Horacio Franco y Capella Barroca dan cátedra en el Lunario

El flautista Horacio Franco se presentó en el Lunario del Auditorio Nacional junto a los miembros de la Capella Barroca de México, el ensamble que dirige desde hace algunos años, en un concierto digno de quedar en la memoria como un acercamiento a la música y poesía del siglo XVII.

El ensamble del flautista interpretó, la noche del jueves 18 de julio, la obra del IV Libro de Madrigales, de Claudio Monteverdi, dentro de la serie de conciertos Lunario Barroco, que arrancó el jueves 4 de julio con Antiqva Metrópoli, continuó el jueves siguiente con Vecchio Fascino y cierra el ciclo el próximo 25 de julio con un recital del mismo Horacio Franco.

Minutos fue lo que duraron los aplausos al final de la presentación que celebraba a la música barroca en el Lunario, concierto que transportó a los espectadores por unas horas al pasado.

Horacio Franco se ha presentado en diversas ocasiones en el Lunario del Auditorio Nacional, entre las más memorables están su actuación en junio de 2013, en compañía de Abraham Barrera, Adrián Oropeza y Aarón Cruz, en la que ofrecieron una fusión entre la música barroca y el jazz, bajo el nombre H3A, que dio lugar a un disco homónimo. También en 2007, Franco llegó a este escenario capitalino con su espectáculo Flautando con Horacio, que contó con dos presentaciones.

El músico presentará un programa con piezas de Johann Sebastian Bach, la mayoría escritas para otros instrumentos, en adaptaciones para flauta de pico creadas por él mismo, lo cual es posible gracias a sus más de cuatro décadas de trayectoria en la interpretación e investigación de la música, principalmente del repertorio antiguo.

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“Es en el barroco, como nunca antes se había dado en toda Europa, que surge esta música; gracias al ‘Fonca’ de aquella época, que eran reyes, duques y condes; ellos tenían en su seno al arte, gracias a ellos se realizó esta música y poesía maravillosa”, mencionó el director al inicio del concierto del jueves pasado haciendo hincapié en la importancia del apoyo no solo del público, sino del mecenazgo de la aristocracia y la Iglesia, en su momento, y ahora del Estado.

Franco y los miembros de la Capella Barroca lograron acercar la música al público al explicar de forma detallada cada una de las piezas escuchadas.

Con lujo de detalle, el flautista repitió en diversas ocasiones los madrigales deteniendo a los cantantes para que el público escuchase las sutiles diferencias entre cada una de las notas.

Variaciones de voz que dependían de las emociones que transmitió Monteverdi permitían escuchar desde el amor hasta el dolor más profundo, yendo de la paz más agradable a la guerra más violenta.

El éxtasis del barroco se hacía sentir en una sala que silenciosa se mezclaba con los sonidos y el ambiente.

El concierto logró el propósito mencionado hace unas semanas por el director del ensamble: desacralizar la música, democratizar las piezas haciendo de lado los paradigmas sobre la música clásica y las artes.

La pasión de estos músicos ha logrado cautivar a todos los públicos, quienes apuestan por responder a difundir la cultura en México a partir de un nuevo lenguaje y actitud que contribuya a la transformación del país.