Atolito con el dedo opositor, declinaciones voluntariamente a fuerza y la nueva Jolopo

Retomando una de las floridas frases de Xóchitl Gálvez en su precampaña, “estuvieron chingue y chingue” con que la oposición tendría un proceso ciudadano para que al final la cúpula obligara a todos los reales competidores a declinar por la senadora. Claro, todos los que quedaron, porque varias de las cartas fuertes para competir por la candidatura, como Lilly Téllez, Miguel Ángel Osorio Chong o Claudia Ruiz Massieu ni siquiera se quisieron subir al barco en busca de asegurar un cargo.

Y es que el comité organizador, que es medio IFE o INE del pasado ––para que sigan pensando que los consejeros han sido independientes –––, presumió que la ciudadanía acompañó el proceso, pero la verdad es que ésta no figuró como decían que sucedería. Si quieren dejemos de lado los simpatizantes que sí firmaron en favor de alguno de los que no pasaron el primer filtro, les importó poco el apoyo que tenían dos de los tres contrincantes finales de la senadora panista.

Esa gente se tomó un tiempo de algún día para llenar el formulario, subir la foto de su credencial y elegir a uno de los cuatro que pasaron a la fase dos. Después, solamente atolito con el dedo es lo que recibieron al quitarle lo que “lo diferenciaría y democratizaría más que el proceso de la 4T”. La gran participación que les haría creadores de las primeras elecciones “primarias” en México nunca llegó porque la presión de sus dirigencias llevó a declinar a Santiago Creel y Beatriz Paredes, ¿o acaso fue un clamor popular de los suyos dejar la contienda? Porque las encuestas, de las que poco se sabe, tampoco muestran eso.

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La verdad es que nunca se vio tal aclamación de los simpatizantes de la senadora Paredes para que cediera voluntariamente a la panista que dice no ser panista pero que siempre ha jugado con el PAN. Tan es así que que más de un 40% de los últimos encuestados se unieron a la priísta que venía aumentando simpatías en las últimas semanas.

Al final el triunfo adelantado por default de Xóchitl Gálvez parece no mostrar un fenómeno de su figura ni las ganas de todos los sectores de los tres partidos de contar con una candidata de unidad. Por el contrario, pareciera que se estancó y “le crecieron los enanos” tanto como para que sus huestes se dedicaran a pedirle al resto ya no competir porque le podían ganar.

¿Cuál será la estrategia de Xóchitl Gálvez para 2024? ¿Pedirle a la candidata o candidato morenista y de MC que declinen por ella para llegar solita al día de la elección? Tanto les gusta comparar a López Obrador con el priísmo de 1970 que al final terminaron pareciéndose a José López Portillo, el único presidente que llegó a la silla presidencial sin competencia alguna y en medio de la crisis del PAN entre dogmáticos y pragmáticos.