Cultura
Documental muestra a Zihuatanejo en blanco y negro
En 2013 Érick Ram quedó atrapado entre dos huracanes en Zihuatanejo. La experiencia, no obstante, permitió al joven cineasta conocer ese pueblo pesquero en todas sus dimensiones, más allá de su cara turística, y a sus pobladores aquejados por la contaminación y la violencia del crimen organizado.
El resultado es un documental de hora y media, Zihuatanejo. Allá en la Costa Grande, donde Érick Ram (Érick Ramírez, Ciudad de México, 1976) expone justo los problemas que enfrenta uno de los principales destinos de playa del país, con el ánimo de que se tome conciencia de ellos para que se corrijan y en el futuro su ópera prima sólo sea un mal recuerdo.
“Quisimos hacer algo distinto. Sí hablar de los problemas de Zihuatanejo, pero sin denostar a Zihuatanejo. Que se entienda que hablamos de los problemas porque nos preocupan; no queremos ahuyentar a nadie de Zihuatanejo, al contrario. A mí en lo personal, lo que me interesaría es que este documental se quede obsoleto respecto a la problemática que aborda y digamos entonces: esos problemas ya no existen, que se quedé el filme como documento histórico”, explica Ram en entrevista.
“Debido a que había los huracanes Manuel, en el Pacífico, e Ingrid, en el Atlántico, me quedé más tiempo en unas vacaciones en Zihuatanejo. Y lo que vi fue algo que nunca volví a ver: un cielo muy gris y agua muy café, mucha basura en la playa. Eso fue temporal, porque por fortuna lograron limpiar la bahía; sin embargo, me llamó la atención la salud de la bahía, sobre lo que escuché del contraste con tiempos anteriores, de lo transparente que era el agua”, relata el cineasta sobre su primer largometraje.
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Al mismo tiempo descubrió que Zihuatanejo tiene un pasado milenario riquísimo, que él conectó también con la situación política y de violencia de Guerrero, una tierra convulsa en la historia nacional.
Tales circunstancias dieron pie a que planeara y realizara Zihuatanejo. Allá en la Costa Grande, que el comunicólogo de formación concluyó en 2017 después de dos años y medio y que –tras un lento recorrido por festivales y en medio de la pandemia por Covid-19 –, estrenó el 8 de diciembre pasado en plataformas en Estados Unidos, en Amazon Prime, exclusivamente; y Vimeo on Demand, en México y otros países, producido por Onda Craneana Films, Sinestesia Ads, Media & Films.
El filme, que tuvo un costo directo de alrededor de medio millón de pesos, según la versión del cineasta, se financió con colectas, boteo y subastas de obras de arte donadas, junto con apoyo del gobierno del estado de Guerrero. Además, participaron en sus etapas de producción, realización y posproducción unas 200 personas, sin contar a pobladores locales.
Ram recurre en él a una investigación documental e iconográfica sobre la historia reciente de Zihuatanejo, que van desde su pasado prehispánico hasta su actual sobrepoblación e invasión de tierras, pasando por el monumento a la corrupción que se erigió en la década de los años 70 durante el gobierno de José López Portillo: el Partenón, de Arturo Durazo Moreno, ex jefe de Policía en la capital.
Sobre todo, buscó testimonios de pobladores “emblemáticos” del pueblo pesquero y turístico, para que le hablaran de lo que él considera los dos problemas locales: la polución y el crimen organizado.
“Nos tardamos un poco porque estábamos al día, era un trabajo que teníamos que hacer. Ahora lo veo y se trató de hacer una expresión del momento, fundamentada con observación científica, que nos dé un punto de vista diferente al cotidiano, ya sea como ciudadanos de Zihuatanejo o de mexicanos o extranjeros. A través del documental se buscó tener una opinión diferente, de lo que se trata es de acercar a la gente a una observación profunda, no a un reporte rápido de la realidad”, explica Ram, que antes había realizado dos cortometrajes: Una mujer perfecta (2010, animación) y Viajeros (2013).
Destaca la posibilidad de haber podido estrenar en plataformas digitales su primer largometraje después de casi siete años de su concepción, en un contexto muy difícil para el cine mexicano respecto de su financiamiento y exhibición, y sobre todo en medio de una pandemia que obligó al cierre de los cines.
“Ante el cierre de cines y la ausencia de público en salas, las plataformas están siendo una ventana de oportunidad para los cineastas ante la adversidad. El 50 por ciento de hacer una película es distribución y exhibición”, dice Ram, que también refiere que no se estrenaba comercialmente por lo “celosos” que son los festivales, nacionales e internacionales, que no permiten la proyección antes de mostrarla ellos.
La producción estuvo a cargo de Alberto Zúñiga y Ram, quienes con Leonardo Palafox hicieron la fotografía.
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