Eréndira Sandoval pide que los hombres dejen espacio a las mujeres

Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública, insistió la tarde de este sábado en su idea de que las mujeres mexicanas no deberían realizar un paro el próximo 9 de marzo y que en su lugar deberían hacerlo los hombres, para que ellas tomen el control del espacio y la vida pública al menos durante 24 horas.

Luego de la presentación de su libro «Los Universitarios Constituyentes», en la nueva edición de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, la funcionaria y académica ahondó en el tweet que emitió casi a la medianoche del viernes. En esta intervención, la secretaria dijo ante medios que ella tenía el derecho de expresarse y que para ella el paro convocado para el próximo 9 de marzo tendría que ser por parte de los hombres y no de las mexicanas.

De acuerdo con su criterio, la titular de la SFP dijo que los hombres debían solidarizarse para no salir a las calles y permitir que las mujeres tomen la vida y el espacio público durante ese lunes.

Asimismo, la secretaria insistió ante los medios presentes que ella es feminista que apoya el reconocimiento de los derechos fundamentales de las mujeres; sin embargo, advirtió que estas deben tener mucha cautela y que ella no respaldará movimientos que se disfracen de feministas que no estén abordando las cuestiones de raíz.

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Todo ello se deriva de una publicación que la secretaria hizo en Twitter en donde decía que “Para sacudir al país este #9marzo en lugar de que nos quedemos en casa tentadas a lavar platos y arreglar ropa, salgamos y ocupemos el espacio público sólo para nosotras. Mejor un #parodehombres. Que ellos se queden en casa y no twittee, no acosen, no insulten y nos dejen en paz”.

Quien también estuvo en la presentación del libro fue Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, quien declaró a La Hoguera que daría todo su respaldo y solidaridad con la demanda legítima de las mujeres mexicanas, puesto que todas tienen derecho a una vida libre de violencia y el Estado, la sociedad, las iglesias, tienen la obligación de garantizárselo.