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Etiquetado frontal abona a la mejor selección y reingeniería de alimentos: Mariana Valdés
El nuevo etiquetado frontal se abrió paso en medio de críticas y temores por parte de las industrias de alimentos ultraprocesados, sin embargo, desde la academia se considera que las consecuencias no serían desastrosas, sino que además de abonar a una mejor selección de alimentos planteará a la industria la reingeniería de los producidos.
En entrevista para La Hoguera, Mariana Isabel Valdés Moreno, jefa de la carrera de Nutriología de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), comentó que al debatir sobre este tema es importante tener en cuenta que ningún tipo de intereses deben estar por encima de la salud de los mexicanos, ya que el derecho a la protección de la misma se encuentra asentado en la Constitución Política.
La académica mencionó que el discurso de pérdida de empleos e impacto negativo sobre la economía ha sido confrontado con los resultados reportados por países que han contado con la experiencia con el nuevo etiquetado similar al recientemente normado en nuestro país.
Uno de ellos es el de Chile, país donde en 2016 comenzó a aplicarse la Ley de Etiquetado de Alimentos, en el cual se estableció la aparición de sellos de advertencia en productos que superaran límites de azúcares, calorías y grasas saturadas. De acuerdo a Valdés Moreno, con los estudios hechos sobre impacto económico de esta medida se descartó el alegato de que la cantidad de empleos o salarios de quienes laboran en la industria de alimentos altamente procesados se verían afectados.
Uno de los principales motivos de esto, según explicó, se debe a que, si bien se desea que los cambios en el consumo fueran prontos, la realidad muestra que estos no sucederán de manera dramática, sino que llevará al menos un par de generaciones.
“Entonces este alegato es un poco discurso del miedo para retrasar la implementación de estrategias como el etiquetado frontal”, mencionó.
La maestra también destacó que en México se han realizado foros de alto nivel sobre obesidad infantil donde participaron países que implementaron una medida similar, haciéndose hincapié en que conflictos de interés en México habían estado retrasando la implementación de estrategias de este tipo.
Por otra parte mencionó que instituciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) han apuntado que el impacto económico que se espera no es la desaparición del gasto sino su transformación.
Mariana Valdés agregó que, de acuerdo a estas, el gasto en cierto tipo de producto no desaparece con el etiquetado frontal, sino que este las personas comprarán otro tipo de alimentos y productos.
“Pensar que el gasto no desaparece sino traslada a la compra de otros, implicaría que otras industrias y sectores se verían beneficiados de estas iniciativas”, dice la profesora de la FES Zaragoza ahondando que el cambio de la selección de alimentos y patrones de consumo puede ser muy significativo.
El impacto, precisó, se tiene especialmente en personas que no se detenían a mirar las etiquetas de los alimentos y eran susceptibles a elegir productos en función de distintas características, pero no de su valor nutrimental.
De acuerdo a estudios, leyes de este tipo logran crear que la gente castigue a los productos con mayor número de sellos en su empaque. En el caso chileno, Valeria Scapini Sánchez y Cinthya Vergara Silva, en su artículo «El impacto de la nueva ley de etiquetados de alimentos en la venta de productos en Chile» de 2017, señalaron que los primeros efectos fueron la disminución de ventas esperadas de los productos de 2 sellos y el aumento en el valor esperado de los productos 0 y 1.
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Sin embargo, también encontraron que los productos de 3 sellos incrementaron sus ventas, explicando que esto podía ser debido a que no existen sustitutos para modificar su consumo, una posible estrategia de marketing con gran efectividad, promociones adicionales para no disminuir el consumo o poca disposición para cambiar los hábitos.
“El hecho de contar con información puntual que salte a la vista, que no está sujeta a interpretaciones, sino que es clara, como es el caso de los octágonos del nuevo etiquetado sin duda suma para generar cambios en selección de alimentos por parte de la población mexicana”, mencionó en la especialista universitaria.
En julio de 2019, el Ministerio de Salud de Chile señaló que grupos académicos nacionales liderados por el Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, en conjunto con la Universidad Diego Portales y la Universidad de Carolina del Norte de EEUU habían comprobado que gracias al etiquetado frontal la población había disminuido un 14% de la compra de cereales para desayuno, 25% menos bebidas azucaradas, 17% menos de postres envasados y una reducción promedio de 25% de azúcares y del 5 al 10% del sodio en las categorías de alimentos estudiadas.
Finalmente, compartió que otro de los beneficios y opciones para las empresas de la industria de alimentos ultra procesados será el participar con la iniciativa e innovar en sus productos o promover una reingeniería de los actuales, así como del marketing, a fin de posicionar sus ventas dentro del nuevo marco normativo y de salud pública.
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