrada en el trato que se le da a otra persona, eso invariablemente en algún momento se reflejará en la lengua, pero no hay que forzar la lengua para que cambie la sociedad; estamos en el camino inverso.
Estoy revisando la entrada, todos se quejan de sexo débil, pero nadie se queja de «sexo feo». Sexo feo refiere al sexo fuerte y ésta a su vez al conjunto de varones. Que ahora los varones se quejen, se deberían quejar.
*La discriminación a los homosexuales*
¿Algún comentario adicional?
Se está olvidando que la productividad de la lengua está directamente relacionada con los referentes que son importantes para una determinada cultura. Nos alejamos de la mujer fácil y de la discriminación a las mujeres para llegar a un tema profundamente relacionado: la discriminación a los homosexuales.
Poquísimo léxico (palabras) tenemos, por otra parte, para hacer referencia a las mujeres homosexuales, o el que tenemos se comparte con los diversos dialectos de habla hispana; pero para hablar de los hombres homosexuales hay un montón de léxico para hablar de ellos, sobre todo en México; casi tanto como para hablar del pene.
Tenemos unos 250 términos alrededor de América Latina para referir (peyorativamente) a los hombres homosexuales y más o menos la misma cantidad para hablar de pene o testículos. Pero, por otra parte, tenemos muy pocas palabras, o muy poco específicas, para hablar de las mujeres homosexuales o los órganos sexuales femeninos.
Tenemos la misma palabra para hablar de vulva, vagina y clítoris; no hacemos la distinción entre una y otra. En cierto sentido se debe a la poca visibilidad de los órganos femeninos. Eso también nos habla de una falocracia donde alrededor del falo se genera un montón de poder y de importancia.
Por ejemplo, cuando decimos «te faltan huevos», que en algún momento se intentó (artificialmente) cambiar a «te faltan ovarios», no tuvo el mismo impacto.
Como dijo Company, en realidad estamos en una cultura muy alrededor del falo que fomentan los hombres, pero que también fomentan las mujeres. Recordemos que también las madres, y no sólo los padres, son encargadas de enseñarles léxico a las niñas y a los niños. Este tipo, centrado en el hombre como algo positivo y en ciertos rasgos de la mujer como negativos, es común a otros ámbitos del léxico y nos habla del tipo de cultura de la que formamos parte y que permitimos que siga existiendo.
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