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Internacional

Bolsonaro promete acabar con “ideología de género” y violencia

Jair Bolsonaro, presidente de Brasil
Foto: Twitter

Este martes, Jair Bolsonaro asumió como nuevo presidente de Brasil mostrándose distante al discurso distinto al de sus últimos predecesores de izquierda. Bolsonaro, del Partido Social Liberal, rompe con ello la racha de gobiernos electos provenientes del Partido de los Trabajadores en las elecciones presidenciales iniciada desde 2002, año en el que Luiz Inácio Lula da Silva ganó las presidenciales.

La ceremonia se dio alrededor del mediodía (hora de México) en el Congreso de Brasil, ubicado en la ciudad de Brasilia, ante la presencia de congresistas y mandatarios de distintos países, entre los que se encontraban Benjamín Netanyahu (Israel), Marcelo Rebelo de Sousa (Portugal), Sebastián Piñera (Chile), Juan Orlando Alvarado (Honduras), Mario Abdo Benítez (Paraguay) y Tabaré Vázquez (Uruguay); por parte de México, asistió el Secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula.

En su discurso de toma de posesión del cargo, Bolsonaro indicó que su gobierno es el resultado de un movimiento que calificó de “indestructible” y “espontáneo” que nació con el atentado que sufrió en campaña por los “enemigos del orden y de la libertad”, quienes buscaban acabar con su vida, causando únicamente que los brasileños salieran a las calles a defender sus ideales.

Asimismo, agradeció el esfuerzo de cada uno de los electores, señalando que su gobierno será orientado por la voluntad soberana, la cual demanda buenas escuelas para que sus hijos se preparen para el mercado de trabajo y no para la militancia política, que puedan “ir y venir” sin ser víctimas de crímenes y fomentando la creación de buenos empleos para que puedan sostener de manera digna a sus familias.

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Afirmó, que trabajará para que los brasileños gocen nuevamente de un sistema de salud, infraestructura y respeto a derechos básicos de la constitución, reafirmando que su compromiso de construir una sociedad sin discriminación o divisiones. No obstante, realizó ataques en contra de temáticas insertadas en la agenda política nacional por grupos históricamente discriminados:

“Vamos a unir al pueblo, vamos a favorecer a la familia, respetar las religiones y nuestra tradición judiocristiana, combatir la ideología de género conservando nuestros valores, Brasil volverá a ser libre de las ataduras ideológicas”. Finalmente señaló que “Dios estará por encima de todo” y que compartirá el poder de manera comprensiva, responsable y consciente de Brasilia para Brasil, del poder central para los Estados, provincias y municipios”.

Posteriormente, se dirigió al Palacio de Planoalto, en donde se presentó ante las tropas brasileñas y le fue entregada la banda presidencial por el ex presidente Michel Temer. Ahí, Bolsonaro señaló que este momento solo era posible gracias a que Dios preservó su vida y el electorado confió en él. Mencionó que se deshará del gigantismo estatal y que responderá al deseo de cambio, renovar las esperanzas respetando los principios del Estado democrático para reconstruir el país, teniendo entre sus retos la eliminación de ideologías que “dividen a brasileños y destruyen a las familias que son fundamento de la sociedad”.

Respecto a esto, argumentó que la ideologización de los niños ha causado la destrucción de la familia, por lo que se harán las reformas necesarias para acabar con ello; a esta crítica, aunó que también terminará con la ideología que defiende a criminales e incrimina a policías, lo cual, según su opinión, ha llevado a los niveles de inseguridad actuales, comprometiéndose también a terminar con estos problemas a través de asegurar la propiedad y la legítima defensa.

Casi al concluir su discurso, indicó que desde su cargo iniciará un movimiento con el que, en conjunto con la sociedad, se reestablecerán estándares éticos y morales que transformarán a Brasil. Agregó, que la corrupción, privilegios y ventajas deben terminar, así como los favores politizados, partidarizados deben quedar en el pasado para que el gobierno y la economía sirvan a toda la nación. Los intereses brasileños, dijo, estarán en primer lugar: “el brasileño debe soñar con una vida mejor, mejores condiciones para disfrutar el fruto de su trabajo por la meritocracia”.
Finalmente, remató su discurso diciendo “Brasil por arriba de todos, Dios por arriba de Todo” y que su bandera jamás será “roja” (en referencia al color que identifica a los elementos de izquierda) a menos de que sea manchada con su sangre para defender sus colores verde y amarillo.

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