Nación
¿Cuál fue la participación del Ejército el 2 de octubre?
El Ejército ha sido una institución que ha estado presente en distintos hechos históricos del país. Tras 72 años de gobiernos encabezados por civiles, las Fuerzas Armadas han tomado un nuevo papel protagónico en el último sexenio al delegarles tareas civiles como la administración de aduanas, la construcción de aeropuertos, la vigilancia de ductos, el traslado de vacunas o medicamentos entre otros. Ahora se discute la necesidad de que el cuerpo policiaco federal, conocido como Guardia Nacional, pase a estar junto a ellas como parte de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y además haya un permiso legal para que le apoyen en sus tareas de seguridad pública.
Ello le ha valido al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) críticas de múltiples organizaciones que señalan la presencia de los elementos militares en las calles y actividades civiles como parte de un proceso de militarización. El titular del Ejecutivo federal y los defensores de la Guardia Nacional han argumentado que el Ejército es una institución popular entre la población y que su presencia es necesaria para aumentar la seguridad, además de que es “pueblo uniformado”; sin embargo, esta institución castrense ha participado en actos represivos contra la población como en Ayotzinapa en el 2017, en el que de acuerdo a la Comisión de la Verdad, manipularon la evidencia y escondieron los restos de los normalistas desaparecidos.
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Esto ha sido reconocido por el propio López Obrador quien dijo que las Fuerzas Armadas han sido empleadas “para tareas ingratas, que le han producido ciertos desgastes”. Uno de los episodios más oscuros del Ejército fue su participación en la masacre de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, de la que este domingo se conmemoran 54 años. El excomisionado Ejecutivo de Atención a Víctimas (CEAV), Petteri Taalas, apuntó que 300 personas fueron asesinadas como parte de “una brutal culminación de delitos que podrían ser considerados contra la humanidad, perpetrados desde el gobierno de México en contra de los estudiantes a lo largo de ese año”.
“Caracterizados por las detenciones masivas, arbitrarias e ilegales que se realizaron durante este período, y por la planificación detallada y el alto grado de entrenamiento de las fuerzas represivas que participaron en los hechos”, agregó Taalas en un artículo publicado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en su portal.
Entonces, México se encontraba en preparaciones para ser la sede de los Juegos Olímpicos de 1968, los cuales fueron inaugurados el 12 de octubre. Además, en diferentes partes del mundo había una ola de manifestaciones en Estados Unidos contra la Guerra de Vietnam y en Francia a favor de reformas educativas.
EL INICIO
El movimiento estudiantil del 68 comenzó el 23 de julio, con una pelea entre estudiantes de las vocacionales 5 y 2, y de la Preparatoria Isaac Ochoterena, la cual fue interrumpida por el despliegue del cuerpo de granaderos capitalinos.
Posteriormente, alumnos del Instituto Politécnico Nacional (IPN) organizaron una manifestación en contra de la represión policiaca y de la ocupación de la vocacional 2; esta movilización ocurrió a la par de un mitin en apoyo a Cuba frente al Hemiciclo a Juárez. Ambas manifestaciones fueron reprimidas por los ganaderos, lo cual sería el detonante del movimiento estudiantil en ese año.
Diferentes planteles del IPN y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como universidades del país en apoyo, se declararon en huelga y organizaron diferentes manifestaciones hacia el Zócalo de Ciudad de México. Sin embargo, el 29 de julio los estudiantes se movilizaron en el Centro Histórico de la capital y ante la amenaza represiva se refugiaron en las instalaciones de Antiguo Colegio de San Ildefonso, entonces sede de la Escuela Nacional Preparatoria, a lo que el Ejército intervino con un “bazucazo” a la entrada principal para poder permitir la detención a los alumnos.
El rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, denunció estos actos al siguiente día y confirmó que varios planteles de la UNAM han sido ocupados por el Ejército.” Durante casi 40 años la autonomía de nuestra institución no se había visto tan seriamente amenazada”, destacó en ese momento. Posteriormente, Barros Sierra participó en una manifestación de alrededor de 80 mil personas en contra de la ocupación y de la represión hacia los estudiantes.
EL CONSEJO NACIONAL DE HUELGA
El Consejo Nacional de Huelga (CNH), integrado por representantes de la UNAM, el IPN, El Colegio de México, la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, la Normal Superior, la Universidad Iberoamericana, la Universidad La Salle y otras escuelas, redactó un pliego petitorio en el que se incluyeron puntos como: el respeto a la autonomía universitaria; la renuncia del del general Luis Cueto Ramírez, jefe de la policía capitalina; y la desaparición del Cuerpo de Granaderos.
El expresidente Gustavo Díaz Ordaz se posicionó al respecto de los movimientos en su Cuarto Informe de Gobierno, en el que afirmó que habían sido “tolerantes hasta excesos criticados; pero todo tiene su límite y no podemos permitir ya que siga quebrantando irremisiblemente el orden jurídico, como a los ojos de todo mundo ha venido sucediendo”. Entonces, Díaz manifestó que podría llegar a hacer uso del Ejército para repeler a los movimientos.
La respuesta de los jóvenes fue con la marcha del silencio, en la que con la boca cubierta y de manera ordenada más de 250 mil personas marcharon hacia el Zócalo para exigir un diálogo con el gobierno. El movimiento fue respaldado por distintos sindicatos y personas exteriores al estudiantado. Sin embargo el Ejército tomó las instalaciones en huelga como Ciudad Universitaria para detener a los miembros del CNH el 18 de septiembre.
Tras la renuncia del rector, el Consejo convocó el 29 de septiembre a un mitin en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco para el 2 de octubre con la finalidad de informar de los avances en las mesas de negociación establecidas con el gobierno, la situación de la antigua Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo y decisiones entorno a próximas movilizaciones. Este fue vigilado por el Ejército, el cual fue resguardado por los elementos pese a que las instalaciones universitarias habían dejado de ser ocupadas casi 48 horas antes tras la instrucción del secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez.
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La mañana de ese día el titular de la Secretaría de la Sedena, Marcelino García Barragán, abuelo del hoy secretario de Seguridad de Ciudad de México, Omar García Harfuch, tuvo una junta con el titular de la Dirección Federal de Seguridad, Fernando Gutiérrez Barrios, quienes acordaron acabar con el movimiento y detener a los líderes del CNH antes de que comenzaran los Juegos Olímpicos.
Gutiérrez Barrios planteó la Operación Galeana, en la que el batallón Olimpia, un escuadrón paramilitar, identificado con pañuelos o guantes blancos se instalaría en los edificios de la unidad habitacional. Alrededor de las seis de la tarde un helicóptero disparó luces de bengala, por lo que los francotiradores respondieron abriendo fuego en contra de los asistentes al mitin; a su vez, los elementos del Ejército comenzaron a disparar entre la confusión hacia los asistentes. Los estudiantes se resguardaron en los departamentos de la unidad, aunque la mayoría fueron detenidos tras realizar un cateo en los edificios.
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