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Debes saber trabajar cuando estás abajo: Isaac “Pitbull” Cruz
El meteórico ascenso que ha experimentado la carrera del boxeador capitalino Isaac ‘Pitbull’ Cruz, especialmente desde que firmó con la empresa promotora del filipino Manny Pacquiao y ha enfrentado a algunos de los mejores profesionales de peso ligero del mundo, le ha traído un aumento en sus seguidores, admiradores y medios de comunicación que siguen sus entrenamientos y actividades públicas. Sin embargo, el púgil tiene una fórmula para resistir los encantos y las tentaciones de la fama: la familia, la disciplina y la conciencia de que esta carrera es incierta.
“¡Y la carencia, arriba!/ Y los salarios, abajo/ ¡Con lo que gano en esta empresa no me alcanza pa’tragar!”. La machacona y rítmica canción del grupo mexicano de ska y punk Panteón Rococó resuena a todo volumen en el gimnasio del deportivo Casa Popular en la alcaldía La Magdalena Contreras. Las percusiones y los metales se escuchan entremezclados con las instrucciones que, a todo pulmón, dictan los entrenadores a los boxeadores que ahí se preparan, junto con el sonido de los golpes a los costales de entrenamiento, a la pera o a las manoplas.
En un pequeño escritorio colocado al fondo del lugar, la gran estrella del momento y del recinto, Isaac ‘Pitbull’ Cruz recibe a decenas de personas que lo esperaban para lograr su autógrafo. Poco a poco, el boxeador mexicano comienza a concentrarse en su entrenamiento, colocándose las protecciones y las vendas en las manos para cuidarse y cuidar a sus rivales, lo que no le impide continuar atendiendo al séquito de fans que no dejan de arribar así como a distintos medios de comunicación que le solicitan alguna declaración o saludos al público.
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La convivencia sólo se detiene en cuanto su equipo finalmente le coloca aceite para que pueda empezar a calentar y posteriormente le coloca una careta protectora para subir al ring. A partir de entonces, el pugilista capitalino contratado por MP Promotions, la empresa promotora del filipino Manny Pacquiao, no tiene en mente más que su enfrentamiento.
Antes de empezar su preparación intenta atender lo más rápido posible a chicos, jóvenes y señores que acuden al gimnasio por una foto o su firma estampada sobre algún objeto, explica en entrevista para La Hoguera, ya que no solamente trata de cumplir con su práctica sin distraerse sino también de respetar los tiempos del resto de sus compañeros de gimnasio.
Lo cierto es que cuando el ‘Pitbull’ Cruz está en el ring y suena la “campana” todos los presentes callan y se acercan a ver con detenimiento su entrenamiento sin importar que sean unos niños que intentan grabar a su ídolo con sus teléfonos inteligentes o los pugilistas que entrenan a su lado. No es del todo fácil, pues en su nuevo papel del “famoso” del centro deportivo, le limita los momentos que puede disfrutar con sus seres queridos.
La gente piensa que no duelen sus golpes
A sus 23 años, Isaac se asume ya como una figura pública, lo que le absorbe buena parte del tiempo que podría pasar con su esposa e hijo es absorbido. Además del entrenamiento, debe atender a los medios de comunicación, especialmente con el semáforo epidemiológico en verde, lo que le permite recibir a los medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales, de manera presencial y ya no más por teleconferencia, los que se muestran gradualmente más y más interesados conforme se acerca la pelea que sostendrá este 16 de abril en Dallas con el cubano-estadounidense Yuriorkis Gamboa.
“También es difícil porque cuando ya estás en la última semana de la pelea ya estás cansado, agotado, tienes sed del entrenamiento para dar el peso. La gente se te acerca y luego no saben todo lo que conlleva toda la preparación, lo qué hacemos, todo el esfuerzo y sacrificio, se te avientan, te jalan, piensan que no te duelen los golpes, llegan y te dan la palmadas en la espalda y pues es como de ‘Oye no’, pero no les pueden decir nada porque lo toman a mal”, confiesa durante la charla.
Agotado y adolorido por los intensos y estrictos meses de preparación previa, algunas personas piensan que la fama “ya se le subió” o que se volvió “un payaso”. Aunque siempre intenta atender a la gente de la mejor manera y estar cerca de ellos, la empresa filipina suele proporcionarle seguridad privada previa a sus peleas para evitar algún percance con cualquier persona.
Aunque considera posible llegar a ser un ídolo del boxeo mexicano, el ‘Pitbull’ sabe que no es “monedita de oro” para caerle bien a todos, lo que tampoco le preocupa porque no depende de él si es o no del agrado de los demás un estilo de boxeador. No obstante, señala que está trabajando para satisfacer sus necesidades propias y las de su familia.
Nunca se sabe la duración de una carrera
La fama también trae consigo tentaciones. En la historia del boxeo mexicano, las historias de deportistas que tocaron la gloria y cayeron en los vicios o el derroche son conocidas y reiteradas, incluso entre aquellos considerados los más grandes, como ocurre con Terranova (David Silva) en aquel filme clásico de la Época de Oro, Campeón sin corona (1946), de Alejandro Galindo.
Por supuesto que ese riesgo existe, pero Cruz considera que depende de las personas que están a su lado, principalmente miembros de su familia. Si estuviera solo quizá despilfarraría las bolsas económicas en aumento que le ofrecen, aunque es muy consciente de que el boxeo es una profesión en la que se desea tener una carrera larga, pero que ningún pugilista sabe en realidad cuánto va a durar o qué tan corta será.
“No por una muerte, sino por una simple lesión de una mano, si no estoy al cien por ciento de una mano puedo terminar luego la carrera… o Dios guarde la hora”, ejemplifica el pugilista de La Magdalena Contreras.
Por el momento, intenta ocupar sus ganancias en su manutención, en generar ahorros e incluso invertir en pequeños negocios lo mucho o “poquito” que llegué a ganar más que en cualquier lujo. Aunque en este momento el fracaso parece lejano para una promesa en ascenso y que va consolidándose día a día, como es su caso, también es una posibilidad, dice a La Hoguera.
Esa es la razón por la que no descarta la posibilidad de que su carrera sea breve, si bien está trabajando para todos los tipos de escenario por venir, tanto en el ring como en la vida personal, porque siempre puede haber tropiezos.
“Sabemos que puede haber caídas, sabemos que la vida y cualquier deporte es como una rueda de la fortuna: a veces estás arriba y a veces estás abajo, y también debes saber trabajar cuando estás abajo”, finaliza uno de los más promisorios pesos ligeros del país.
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