Ciencia
Mejorar hábitos en casa y escuela para mantener la salud, plantean expertos
Después de comentar la importancia de vigilar los aspectos fiscales, políticos y de publicidad para que las empresas de bebidas azucaradas, alcohólicas y tabacaleras no continúen anteponiendo sus intereses a la salud pública, Fabio da Silva, Érick Antonio Ochoa y Alejandro Calvillo mencionaron cómo este tipo de proyectos podrían ser retomados a partir de cambios educativos para mejorar hábitos alimenticios.
Fabio da Silva puso énfasis en el ambiente escolar. Se refirió a las medidas regulatorias, como el etiquetado frontal en los productos, y dijo que se están aportando a la sociedad varios elementos educativos, pero dijo que son necesarias políticas que tienen que ver con los entornos escolares, que busquen restringir en éstos las bebidas azucaradas y también garantizar que sean espacios libres de humo y de presencia del alcohol.
Esto porque, de acuerdo con Da Silva Gomes, el ambiente por sí solo es un espacio pedagógico donde el niño aprende, por lo que, si un producto de este tipo se encuentra disponible en las escuelas, éste da por entendido que el lugar de enseñanza está de acuerdo con su consumo, no obstante, también aceptó que se pueden incorporar algunos componentes a la currícula.
Érick Antonio Ochoa, por su parte, mencionó que se podría mejorar la currícula de los profesionales de la salud, dado que es tan importante que se ofrezcan opciones de tratamiento a los pacientes como ofrecerles pláticas sobre los factores de riesgo que pueden ayudarlos a tener una mejor calidad de vida. Como ejemplo señaló que algunos médicos que tienen bajo su cuidado a pacientes con EPOC descuidan esa última parte, dejándolos incluso fumar aún en la última fase de la enfermedad.
El componente curricular, indicó, es necesario también para explicar cómo algunos vicios, como el mismo tabaquismo, afectan su desempeño laboral y sus propias vidas, dado que, en una añeja encuesta, el personal médico de México mostró prevalencias más altas de consumo de tabaco que la población en general, mostrando también que el que la gente esté “informada” de los daños que un producto puede causar no es por sí mismo el factor que mantiene ciertos hábitos.
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Por su parte, Alejandro Calvillo consideró fundamental integrar algunos elementos de tipo “preventivo” en todos los niveles de educación, desde la básica hasta la profesional. La incorporación de estos elementos curriculares en la educación profesional, comentó, permitiría que algunos profesionistas, como los nutriólogos, tuvieran un mayor conocimiento de la salud pública para no desconocer el entorno al que se enfrenta el paciente al salir de su consultorio y tener el conocimiento para “entrenar” al paciente en ese entorno, con la finalidad de mejorar su calidad de vida.
Esta visión, comentó finalmente, también serviría para revalorar el papel de otras profesiones dentro de la medicina preventiva. Como ejemplo puso a la odontología, la cual es vista separada de la medicina, aunque la primera manifestación de una mala dieta se da con la caries, incluso antes del sobrepeso, lo cual sería una alarma inmediata para la atención de los pacientes, especialmente en menores de edad.
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