Barrales, un escenario complicado

Hasta el pasado sábado se había consolidado una narrativa en la conformación del Frente Ciudadano por México, ahora rebautizado Por México al Frente.

La narrativa era simple: Ricardo Anaya, líder del PAN, y Alejandra Barrales, hasta entonces dirigente del PRD, serían los más beneficiados: él, dejando de lado al jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, se quedaría con la candidatura presidencial del Frente y ella, sin enfrentar resistencia, con la de la Ciudad de México.

La parte que corresponde al panista Anaya, como es de todos sabido, se cumplió. Pero no sucedió lo mismo en la porción que toca a Alejandra Barrales.

Contrario a un escenario celebratorio, el mismo día que dejó de ser la dirigente perredista, ante los ojos de Barrales surgió una horizonte de incertidumbre. Como de la nada, irrumpieron dos personajes dispuestos a disputarle la candidatura del PRD, y por lo tanto del Frente. Ambos, integrantes del gabinete del jefe de Gobierno; ambos, con prestigio y calificación de eficiencia en las áreas que les fueron encomendadas; ambos, sí, cercanos a Mancera.

Armando Ahued, ex titular de la Secretaría de Salud, y Salomón Chertorivski, ex secretario de Desarrollo Económico. Ambos se consideran con los atributos suficientes para ser el candidato.

En especial Salomón Chertorivski luce y actúa convencido de que puede ganar la candidatura, y más si hay una disputa sin dados cargados, en la que se privilegie el debate de ideas y la confrontación de propuestas. “Soy la mejor carta”, asegura.

Del lado de Barrales, la irrupción de estos actores es leída como una señal del jefe de Gobierno para que tenga claro quién tiene el control en la ciudad y en el partido.
Pero doña Alejandra confía en que al final se impondrá porque los delegados partidistas tendrán en sus manos un papel central en la definición y ella, dicen en su entorno, “tiene mucho terreno trabajado allí”.