Continúa la CDMX con su reto de contener las visitas al Centro Histórico

A casi 10 días de su reapertura, el Centro Histórico de la Ciudad de México (CDMX) comienza a delinear lo que será su «nueva normalidad» frente a la vigencia de la epidemia de Covid-19 en el Valle de México, una posiblemente lejana a la esperada por las autoridades y los más cautos.

Hoy la calle Madero es posible recorrerla por completo sin tener que estar ingresando por accesos laterales o vallas resguardadas por policías. Estas últimas continúan existiendo en el Centro de la CDMX, sin embargo, las mismas permiten ya un libre paso en dirección al Zócalo en el pleno corazón de la capital mexicana.

Los sonidos también han cambiado, por ende. Los organilleros han pasado principalmente a las calles mencionadas, aunque en un número más bajo. «Señora/ señor / joven, la salida es del otro lado», «cubrebocas» y «ustedes disculpen, pero por el momento no pueden quedarse aquí sentados», son algunas de las pocas, pero significativas frases sueltas que algunos policías pronuncian a cada bloque de visitantes que entran por la calle Madero para guiar a los miles de visitantes bajo el nuevo esquema de movilidad en el primer cuadro de la ciudad, especialmente a población vulnerable.

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En su mayoría, la gente recibe las indicaciones de manera amable compartiendo la preocupación, incluyendo a un hombre quien, tras entrar a la iglesia de San Francisco, a un costado de la Torre Latinoamericana creyó que era una buena idea quitarse el cubrebocas, siendo reprendido por quien en ese momento cuidaba del templo; pese a ello, parece no haber sido el único, ya que en su interior se pudo observar otro en el suelo.

La decisión parece haber sido acertada de acuerdo con lo observado dado que en el cuarto día de la revisión es visible. En un recorrido por las calles laterales de 5 de mayo, Tacubaya, 16 de septiembre y República, sin embargo, aún hay parejas cuyo amor le ha ganado a la «Sana Distancia» y han decidido salir a dar un paseo; otros trabajadores más no han podido adaptarse al nuevo cumplimiento de la indumentaria y ante las labores de carga que realizan por momentos deciden bajar sus cubrebocas para no quedar sofocados en lo que era un caluroso mediodía, esos son los otros retos del Centro Histórico pero no los únicos.

En República de Uruguay esquina con Eje Central Lázaro Cárdenas y sobre la avenida 16 de Septiembre dos de los negocios cerrados por desacatar las medidas sanitarias durante las últimas dos semanas, tal como lo anunció la secretaria de Gobierno de la CDMX, Rosa Icela Rodríguez, sirviendo de recordatorio a sus vecinos y otros transeúntes.

La implementación de protocolos para limitar la visita de personas a la zona requirió, irónicamente, de movilizar una serie de elementos gubernamentales encargados de monitorear que las normas sean cumplidas, siempre identificados con chalecos verdes, aunque en esta ocasión también fue visible la presencia de personal gubernamental otorgando gel en los accesos ubicados en la calle Palma.

Uno de los ejemplos fue la tienda American Eagle, una de las reprendidas públicamente por no mantener la Sana Distancia, luciendo ahora en sus afueras nueva señalética que identifica los lugares donde deben esperar formados sus clientes en caso de tener aforo completo. Otros más han salido a regañar a sus clientes pidiendo que no estén juntos a fin de poder seguirles atendiendo.

El reto de las autoridades capitalinas parece estar en las calles comerciales especializadas o al por mayor detrás de los palacios de gobierno, donde aún se concentran aún más personas o por donde transitan para ir a La Merced, hasta donde el pasado

Finalmente, cabe destacar que situación parecida se vive en el radio cercano al Barrio Chino cruzando las calles de López, Artículo 123 e Independencia, donde los filtros parecen más laxos provocando que si bien se respeten los aforos de los lugares las largas filas existan.