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Caravana Migrante: La «Bienvenida» poblana

caravana migrante Puebla
Foto: Twitter

En punto de las 11 horas con 45 minutos comenzaron a llegar grupos de migrantes de la primer caravana a la parroquia de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, después de un andar de mil 200 kilómetros desde la frontera con Guatemala.

Los migrantes centroamericanos declararon que se encuentran de paso rumbo a la Ciudad de México y que en este albergue, ubicado en Puebla capital, pasarán la noche y esperarán a sus compañeros para partir todos juntos hacia la capital mexicana.

Declaran que su travesía tiene como fin huir de la violencia de países, como El Salvador y Honduras principalmente; que no se puede vivir tranquilamente entre pandilleros y que tampoco se puede tener una vida digna para su familia ante la carencia de trabajos.

No obstante los destinos son distintos. Al preguntar cuál era el siguiente destino después de Puebla, la mayoría coincidió en que irían a la Ciudad de México; que permanecerían algunos días y, finalmente, seguir avanzando hasta llegar a la frontera norte y cruzarla para lograr finalmente el sueño americano, un sueño del que han avanzado poco más de una cuarta parte del trayecto.

Otros, los menos, aseguraron que su destino no era Estados Unidos sino México. Uno de ellos, proveniente de Honduras, señaló que quería quedarse en México, en donde desempeñaría el oficio de la albañilería mencionando que en todos lados hacen falta y que lo único que necesita es material para poderlo realizar.

CDMX, con capacidad para recibir a migrantes: autoridades capitalinas

El momento ríspido a la llegada de esta Nueva Ola de migrantes a la parroquia de San Juan de los Lagos, ubicada en la colonia San Rafael Poniente en la ciudad de Puebla, fue cuando se les solicitó que se formaron en una fila para ser registrados y que no salieran del albergue después de haber ingresado para tener un mejor control de la situación.

Algunos de los migrantes se acercaron a personas ajenas a las autoridades parroquiales y gubernamentales para preguntar si en ese lugar se les impediría la salida; otros más alzaron la voz y dijeron que cómo era posible que les dijeran eso cuando lo único que ellos querían era salir de su país y estar en libertad.

Se les aclaró que se referían únicamente a que no salieran hasta después de comer y recibir todo tipo de orientación posible, ya que ellos eran libres de dejar el asilo cuando lo quisieran, como los habían hecho sus compañeros durante la mañana.

Muchos de los poblanos escuchados el día de hoy se mostraban solidarios ante la Caravana Migrante. El transcurso de la mañana y tarde vio llegar a decenas de vecinos con ropa y víveres para los caminantes, a quienes saludaban como a uno más del lugar. Esta situación no es extraña, ya que el estado de Puebla ha visto a muchos de sus pobladores partir en busca del sueño americano, ese que no va de la mano con la fama, sino con el hecho de mejorar y obtener una vida digna.

A falta de 3000 kilómetros de trayecto, en Puebla se les abrieron las puertas de una casa. Hoy el grito de «Bienvenidos» por las calles al norte de la ciudad colonial permite ver que no están solos y notar que el pasado brote de xenofobia en redes sociales no es del todo un reflejo de toda la sociedad

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