Tras el choque que se presentó ayer entre la policía de la Ciudad de México y migrantes centroamericanos a su llegada a la capital, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, afirmó que la intención jamás fue “impedirles el paso, sino acompañarlos”.

La mandataria local explicó que su administración les había preparado con anticipación a la caravana migrante un albergue en el deportivo Santa Martha para que ahí pernoctaran, el cual además estaba acondicionado con baños, regaderas con agua caliente, y mantas térmicas para dormir.

Sin embargo, al llegar a la ciudad, en el entronque de la autopista México-Puebla y calzada Zaragoza, los migrantes decidieron ir a la Basílica de Guadalupe, en lugar del albergue que se había preparado para ellos.

“Nunca se esperó que hubiera un enfrentamiento o agresiones de algunos migrantes a la policía”, reiteró la jefa de gobierno y el secretario de Gobierno de la ciudad, Martí Batres.

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Detallaron que, con anticipación, e incluso antes de que el grupo de migrantes llegara a la ciudad, se buscó el diálogo a través de la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la capital, Nashelly Ramírez, para saber cómo sería su tránsito por la ciudad y cuánto tiempo se quedarían, pese a ello, “jamás se obtuvo una respuesta clara y precisa”, reiteró Batres.

Además, subrayaron que la formación de los policías en los límites de la ciudad con el Estado de México era para acompañar flanqueando a los migrantes hacia el albergue de Santa Martha como precaución por los sucesos ocurridos con anterioridad en los que peregrinos fueron arrollados, sin embargo, los migrantes quisieron traspasar la valla de policías cuando se les pedía esperar en lo que se llevaba a cabo el diálogo con las autoridades sobre el rumbo que tomarían y bajo qué medidas de seguridad, pues se negaban a ir al albergue y querían llegar hasta la Basílica.

Pese a ello, inició la agresión dejando como saldo 13 policías y tres migrantes lesionados, sin que ninguno de ellos necesitara ser trasladado a hospitales.

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Finalmente, se llegó a un acuerdo de que los migrantes serían trasladados en orden hacia la Basílica de Guadalupe en camiones que dispuso el gobierno de Claudia Sheinbaum para que todos viajaran juntos, sin peligro de dispersión.

Estando en la Basílica de Guadalupe, los 246 adultos y 75 menores de edad pudieron pasar al templo para hacer sus oraciones, y fue hasta que salieron que decidieron que no irían al albergue en Santa Martha, posibilidad que las autoridades aún contemplaban, sino que irían a pasar la noche en el Monumento a la Revolución, pero les fue indicado que era un recorrido lejano y “que lo valoraran porque debían caminar”.

En ese momento las autoridades eclesiásticas y del gobierno de la ciudad en coordinación con el alcalde de Gustavo A. Madero deciden ofrecerles un espacio en la Casa del Peregrino —instalaciones que están siendo ocupadas de manera temporal por elementos de la Guardia Nacional, quienes aceptaron replegarse para hacer un espacio a los migrantes— para que pasen la noche por lo que tuvieron que adecuar el espacio para poder recibirlos, se les pusieron catres, cobijas y se les ofrecieron alimentos calientes, incluidos tacos al pastor, detalló Martí Batres.