En toma de posesión, Julio Menchaca promete desmantelar el sistema príista de Hidalgo

Al asumir el cargo como gobernador del estado de Hidalgo por el periodo 2022-2028, el morenista Julio Menchaca Salazar prometió “desmantelar el sistema priísta” que había permanecido durante 93 años en que el partido tricolor gobernó la entidad y que dijo “ha lastimado a todos”.

Durante su discurso ya como mandatario estatal, el hidalguense dijo que desde ese momento iniciaría su combate a los abusos que prevaleció durante años hasta erradicar la corrupción e impunidad para llegar los recursos públicos a dónde la gente los necesita.

En la ceremonia en la que estuvo acompañado por las “corcholatas” de Morena, Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación; Marcelo Ebrard Casaubón, secretario de Relaciones Exteriores; Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, y el senador Ricardo Monreal Ávila —que fue abucheado por los asistentes—, así como por el presidente de su partido, Mario Delgado Carrillo, el gobernador dijo que su mandato representará una nueva oportunidad de construir, de la mano del pueblo, la tan anhelada alternancia.

“Después de 93 años, la ciudadanía hidalguense decidió de manera libre y democrática hacer un cambio de rumbo. Un cambio para terminar con las malas prácticas de un sistema que se fue para siempre”, afirmó.

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Desde la plaza Juárez, en Pachuca, Menchaca Salazar adelantó que invertirá en programas que garanticen el acceso a la justicia, la seguridad, el empleo bien remunerado, la salud, la educación, el bienestar social, la inclusión, el medio ambiente, deporte, cultura, así como el derecho al agua y la conectividad.

“El objetivo es claro, gobernar con el pueblo y para el pueblo”, subrayó ante el aplauso de los presentes, a quienes llamó a sumarse al “cambio” de Hidalgo, ello, de la mano con el gobierno federal, afirmó.

En ese sentido subrayó que su gobierno dejará atrás la corrupción para avanzar hacia la conformación de una administración austera, transparente y cercana a la gente, al tiempo que devolverá al ejercicio del poder el sentido ético y moral que le imprimieron sus antecesores, por ello se acabará “la frivolidad, la opulencia y el derroche”.

“Tenemos ante el mundo la responsabilidad de construir una propuesta post-neoliberal y convertirla en un modelo viable de desarrollo económico, ordenamiento político y de convivencia entre los sectores económicos, ordenamiento político y convivencia entre los sectores sociales. Debemos demostrar que sin autoritarismo es posible imprimir un rumbo nacional”, finalizó.