Ciencia
Cirugías plásticas, estéticas y reconstructivas: ¿vanidad o necesidad?
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) informó que en los últimos años ha aumentado el número de cirugías plásticas, estéticas y reconstructivas en México, lo que lo ha posicionado en el tercer lugar a nivel mundial, de acuerdo con estadísticas de asociaciones internacionales.
El incremento de estos procedimientos quirúrgicos se debe, en gran parte, a que algunos tipos de intervenciones médicas sólo requieren de anestesia local, lo que ha reducido el costo y el temor en los pacientes, explicó el especialista en cirugía plástica, estética y reconstructiva, el doctor Armando Valdés.
En México, no obstante, se sabe que en esta área de la salud ejercen no pocos médicos generales «improvisados» o no certificados y otros profesionales sin especialización, cuyos riesgos de ponerse en sus manos son graves: desde no obtener los resultados esperados hasta llegar a la muerte.
Ante la situación actual en México, La Hoguera preparó un reporte especial para dar a conocer los requisitos indispensables con los que debe contar un médico si se desea realizar una intervención médica de este tipo.
- Cirugía plástica, estética y reconstructiva: ¿cuál es la diferencia?
La cirugía plástica se divide en dos grandes ramas. Por un lado tenemos a la cirugía plástica reconstructiva, la cual tiene como objetivo «restaurar la función y anatomía que se han perdido debido a un trauma o a una enfermedad».
Por otro lado, se encuentra la cirugía plástica estética, cuya finalidad consiste en «mejorar la apariencia de la anatomía»; es decir, «darle un mejor aspecto visual». Ambos tipos de cirugía comparten los mismos principios quirúrgicos.
- ¿Cuáles son las cirugías estéticas más solicitadas?
Las mujeres acuden por «aumento de mamas con implante, levantamiento de busto, una lipoescultura, abdominoplastía, rinoplastía o un estiramiento facial»; mientras que los hombres solicitan una «lipoescultura, una reducción mamaria (ginecomastia), rinoplastia y estiramientos faciales».
- ¿Sabes de qué están hechos los implantes?
Hay dos tipos de implantes: con silicón y con solución salina. «El silicón es un gel cohesivo: si lo estiras, lo tuerces o lo avientas, el implante regresa a su forma original y no se riega en el cuerpo. Los implantes de solución salina son usados con baja frecuencia en México», detalló el doctor Valdés Rodríguez.
El 99% de los implantes colocados en nuestro país son implantes de silicón.
- ¿Y los riesgos…?
Como se sabe, en toda intervención quirúrgica hay riesgos, muchos de ellos debidos a la anestesia; pero ¿cuáles son los riesgos principales dentro de las cirugías plásticas estéticas y reconstructivas?
El experto aclaró que el uso de la anestesia que se utiliza depende de la región a operar . «Las cirugías pequeñas o ambulatorias requieren anestesia local; mientras que la gran mayoría de las cirugías plásticas requiere de anestesia general».
Los principales riesgos de realizarse una intervención médica de este tipo son diversos; sin embargo existen tres riesgos principales:
- Hematomas (moretones en el cuerpo).
- Ceroma (acumulación del líquido en la zona de incisiones).
- Infecciones de las heridas.
Los riesgos menos frecuentes son:
- Sangrado excesivo.
- La formación de trombos en el sistema circulatorio.
- Los riesgos propios de la anestesia.
El tipo de cirugía más riesgosa se presenta en los pacientes obesos que se sometieron a cirugías bariátricas para reducción de peso; cuyo riesgo se incrementa cada vez más con enfermedades crónico-degenerativas como son la diabetes o hipertensión.
Los riesgos disminuyen cuando los interesados acuden con el «médico correcto» o, en otras palabras, con un médico certificado por la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva.
- ¿Es larga la recuperación?
El tiempo de recuperación varía de acuerdo con el área y tipo de intervención médica; sin embargo, el médico asegura que en promedio se requiere de 7 a 21 días para reincorporarse a las actividades cotidianas.
- ¿Y los costos…?
Los costos de las cirugías son muy variables, no obstante «podemos hablar de rangos, de promedios». Una ginecomastia en 50 mil , una abdominoplastía en 60 mil; un aumento de mamas con implantes cuesta alrededor de 70 mil pesos.
- ¿Quiénes son candidatos?
Prácticamente cualquier persona es candidata para someterse a una cirugía plástica. «Lo importante es que esté en adecuadas condiciones de salud, que tenga una historia clínica completa para descartar cualquier enfermedad y evitar cualquier tipo de complicación».
- ¿Dónde y con quién acudir?
El cirujano plástico aconseja a los pacientes y la población en general pedir a su médico que «les enseñe sus certificaciones», las cuales son título otorgado por la universidad de la cual egresaron, una certificación otorgada por el Consejo de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva y «los hospitales donde nos formamos nos otorgan un diploma», enfatizó.
Asimismo, recomienda a los interesados verificar si su médico está certificado en la página web del Consejo Mexicano de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva. Los médicos certificados «aparecen en un listado».
«Las manos prodigiosas de Valdés cambiaron mi vida»: Miguel Carpizo McGregor
Él es el distinguido abogado Miguel Antonio Carpizo McGregor, un especialista en derecho administrativo, quien desafortunadamente desarrolló un rinoma que atentaba lentamente contra su vida.
En entrevista con el equipo de La Hoguera, el también especialista en seguridad social detalló que su patología “comenzó como una rosácea hace siete años”; pero, con el paso del tiempo, su nariz se estaba desprendiendo del lado derecho y estaba “creciendo de una manera tremenda”.
Carpizo McGregor relata que con solo tocarse la nariz “salía volando sangre y pus”; por lo que «en las mañanas cuando despertaba, mi esposa se angustiaba demasiado”, relató.
Uno de los médicos que lo revisaron, le indicó que efectuaría «una operación, haciéndome cortes en la nariz para que quedara como si fuera un trompo de tacos al pastor… No me convenció”, apuntó.
Poco después, “me mandaron por parte del Consejo Nacional Forestal a Finlandia. Tuve oportunidad de conocer al director de la Escuela Forestal de la Universidad de Helsinki», quien externó a Carpizo McGregor su preocupación por el aspecto de su nariz.Fue entonces que un médico finlandés le dijo que «el problema era muy severo» y «que llegando a México debía yo de atenderme».
El problema crecía, pues «no solamente me veía yo muy mal, sino que yo ya no veía claramente. Todo el tiempo tenía los ojos vidriosos. (…) Muy irritados siempre», aseguró el también especialista en auditoria y evaluaciones de contraloría.
Una vez en México, recurrió con un amigo suyo, oftalmólogo, quien sólo pudo recomendarle unas gotas y le dijo crudamente: «Miguel, yo no puedo hacer nada más que darte estas gotas, pero es un paliativo insignificante. El problema que traes en la nariz desafortunadamente te está afectando la vista y no te quiero asustar, pero te vas a quedar ciego».
Aunque “toda intervención da miedo, te saca de onda, le temes… porque conoces los riesgos”, el abogado reflexionó y se preguntó: «si mi vida son los libros, la lectura y mirar las bellezas que están alrededor, la naturaleza, ¿cómo es posible que yo no me atienda?”.
El también empresario en el sector forestal aseveró: «tuve la suerte de encontrarme con el Dr. Armando Valdés Rodríguez», quien le explicó los riesgos que la intervención médica implicaba.
Al ver la magnitud del tumor, el abogado aceptó la intervención médica. “No obstante la juventud, éste es el bueno”, se dijo a sí; ya que el diagnóstico de Valdés coincidió con el de la universidad de Helsinki y “en él deposité mi confianza”.
- “Las manos prodigiosas de Valdés” superaron los riesgos que implicaba la operación
Para el ilustre abogado reconocido por las Naciones Unidas, el proceso de intervención fue difícil, largo y delicado. Explicó que tuvo temor con la anestesia y vivió una experiencia «muy fuerte», porque en una operación médica anterior el anestesiólogo “se percató que era un hombre nervioso».
Añadió: “la enfermera se tardó en amarrarme y, horas después, cuando desperté la enfermera entro con tres vendoletes en el rostro”. Le preguntó a manera de broma –continuó narrando Carpizo-: «¿Y ahora? ¿A usted también la operaron?»; la enfermera respondió: “Es usted un grosero, le iba yo a tomar la mano para amarrársela y me dio un golpe en la boca”.
Esa parte la omitió a los anestesiólogos y a Valdés, por lo que una vez intervenido, cuando despertó el experto en materia forestal comenzó a arrancarse todo, lo cual causó dificultades que habían sido solucionadas durante la operación. Ergo, Valdés Rodríguez tuvo que volver a intervenirlo quirúrgicamente. Este fue el mayor riesgo que tuvo el abogado, puntualizó.
Por lo anterior, “cualquier persona que ingrese a quirófano no sabes cómo va a reaccionar”, subrayó Carpizo McGregor. El reto y el temor, precisó el abogado, “estaba en que el tejido que le quitaron al cráneo para injertarlo en la nariz no se diera como se debía; pero afortunadamente si se dio”.
El especialista en seguridad social agradeció la atención que tuvo, “pero sobre todo las manos prodigiosas de Valdés, porque (…) me extrajeron toda la nariz, no podían dejar esa nariz, estaba ya completamente contaminada”.
- La recuperación: un proceso largo y complicado
La recuperación del egresado de la Facultad de Derecho de la UNAM “fue larga y complicada”, apuntó. Una noche, a las dos de la mañana, al dormir se le rompió una arteria de la nariz, la cual causó “una hemorragia espantosa; batí toda la casa”, ejemplificó.
El proceso de atención médica de Carpizo McGregor comenzó entre octubre y noviembre de 2015, periodo en el que se realizó todos los estudios médicos necesarios. El 19 de enero de 2016 fue internado y al día siguiente se le intervino quirúrgicamente. Las revisiones, atenciones e intervenciones posteriores finalizaron en octubre de 2016.
- ¿Un cambio de vida?
Carpizo McGregor afirmó que la cirugía reconstructiva le cambió la vida; porque ahora puede ver perfectamente bien, “puedo manejar inclusive sin lentes”, enfatiza. Asimismo, destaca que la recuperación de su nariz es otro de los elementos que transformaron su día a día, pues dejó de lidiar con la pus, los dolores y la sangre que emanaba de su nariz.
Expresó emotivamente que tampoco hubo consecuencia alguna en el sistema nervioso; ya que el rinoma afectaría su rostro y causaría efectos nocivos o dañinos en la cabeza. Pero «lo más sensacional de todo, es que respiro muy bien», narró, sonriendo, el amable abogado.
Ahora, «yo estoy contento, mi familia está muy contenta de verme, me cambió mi vida al 100%», dice el Lic. en Derecho alegremente. Al cuestionarle si se realizaría una operación estética, dijo, «pa’ que le busco, ya no es necesario”.
Aunque resaltó que “si volviera yo a tener que tomar la decisión, lo volvería a hacer. ¡No es fácil!, de ninguna manera, pero tengo la garantía de que el que me atendió es todo un profesional”, concluyó.
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