‘The New York Times’ defiende su artículo sobre la «cocina» del fentanilo en Sinaloa

El diario estadounidense The New York Times volvió a defender su artículo sobre una presunta «cocina» o laboratorio clandestino para la fabricación de fentanilo en Culiacán, Sinaloa. Esto luego de que el gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo respondió cuestionando la veracidad de lo reportado ante la falta de elementos mínimos que productores de estas sustancias utilizarán para evitar su intoxicación o la muerte.

A través de un nuevo comunicado, The New York Times señaló que continúa respaldando cada aspecto de su reportaje sobre la producción y pruebas del fentanilo en México. Sostuvo que dicho artículo fue realizado por las periodistas Natalie Kitroeff y Paulina Villegas aún pese al gran riesgo que conllevaba para ellas, para reportar el alcance y las operaciones de instalaciones clandestinas donde se fabrica para su uso ilegal.

«Por muy peligrosa que sea, la síntesis de fentanilo ilícito en México en condiciones improvisadas como las vistas por The Times está bien fundamentado. El papel del periodismo independiente es documentar el mundo tal como es, sacando a la luz la verdad para audiencias de todo el mundo», sostuvo.

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Por la mañana, el director general del IMSS-Bienestar, Alejandro Svarch Pérez, dijo que la elaboración de fentanilo requiere previamente del precursor 4-ANPP, mismo que se elabora mediante un proceso complejo de síntesis química que emite vapores tóxicos. Indicó que debido a eso, resulta necesario que los operadores que lo fabrican utilicen una máscara especial para ello y un mecanismo de ventilación a fin de que evite el contacto con la vía respiratoria y las mucosas, puesto que ello puede comprometer la vida de quien llega a pasar por esa situación.

Por eso mismo, Juana Peñaloza Ibarra, química de la Secretaría de Marina, consideró cuestionable que el reportaje incluyera dos videos donde únicamente se observa a hombres no identificados que como únicas medidas de protección usaban un cubrebocas azul de tela de tres pliegues y una bandana de tela. Además, cuestionó la afirmación de que los «cocineros» no usan mayor protección porque se han vuelto «tolerantes» a las sustancias letales .