Metrópoli
La fe en tiempos del Covid-19: Iglesias enfrentan su reinicio con retos económicos y sanitarios
La fe y la parte religiosa de la CDMX en tiempos del Covid-19 también se ha tenido que transformar y adaptar para hacerse más segura, viéndose afectadas desde las grandes celebraciones como la «Semana Santa» hasta las mismas misas a fin de proteger tanto a los sacerdotes, personal de apoyo y feligresía entera, sin embargo, el reinicio de actividades en las iglesias supone contrastes y retos palpables.
El 30 de junio, la Catedral Metropolitana volvió a abrir sus puertas a parte de sus fieles y al turismo, ello pese a que oficialmente no se había dado una fecha para lo mismo suspendiendo por completo el anuncio de reapertura de centros y templos religiosos, contando con al menos 2 filtros y vigilancia de elementos de la Guardia Nacional.
No obstante, este pasado jueves La Hoguera comenzó a registrar la apertura de las puertas de la ‘Iglesia de la Profesa’ y del Templo de San Francisco luego de un largo recorrido por distintas iglesias céntricas. Las diferencias para el acceso distan por completo, puesto que mientras en la Catedral Metropolitana cuentan con apoyo de elementos de seguridad pública, gel antibacterial aplicado por estos mismos, un termómetro de pistola, una cámara térmica y apoyo del gobierno federal en el resto de los filtros.
En el caso de ‘La Profesa u Oratorio San Felipe Neri, templo donde se fraguó uno de los primeros episodios del México independiente en favor de Agustín de Iturbide, se destaca que uno de los accesos ubicado sobre la calle Madero se encuentra cerrado, sirviendo únicamente como ventilación del lugar.
Su acceso por la calle Isabel La Católica resulta completamente libre, colocando únicamente a la vista de los fieles una serie de recomendaciones de la Arquidiócesis Primada de México. Antes de la misa, piden utilizar siempre cubrebocas, sentarse solo en los lugares asignados considerando que algunas bancas son «canceladas» con cinta amarilla, mantener todo el tiempo la sana distancia y utilizar primero las bancas delanteras.
Durante la misa, piden a los visitantes formarse para recibir la Comunión, mantener la distancia de 1.5 metros de la fila, recibiéndola solo en la mano, haciendo el saludo «de paz» sin tener contacto alguno y participando en la colecta solo después de la Comunión, ordenando únicamente continuar respetando la «Sana Distancia» después de terminada la misa.
En el caso del Templo de San Francisco, a un costado de la Torre Latinoamericana, la situación es parecida. En esta tampoco hay medición de la temperatura, aunque uno de los trabajadores del lugar en ocasiones llama la atención de aquellos que no utilizan el cubrebocas según observó La Hoguera este pasado jueves.
En la entrada de la iglesia se han colocado tapetes sanitizantes para que los turistas y fieles limpien sus zapatos al ingresar al centro religioso, poniendo justo frente a ellos una serie de hojas en las cuales se señalan todas las medidas para prevenir contagios de Covid-19. Asimismo, se observa señalética que indica también cuál es la ruta de entrada y salida para todos los casos a fin de que la gente evite encontrarse frente a frente como se ha recomendado.
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El sacerdote Fray Antonio Huerta Soto, rector del Templo de San Francisco el Grande, platicó para este medio de la experiencia que ha sido la reapertura de su centro religioso. «Modificamos la distribución de las bancas para propiciar la sana distancia, y acordonamos las imágenes, para evitar que las personas las toquen, y los confesionarios, que no se usarán en esta etapa por si pudiera haber riesgo de contagio son las medidas preventivas para que podamos recomenzar las celebraciones», expresó al inicio de la entrevista.
Sobre la existencia de un protocolo interno, este comentó que una vez que comience la asistencia de fieles entrarán en vigor varias medidas a nivel litúrgico, especialmente para la eucaristía, como la omisión del «saludo de paz», el no dar la comunión en la boca y el propiciar más la ‘Sana Distancia’.
«No se podrá que personas participen mucho en la liturgia, no habrá personas que pasen a leer las lecturas o que ayuden a dar la comunión, no habrá hojitas dominicales para evitar el paso del papel en mano en mano, en fin todo este tipo de cosas Los sacerdotes vamos a usar cubrebocas, los dos que estamos aquí ya nos pusimos de acuerdo, vamos a usar cubrebocas todo el tiempo de la celebración, vamos a manipular cada uno por separado sus utensilios, los vasos sagrados para evitar que los sacristanes o los ayudantes los toquen», explicó el sacerdote a La Hoguera.
Respecto a si son suficientes las medidas, dado el contraste de los filtros para ingresar a la Catedral, el eclesiástico franciscano contestó que después de 12 o 13 semanas sin actividades de culto el gran problema de las iglesias es de carácter económico dada la falta de limosnas y donativos durante ese tiempo, lo cual dificulta el poder comprar gel para aplicarlo a toda la gente e incluso un termómetro láser para identificar uno de los síntomas del Covid-19.
“Siendo un templo más turístico también es más difícil, normalmente hay un flujo constante de persona, no es posible que una persona esté todo el día aplicando gel puesto que también se pondría en riesgo; estaremos avisando a las personas que por lo menos de inicio traigan su propio gel”, agregó el sacerdote, quien además sumó a la explicación el tema de la delincuencia en la zona, considerando que tampoco sería posible colocar un bote a la entrada puesto que hay personas que podrían hurtarlo como ocurre con otros objetos que quedan expuestos sin mayor supervisión.
Como parte de la entrevista, el clérigo también respondió que en caso de que una persona presente algún síntoma se le pediría únicamente que se aleje del resto de asistentes puesto que no se puede obligar a nadie a hacer o dejar un lugar, sin embargo, reconoció que hay algunas personas que no han aceptado de buen grado las indicaciones, esperando que los fieles y turistas sean prudentes.
“Antes del cierre tuvimos problemas con personas que no querían guardar la ‘Sana Distancia’, que decían que esto no era cierto […] inclusive tuvimos roces por la cuestión de la comunión que desde hace mucho nos pidieron que no la diéramos en la boca porque puede ser un foco de contagio, tanto para las personas como para los sacerdotes como para quienes siguen tomando la comunión, habiendo personas que preferían no comulgar a recibirla en la mano”, relató el sacerdote del templo de San Francisco.
Finalmente, sobre el papel de la iglesia en medio de esta pandemia, Antonio Huerta expresó que este juega en dos sentidos. El primero, detalló, sería el fungir como un signo de esperanza y de ánimo dado que muchas personas están pasando por un momento difícil o doloroso, especialmente si tienen familiares o conocidos que están padeciendo con la pandemia, de modo que la gente tiene necesidad de poder sentir el consuelo de los sacramentos que hasta el momento se han dejado de ejercer abiertamente.
Por otro lado, mencionó que la iglesia tiene enfrente una labor educativa para hacer entender a las personas que es necesario tener cuidados, para cuidarse y cuidar especialmente de las personas mayores del Covid-19.
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