Cultura
La muerte en la literatura universal, nueva entrega de Litoral
En la literatura universal ha estado presente desde sus inicios el tema de la muerte, como eje central de la obra o como una referencia, una contraposición o un opuesto, la vida, o como parte de lo que se narra en la historia, la muerte de algún personaje, por ejemplo.
Según la nueva entrega de Litoral, de la agencia estatal de noticias Notimex, La muerte en la literatura universal, ésta se aborda de formas diferentes, como algo heroico en el caso de la literatura de caballeros, un deseo o algo que se busca como lo utilizó William Shakespeare en su obra Romeo y Julieta.
Toda persona consciente de su existencia sabe que su vida en algún momento terminará. Así lo detalló Séneca, dejó claro que el hombre no puede permanecer engañado creyendo que la muerte nunca llegará “cuando su mayor parte ha pasado ya, porque todo el tiempo transcurrido pertenece a la muerte”.
Por su parte, Arthur Schopenhauer escribió un texto referente a la muerte: “nacimiento y muerte pertenecen igualmente a la vida y se contrapesan. El uno es la condición de la otra. Forman los dos extremos, los dos polos de todas las manifestaciones de la vida”.
Especialistas en el tema de la muerte señalan que el texto más antiguo del que se tiene registro en el que aquélla se aborda es en la Epopeya de Gilgamesh, narración en verso de la cultura acadia y que fue escrita en el año 2500 antes de nuestra era, y que como toda obra épica hace un tratamiento de la muerte como algo heroico, resultado de la lucha de un guerrero, quien en cada embate la reta y la causa la de los demás para su engrandecimiento ante los dioses, a los que busca halagar con sus hazañas.
Sobre el tema de la muerte, merece especial mención la obra de Dante Alighieri, La divina comedia, se puede tomar como un tratado sobre la muerte. Es una mezcla de conocimientos de las culturas clásicas, la griega y la romana, con el cristianismo dominante. Así, Dante guiado por el poeta Virgilio desciende al inframundo para recorrer y conocer cada uno de los estamentos que la religión cristiana ha dispuesto para el paso del alma a una nueva vida, a la salvación. Todo ello, mientras el autor entrega al lector un repaso de símbolos y personajes que nos legaron las mencionadas civilizaciones.
El movimiento naturalista significó una nueva forma de afrontar el tema de la muerte, se aceptó como la muerte forma parte de la naturaleza humana, es un paso, el último, de la vida, y por lo tanto es tomada como algo más, sin una importancia desmedida como la tuvo en etapas anteriores de la humanidad como lo detalló Víctor Hugo en Los miserables, como un hecho de injusticia, un hecho que pertenece a los ciudadanos, a la sociedad.
En la literatura mexicana como es sabido la muerte es una figura familiar, compañera de nuestro paso por el mundo, de ahí que se le trate como a algo que no causa sorpresa ni temor. Pedro Páramo, de Juan Rulfo, un ambiente de inframundo y personajes fantasmales que habitan el pueblo de Comala, como la novela.
Por último, merece especial atención la obra Macario, de Bruno Traven, en la que el protagonista del mismo nombre burla a la muerte, circunstancialmente después se vuelve su servidor y determina quién habrá de morir y quién seguirá viviendo gracias a un remedio que le obsequió la muerte.
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