Gasolinazo e inflación, los sismos económicos de 2017

En el año que concluye, además de los problemas generados por tormentas y temblores, también se resintió una sacudida económica desde el primer minuto de enero, cuando se asestó un gasolinazo que elevó el precio de los combustibles hasta 24 por ciento, lo cual derivó en inflación de 6.62 por ciento, la más alta en los pasados 16 años.

En principio tanto el entonces secretario de Hacienda, el actual precandidato del PRI a la Presidencia, José Antonio Meade, como el ex gobernador del Banco de México Agustín Carstens soslayaron el impacto de tal aumento.

El entonces secretario de Hacienda advertía: “No hay manera de revertir el aumento al precio de las gasolinas”. Reiteraba las declaraciones del presidente Enrique Peña Nieto y aseguraba que en la administración de Felipe Calderón había recursos excedentes con los que no se cuenta actualmente.

Señalaba que la gasolina en el mundo estaba más cara y ante ello el gobierno priista buscaba la manera de apoyar a los sectores afectados.

Mientras el entonces gobernador de Banxico declaraba: “El Banco de México, yo en lo particular, lo veo como una medida adecuada, es parte de las reformas estructurales”, dijo al participar en un seminario del ITAM.

En momentos en los que el precio se elevaba hasta en 24 por ciento, Carstens dijo que se esperaba una desviación temporal de las metas de inflación del banco central, que es de 3+/- punto porcentual, por lo que se estimaba una inflación por arriba de 4 por ciento en gran parte de 2017.

La inflación cerró 2016 en 3.36 por ciento, su nivel más alto en dos años, pero luego vendría lo peor.

La realidad desmintió a los itamitas: a casi 364 días de la medida la inflación se acerca a 7 por ciento. ¡Qué tal si el gasolinazo hubiera tenido un efecto mayor!

Para documentar el optimismo: en enero pasado los precios después del aumento eran de 15.99 pesos para la Magna; 17.79 para Premium y 17.05 el diésel.

El último día de diciembre de 2017 los precios son los siguientes: 18.43 pesos el litro de Premium; 16.54 la Magna y 17.29 pesos el diésel.

Es decir que aun sin gasolinazo el precio de la Premium subió 3.60 por ciento, la Magna aumentó 3.44 por ciento y el diésel se elevó 1.40 por ciento.

El alza de precios de los combustibles siempre impacta los de los demás productos, lo cual ha traído un incesante aumento en la mayoría de las mercancías, destacando los alimentos.

Las expectativas para 2018 no son mejores debido a la liberalización de los precios de las gasolinas, incluso expendedores advierten de otro gasolinazo en estos días.