Nación
Las mariposas siempre vivas: el nacimiento del día contra la violencia a la mujer
Hoy, 25 de noviembre, se conmemora el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una fecha que busca visibilizar la precaria situación de seguridad que sufren miles y miles de mujeres alrededor del mundo, consecuencia del machismo y el patriarcado más rancios, y de la ineficiencia gubernamental.
Este día agrupa a organizaciones feministas en acciones colectivas que buscan sensibilizar y confrontar tanto a autoridades como a la ciudadanía, con los terribles problemas de violencia de género que viven las mujeres. Es un día que glorifica y enaltece la lucha femenina en contra de las manos y los cuerpos que buscan minar sus vidas en todos los sectores.
Sabiendo eso, es importante conocer que este mismo sentimiento de lucha contra la opresión fue el detonante de que esta fecha se fijara con el sentido que posee. Las hermanas Mirabal fueron las mujeres (no las primeras ni las últimas, desafortunadamente) cuya tragedia motivó que el 25 de noviembre se celebre la lucha.
Les decían «Las mariposas» y su aleteo final fue tan fuerte, que su efecto se siente hasta nuestros días.
Conocidas luchadoras
La República Dominicana fue secuestrada durante más de 30 años por el dictador Rafael Leónidas Trujillo, que se mantuvo en el poder desde el 16 de agosto de 1930 hasta la noche del 30 de mayo de 1961, cuando fue asesinado por un par de conspiradores.
Su régimen estuvo repleto de violencia, privaciones y terror. Aún así, las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, le hacían frente, junto con muchas otras personas, en acciones combativas y de activismo, que le plantaban cara al gobierno de Trujillo.
Estas mujeres, nacidas en una familia acomodada en la provincia dominicana de Salcedo, con carreras universitarias, casadas y con hijos, contaban en el momento de su muerte con cerca de una década de activismo político. Minerva y María Teresa, ya habían pasado por la cárcel en varias ocasiones debido a estas actividades.
Cuando eran pequeñas, su padre, Enrique, exitoso hombre de negocios, las hizo estudiar como internas en el Colegio Inmaculada Concepción de La Vega, regido por monjas españolas de la Orden Franciscanas de Jesús. Un mundo equilibrado y feliz, por lo menos hasta la llegada de Leónidas Trujillo.
No tardaron en alistarse al grupo de oposición llamado 14 de Junio, en memoria de una fracasada insurrección contra Trujillo ese día de 1959. Pero la clandestinidad era una cuerda a punto de romperse, pues casi todo el país estaba controlado por el siniestro Servicio de Inteligencia Militar, encabezado en sucesivas ocasiones por comandantes de las fuerzas armadas del dictador, y que además mantenían mucho poder en las cárceles de «El Chivo» (como le decían a Trujillo», por una supuesta potencia sexual abrumadora).
A una de esas cárceles, La Victoria, fueron a parar varias veces Minerva y María Teresa, y también sus maridos. Todos padecieron torturas, y ellas, además, violaciones. Pero el dictador no estaba conforme. El 18 de mayo de 1960, las dos y sus maridos fueron juzgados «por atentar contra la seguridad del Estado dominicano» y condenados a tres años de prisión.
Todo parecía terminar ahí. Pero solo eran peones, siendo acomodados por el siniestro ajedrecista.
El atentado disfrazado de accidente
Solo 3 meses después de la condena, y para sorpresa de amigos y extraños, las hermanas fueron liberadas. Sus esposos no, pero ellos fueron trasladados a una cárcel más cerca de donde vivían Minerva y María Teresa.
Hasta ahí, todo resultaba demasiado tranquilo para ser verdad. Y no se equivocaron.
Luego de la liberación de las «Mariposas», el teniente Víctor Alicinio Peña Rivera, recibió del general José Román Fernández estas instrucciones, que mucho después recordó en su libro de memorias: «Hay que disponer el traslado a Puerto Plata de los esposos de las hermanas Mirabal. La justificación del traslado será el descubrimiento de armas clandestinas dirigidas al movimiento que ellas encabezan. La idea es que ellos nos ayuden a determinar si las personas apresadas son miembros de ese movimiento. Una vez terminado esto, les puedes decir que serán regresados de nuevo a Salcedo. Una vez trasladados les prepararás una emboscada en la carretera a las hermanas Mirabal. Deben morir. Se simulará un accidente automovilístico. Ese es el deseo del jefe».
El 25 de noviembre, luego de 2 intentos frustrados, la orden se cumplió. Luego de ir a visitar a sus esposos, cuando iban en un auto con el chofer Rufino de la Cruz y su hermana Patria, cuatro hombres les cruzaron un Volkswagen.
Las tres hermanas, a punta de pistola, fueron obligadas a subir. Posteriormente, los dos vehículos llegaron al patio de la casa de Minerva y María Teresa, en La Cumbre, Salcedo.Peña Rivera repartió pañuelos de seda entre sus tres compañeros, «para ahorcarlas». Los gritos de ellas no se oyeron: la casa era de adobe y estaba forrada con madera de caoba.
Luego de ser ahorcadas y golpeadas, sus cuerpos fueron cargados en uno de los autos, y este arrojado a un barranco, para simular un accidente. Las mariposas ya no volarían. Minerva tenía 26 años. Patria, 30. María Teresa, 36. Entre las tres, cinco hijos.
«Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte». Con esta frase, Minerva Mirabal respondía a principios de la década de los 60 a quienes le advertían que el régimen de «El Chivo» iba a matarla.
No se equivocó. En ninguna de las dos cosas.
Conmemorar la(s) tragedia(s)
Muchas y muchos señalan que este atentado fue la gota que derramó el vaso. Trujillo fue asesinado 6 meses después, y las hermanas fueron tomadas como símbolo del día 25 de noviembre, instaurado desde 1999 como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
La fuerza de las hermanas Mirabal se ha encarnado en muchísimas mujeres a lo lago del mundo y de América Latina. Sin embargo, aún las cosas están lejos de ser como deberían ser. Tan solo en México, según el Instituto Simone de Beauvoir, en lo que va de este 2018 se han cometido más de 391 mil delitos de violencia sexual contra mujeres.
Además, la epidemia de feminicidios y desapariciones a lo largo del país, concentrada de manera preocupante en el Estado de Mexico o los estados norteños, convierten a México en uno de los lugares más peligrosos para ser mujeres.
La lucha contra el machismo y la misoginia parece ser interminable, pero los esfuerzos se acumulan y entran en la historia con fuerza. Las mujeres en todo el globo, se han mantenido unidas contra la violencia. No cejan de batir las alas en conjunto, y un día (uno no tan lejos, se espera), provocarán un remolina definitivo que por fin barra con las injusticias y las violencias.
Ya es justo.
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