Se termina la “Sana Distancia” en la Línea 1 del Metro de la CDMX

La ‘Sana Distancia’ fue la segunda medida de protección que la Secretaría de Salud federal presentó a la población para cuidarse del contagio de COVID-19, haciendo de un dibujo animado (SuSana Distancia) una recomendación entendible para la mayoría de la población; sin embargo, hoy en la CDMX esta resulta imposible dentro del Servicio de Transporte Colectivo Metro.

Tal como documentó La Hoguera desde el pasado martes, la gente se ha volcado a las calles del Centro Histórico luego del paso del color rojo al anaranjado en el semáforo epidemiológico para Covid-19 y los esfuerzos de los comercios y algunas sucursales bancarias parecen innegables dado que en los mismos se solicita al menos que se porte cubrebocas para poder ingresar, reforzando los cuidados limpiando las suelas de los zapatos con tapetes o líquido sanitizante, sus superficies y tomando la temperatura a sus visitantes.

Varias de estas medidas han sido establecidas desde el mismo gobierno capitalino, sin embargo, las medidas tomadas parecen no estar presentes en algunas de las líneas más utilizadas del Metro, incrementando el riesgo de contagio del Covid-19 para quienes se transportan en dicho servicio.

En un nuevo recorrido de La Hoguera por la línea 1, se verificó un aumento de pasajeros, constatando que la mayoría de ellos utilizan el cubrebocas al viajar e intentan hacerlo de manera callada; sin embargo, varios aún cometen errores al utilizarlo tanto al no cubrir la nariz como al manipularlo por la parte frontal, algo que, de acuerdo con el subsecretario Hugo López-Gatell, sería riesgoso puesto que esta estaría potencialmente contaminada por el coronavirus, contaminando a la vez la mano y aumentando la posibilidad de una autoinoculación.

Durante el recorrido no se observó a personal alguno que diera alguna indicación a corregir algunos errores en la protección de algunos usuarios. La carencia de percepción del riesgo o de una autoridad vigilante del cumplimiento de las normas sanitarias básicas parece permear en algunas personas, causando que utilicen únicamente el cubrebocas para ingresar a las estaciones y quitárselo al andar en los andenes y el tren, algunas veces argumentando calor.

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Unos más, decidieron que el vagón del Metro era un buen lugar para comer una hamburguesa o una chupaleta, para lo cual se quitaron el cubrebocas en más de una ocasión, tocándose la cara para limpiarse y posteriormente haciendo contacto con los asientos o las agarraderas.

Asimismo, pese a que se ha pedido viajar en silencio a fin de evitar esparcir posibles gotículas que tengan el coronavirus SARS-CoV-2 y provoque contagios entre los usuarios, algunas personas no dudaban en colocarse momentáneamente el cubrebocas debajo de la barbilla para contestar sus llamadas al celular.

Además, dentro de las instalaciones del Metro destaca la presencia de comerciantes ambulantes, quienes continúan anunciando a través de gritos los múltiples productos que ofrecen, algo que si bien les permite lograr el sustento económico también va contra las indicaciones de la señalética que compone su campaña preventiva, la cual orienta a no gritar, hablar o cantar para evitar la dispersión del virus.

Por último, vale la pena destacar que un breve recorrido por la Línea 2 también se pudo constatar la falta de señalética en algunas estaciones como San Antonio Abad, carecen de señalización en el piso para mantener la ’Sana Distancia’ en el andén de espera del Metro.

El transporte es uno de los retos más importantes que tiene el mundo entero ante esta pandemia. Además de la visión actual del gobierno de recomendar a usuarios del transporte público utilizar caretas y cubrebocas como principales protectores de la salud ante el Covid-19, algunos otros como Jorge Suárez, senior manager de Engie México, señaló este pasado miércoles 6 de junio, en un webinar organizado por la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad, que en la ciudad la incomodidad se había hecho parte de la experiencia del uso de estos medios.

No obstante, destacó que la llegada de una amenaza a nuestra salud pone a pensar que esto debe ser diferente puesto que para cuidar de la integridad de los ciudadanos se requerirá de una transformación de un transporte público congestionado y con unidades viejas, así como de la reflexión sobre la necesidad de evitar viajes diarios a la oficina a fin de reducir la saturación.