El son jarocho, con derecho a llegar a Bellas Artes y a medios: Mono Blanco

La agrupación de son jarocho Mono Blanco vuelve por segunda ocasión al Palacio de Bellas Artes en 42 años, para participar otra vez en una gala con el Ballet Folklórico de Amalia Hernández, a dos años de su debut en ese recinto. Al respecto, Gilberto Gutiérrez, su líder fundador, sostiene que ya están dadas las condiciones para que ese foro y los medios de comunicación reciba a menudo a músicos tradicionales, pues es su derecho.

“A Bellas Artes se va con algo especial, no nomás así. Pero ya están dadas las condiciones para que el son jarocho llegue al Palacio de Bellas Artes tal cual”, dice en entrevista el jaranero de Mono Blanco.

“Quizás Bellas Artes debería dedicar todo el mes de septiembre a grupos de música tradicional mexicana, porque el nivel lo hay, hay grupos profesionales de música tradicional mexicana por todo el país. Creo que sería un derecho que tiene la música tradicional. Cuando uno viaja por el mundo aprendes muchas cosas, por ejemplo, nosotros hemos tocado en el Conservatorio Nacional de China y en el Conservatorio Nacional de Músicas Tradicionales de China. Imagínate esa maravilla: un conservatorio nacional de las músicas tradicionales”, expone Gutiérrez, confiado en el futuro del son.

“Veo que esas cosas vienen, se están dando. En todos los géneros del son, los músicos hacen su música pero también nos hemos vuelto promotores culturales. Algo que me da gusto de ver es que en los últimos eventos del son, no sólo jarocho sino de todo el país, la documentación y la difusión la hacen los mismo protagonistas, ya no es que venga gente de fuera. Esas son buenas señales”, agrega.

Gutiérrez formó Mono Blanco en 1977 y desde hace 42 años viene presentándose en escenarios de Inglaterra, Marruecos, Malasia, Corea del Norte, Cuba, Sudáfrica, Australia, China y Estados Unidos, para llevar el fandango y los sones, como representantes de la música tradicional mexicana.

Sin embargo, apenas en 2017 tuvo su debut en el Palacio de Bellas Artes, en su 40 aniversario, como parte de los artistas invitados por el Ballet Folklórico de Amalia Hernández en la gala de conmemoración por el centenario de la coreógrafa fallecida el 5 de noviembre de 2000, a los 73 años. De esa ocasión Gutiérrez recuerda con mucha alegría que Mono Blanco colaboró en tres coreografías, además de que al frente de la orquesta en vivo estuvo el maestro Arturo Márquez, cuyo Danzón número
2 cumple este 2019 un cuarto de siglo.

La nueva gala con el Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández con Mono Blanco será el miércoles 30 de octubre de 2019, a las 20:30 horas, en el Palacio de Bellas Artes. En esta gala el Ballet Folklórico de Amalia Hernández danzará al son de La guacamaya, El toro zacamandú y Chuchumbé en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, donde en septiembre pasado compartió el escenario con el Mariachi Vargas de Tecalitlán y la Marimba Nandayapa, y en 2018 también realizó otra gala con la bailarina y premio Benois de la Danse 2018 Elisa Carrillo.

Esta colaboración con Mono Blanco será parte de otras más en las que el Ballet Folklórico indicó que buscará involucrar a artistas de alto nivel para que sumen su calidad artística a los grandes espectáculos coreográficos del ballet que por décadas ha sido embajador de la cultura mexicana en el mundo.

Este objetivo se enmarca en la visión de la bailarina y promotora cultural Amalia Hernández, quien tuvo como colaboradores al compositor Ramón Noble, al etnomusicólogo Raúl Hellmer y al director de orquesta Armando Zayas en la creación del repertorio de su compañía para que no sólo gozara de riqueza visual, sino también de la música.

LA LUCHA SIGUE

El optimismo del maestro Gilberto Gutiérrez sobre el futuro del son no es de ahora. Sostiene que desde finales de la década de los 70 del siglo pasado llegaron personalidades a puestos clave de culturas populares en la Secretaría de Educación Pública y otras dependencias, que a su juicio hicieron muy buen trabajo apoyando la promoción y difusión de la música mexicana.

Además, esas autoridades han apoyado la música tradicional con “el desarrollo de talleres, agenciando instrumentos a los músicos, enseñando a jóvenes a arreglar los instrumentos de viento para que en sus comunidades hubiera quién pudiera repararlos y no tuvieran que venir a Ciudad de México. Se dieron muchas cosas que permiten el día de hoy hablemos de que hay un regreso del son mexicano”. No obstante, recuerda que otros frentes en los que no ha habido apertura es en los medios de
comunicación y en los propios ayuntamientos de los municipios donde se hace música tradicional.

“La lucha que sigue pendiente es la apertura de los medios de comunicación hacia la música tradicional mexicana, que la gente pueda escuchar en la radio la música nuestra, la música mexicana, con todas las
demás que tiene, pero eso es lo que está haciendo falta, una apertura de los medios a la música tradicional mexicana.

“Sobre comercializar la música tradicional, sí debe hacerse en el buen sentido. Proponemos que los ayuntamientos de todos los municipios del país asignen una parte de su presupuesto al desarrollo de la música tradicional mexicana, en particular para las fiestas patronales, porque cuando se les pide apoyo no lo dan y, en cambio, contratan bandas de música de otras partes, a las que les pagan millones, y que no tiene que ver con la idiosincrasia local y promueven la misoginia”, expuso Gilberto Gutiérrez.

Una de las prioridades de Gilberto Gutiérrez es formar a las nuevas generaciones, aunque considera que la tradición del son jarocho está bien enraizada. Dentro de la comunidad veracruzana Mono Blanco trabaja con el programa Promoción y difusión del son jarocho a través del fandango, que implica talleres de música, zapateado y fabricación de instrumentos, dirigido principalmente a jóvenes.

Mono Blanco entona las coplas de algunos poetas connotados del Siglo de Oro español o del siglo pasado, pero también experimentan con discursos que reflejan la situación actual y géneros musicales
afines.

El grupo es considerado a escala internacional como parte del género World Music y ha colaborado con agrupaciones y solistas como Los Lobos, Lila Downs, Molotov, Armando Chacha y Eugenia León. En cine participó en la película Sin Dejar Huella, de María Novaro, y en la serie de televisión Capadocia de HBO, así como en los festivales WOMEX (Sevilla, España), en 2007, y el London MexFest, en 2013. Su discografía está compuesta por nueve álbumes, de los cuales siete son de música
tradicional y dos de música original.

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