Cultura
Después de Remedios Varo, ¿todavía existe el surrealismo?
Miguel Ángel Teposteco.
Es una práctica mexicana común nacionalizar a los artistas extranjeros que se enamoran del país, como pasó con la española Remedios Varo, difunta un día como hoy pero de 1963. Ella formó parte de la vanguardia artística más popular del siglo pasado, el surrealismo (referente al subconsciente y los sueños). Hoy día cabe preguntar si algún artista vivo puede llamarse parte de este movimiento.
La respuesta es sí, pero se nos están acabando. Uno de ellos es Fernando Arrabal, conocido por formar parte del grupo Pánico y ser reformador del teatro español y francés. En un video en YouTube él va por las calles de España, levanta la bocina de un teléfono público y dice “Hola, estoy en Toledo, quisiera hablar con Dios. D-I-O-S, Dios, con mayúscula”. La torre herida por el rayo es una de sus novelas reconocidas.
Otro es su amigo, el cineasta Alejandro Jodorowsky, conocido por su trabajo en México y por su famosa psicomagia. Su última película es la controvertida Poesía sin límites, basada en sus autobiografías La danza de la realidad y El maestro en las magas. Él fue alumno de la surrealista Leonora Carrington y amigo del poeta Nicanor Parra. Tanto Jodorowsky como Arrabal conocieron a André Bretón y a Luis Buñuel.
A otros artistas se les ha catalogado como surrealistas aunque tengan acercamientos solo conceptuales, como el difunto René Magritte, más cercano a la metafísica. En cambio, escritores como Haruki Murakami han agregado claros elementos surrealistas a sus novelas, como las visiones de su protagonista Tōru Okada en su monumental novela El pájaro que le da cuerda al mundo.
En la pintura aún hoy existen referentes que utilizan elementos de esta vanguardia y del teatro absurdo en sus obras, como el ganador del premio Nobel Gao Xingjian, quien pinta solo en blanco y negro, delineando manchas de tinta china como formas humanas flotantes.
Y como tenemos cercanos a los premios Nobeles de Literatura, uno de los nominados, el argentino César Aira, es un ejemplo de técnicas surrealistas, pues retomó una técnica que utilizaron artistas como Octavio Paz y Dalí: la escritura automática, de la cual el sudamericano reflexiona: “Ser previsible es lo peor que le puede pasar a un escritor”.
Uno de los últimos ejemplos de la vanguardia es el cineasta David Lynch, autor de películas de monstruos e imágenes grotescas como las mostradas en Cabeza borradora, quien en una entrevista con el GQ en España dijo “Vivimos unos tiempos extraños en los que Hollywood y sus grandes blockbusteres han tomado el mundo”, refiriéndose a que cada vez es más complicado hacer cine como a él le gusta, onírico y oscuro.
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