«La muerte puede llevar a lo peor del ser humano»: Alberto Chimal

El escritor Alberto Chimal está acostumbrado a entrar en los lugares oscuros que tiene la literatura.

En esta ocasión participó en la recopilación de cuentos hecha por la editorial Anagrama titulada Tríos (con edición de Paola Tinoco), a la que también prestaron sus plumas escritores como Juan Villoro y Eduardo Antonio Parra.

«Yo diría que participé con ellos, pero cada persona trabajó independientemente. La invitación era escribir acerca del número tres. Como la interpretación general se dio hacia el trío erótico o sexual, yo hice un cuento más cercano a la fantasía y a lo desconocido», cuenta Chimal en entrevista para La Hoguera.

Su cuento llamado «Los Parcos» es un acercamiento del escritor de «literatura de la imaginación» a la muerte: trata de tres hermanos que resguardan la puerta de una calle tétrica, dentro de una funeraria.

«Yo creo que lo importante es la variedad que se pueda encontrar en propuestas literarias, la diversidad que se puede dar a partir de una idea, yo pensé que la connotación sería la erótica, así que decidí que la mía sería distinta», explica.

En cuanto a la variedad temática de la antología donde participa, que combina textos eróticos con trabajos como el de Chimal, lúgubres y sombríos, el autor opina: «Yo creo que el lector se va encontrar con una complementariedad, como dicen los clásicos: el eros y el tánatos siempre han ido juntos, el sufrimiento y el placer».

¿Qué inspira a un escritor a construir una narración oscura? Chimal responde: «Estaba pensando en algunos cuentos de terror de la literatura mexicana, como los cuentos de Amparo Dávila, en un entorno cotidiano, donde la vida está alterada por lo inexplicable; todos los datos que te puedes encontrar en el cuento de «Los Parcos» es donde yo he estado, como el café que se describe, está tal cual escrito, hasta llegar a los lugares como la funeraria».

El escritor narra que vivió en la colonia Doctores de la Ciudad de México, donde se desarrolla su historia: «Las vivencias en funerarias han sido desoladoras; me ha tocado velar, y sí sucede que entre el cansancio, la desolación y el frío, y todas estas sensaciones, en la madrugada sí se sienten muchas impresiones que se alteran: la realidad misma se vuelve irreal, un estado diferente de consciencia».

Chimal describe que la inspiración de lo tétrico viene también de la reflexión de cómo se comporta el ser humano cuando alguien ya ha partido. «El cuento se trata de cómo nos relacionamos con la muerte. La situación lleva lo peor del comportamiento humano. Cuando era adolescente una persona querida murió y recuerdo que la primera pregunta que hizo el cura fue una pregunta de dinero, digamos que se me ha quedado, la sensación de codicia».

«La literatura me ha servido para referirme a la muerte en varias ocasiones. Creo que, como cualquiera, me parece importante recobrar estos temas trascendentales que vamos a tener siempre entre nosotros», explica, porque para él la muerte es una referencia constante en la vida del ser humano, en las creencias y los objetivos personales de los individuos: «La muerte permanece».

Buena parte de lo que hacemos, opina Chimal, «más allá de la creación tiene que ver con la muerte, como el manejo de las sociedades y las deidades en las que decidimos creer».

El autor de La torre y el jardín comenta que sobre su visión de la muerte, existe un cuento que ha sido especial para él, «El testamento de Magdalen Blair», del escritor y brujo Aleister Crowley, donde se narra las terribles pesadillas y la «descomposición» de la consciencia una vez que llega la muerte. «Yo creo que ese cuento de Crowley es de los más espantosos que he leído, y es una sospecha clara, de que aunque creamos en un más allá, pueda estar la inexistencia, o si es que hay algo después de la muerte», reflexiona.

«Esa inquietud es una idea dura que tarde o temprano llega hacia nosotros, es justa, porque el reverso de la fe es el hecho de que constantemente en nombre de ella se cometan actos horribles», critica Chimal.