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Cultura

El «Robo del Siglo»: el atraco al Museo de Antropología que inspiró una película

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Fotograma de la película

Es la madrugada del 25 de diciembre de 1985. El Museo Nacional de Antropología e Historia se alza majestuoso en Paseo de la Reforma, rodeado por el bosque de Chapultepec. Al interior, los guardias de seguridad festejan la navidad resguardados en una sala, bebiendo y platicando, alegres; algunos hasta dormitan. Se olvidan de realizar el recorrido obligatorio de cada dos horas, en el que tienen que vigilar los 15 mil metros cuadrados del Museo.

A la 1 de la mañana, un par de figuras saltan furtivamente la cerca de dos metros que rodea el inmueble, y cruzan el jardín hacia una escalera que los lleva al sótano del recinto. Afuera la noche de festejo continúa, solitaria y oscura.

Apenas a las 8 de la mañana de ese mismo día, las autoridades se dan cuenta que algo falta: de las salas Maya, Mexica y Monte Albán, se han llevado 140 piezas de oro, jade, obsidiana, turquesa, concha y cascabeles. Es el mayor atraco en la historia nacional realizado a algún museo. Las autoridades se ponen en marcha y comienzan a armar el operativo, que insta a 10 agentes del Ministerio Público Federal, 10 peritos, cuerpo de la policía federal, militar, de aduanas y migración, y gira una alerta a la Interpol, así como una recompensa por 50 millones de pesos a quien proporcione información para el rescate de las piezas. Un golpe más a una de por sí minada autoridad por el sismo que había sacudido la ciudad poco más de 3 meses atrás.

Al mismo tiempo, en Ciudad Satélite, un par de jóvenes veterinarios de 20 años guardaba en un armario las piezas arqueológicas «de valor incalculable» en una maleta de lona.

En los medios, se le llamó «El Robo del Siglo».

Museo Robo del siglo

Foto: especial

La noche del atraco

Carlos Perches Treviño y Ramón Sardina García eran dos estudiantes de veterinaria, oriundos de Ciudad Satélite, que apenas al filo de sus 20 años decidieron dar el segundo robo que sufriera el Museo Nacional de Antropología e Historia (y el más grande). El primero, ocurrido en 1959 cuando la ubicación del Museo era en la calle de Moneda, se dio cuando un hombre sustrajo el Coyote Emplumado envolviéndolo en una manta como si fuera un bebé, con lo que logró burlar la seguridad del lugar.

Ambos visitaron el recinto más de 50 veces para identificar a los elementos de seguridad, fotografiar entradas y salidas, reconocer puntos ciegos, las piezas más valiosas de la colección y realizar el croquis. Todo fue planeado con precisión durante 6 meses.

Decidieron la nochebuena para realizar el atraco pensando que sería un día de distracción y fiesta, incluso para los guardias. Y no se equivocaron. El tiempo transcurrido desde que saltaron la barda del museo, entraron por una escalera al sótano, se desplazaron a través de los ductos de ventilación a las salas que vulneraron, desmantelaron 7 vitrinas, metieron las piezas (pequeñas, en su mayoría) en maletas, y salieron para darse a la fuga en un Volkswagen que los estaba esperando, fue de tan solo 3 horas, de la 1 a las 4 de la mañana. Fue todo lo que se necesitó para robar varias de las piezas más importantes de la arqueología mexicana.

En todo lo robado, figuraban piezas del Cenote Sagrado de Chichen Itzá, casi toda la ofrenda de la tumba de Palenque y la famosa máscara zapoteca del Dios Murciélago. Esto fue posible gracias a que, en ese entonces, las piezas no estaban aseguradas y el Museo no contaba con un inventario formal.

Durante las investigaciones fueron detenidos 8 guardias de seguridad, pues las autoridades esperaban complicidad con los delincuentes; asimismo, se presumía una posible conexión con organizaciones internacionales de contrabando de arte, que en esa época habían realizado varios atracos.

A pesar de todos los intentos, por varios años la identidad de los saqueadores siguió como un misterio, las diligencias nunca llegaron a pruebas concluyentes, los detenidos fueron liberados y el tema se fue disolviendo en la agenda pública. Parecía que había sido el golpe perfecto.

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La inspiración para Museo

Este singular episodio de la historia de México fue durante mucho tiempo una obsesión personal del guionista Manuel Alcalá, de 42 años, quien empezó a investigarlo desde hace una década. Fruto de su guión (con la colaboración del director) surgió el segundo largometraje del director Alonso Ruizpalacios (Güeros, 2014), titulado Museo y que retratará justamente la noche del atraco al Museo Nacional de Antropología e Historia y buscando los motivos personales que tuvieron Treviño y Sardina para cometer el ilícito.

La película, protagonizada por Gael García Bernal y Leonardo Ortizgris, obtuvo el pasado febrero el codiciado Oso de Plata al mejor guión de la Berlinale, el prestigioso festival internacional de cine de Berlín; el director, Ruizpalacios, obtuvo ayer el premio al mejor director en el Festival Internacional de Cine de Atenas (AIFF por sus siglas en inglés); asimismo, Museo está nominada a Mejor Largometraje de Ficción en los Premios Fénix, al igual que su director en la categoría correspondiente. En el Festival Internacional de Cine de Morelia, por su parte, tiene un lugar en la Selección Oficial.

El rodaje de la cinta de alargó por nueve semanas y se llevó a cabo en distintos puntos de la República Mexicana, incluyendo los Estudios Churubusco. Asimismo, Museo también cuenta con la participación de las actrices Ilse Salas y Lisa Owen, así como del actor Alfredo Castro.

El guionista, al respecto de la forma en la que «El robo del siglo» se perdió del imaginario mexicano a pesar de ser una anécdota increíble, comentó en una entrevista a BBC: “Creo que se perdió en el inconsciente colectivo de los mexicanos. Mucha gente de mi generación no lo recuerda”, dijo con todo conocimiento de causa, pues además de haber investigado en fuentes documentales, Alcalá buscó a amigos y familiares de los implicados para que le platicaran cómo habían sido de manera personal.

“Los amigos se contradecían. Algunos decían que lo hicieron por dinero, otros que querían conservar las piezas porque se sentían descendientes de Pakal. Otros hablaban de que había drogas involucradas”, dice el guionista, que además cuenta que ni el hermano de Carlos, Luis, ni otros familiares, quisieron abundar en detalles al respecto de la historia.

En este sentido, Gael García, durante una entrevista con The Associated Press en Nueva York, aseguró que Museo es una cinta de «por qué la gente hace las cosas» y abundó: «Justamente la pregunta que nunca pudieron dar era por qué lo hicieron (…) siento que eso lo hace mucho más interesante porque siento que es un viaje más del universo de una película que de un documental».

De la misma forma, el actor de películas como Diarios de Motocicleta (Walter Salles, 2004) y _Me estás matando, Susana\ (Roberto Sneider, 2016), afirmó que filmar en el Museo fue una experiencia majestuosa. Recordó que durante el rodaje, él y Ortizgris tuvieron oportunidad de ver las piezas de la sala Mexica por una hora sin ninguna interrupción: «Me fascinan en el sentido más estricto de la palabra, me dejan atónito», se expresó.

Seguramente, Museo revelará todo el próximo 26 de octubre, cuando se estrene a nivel nacional. Aunque los propios Ruizpalacios y Alcalá han aclarado que se respeta la cronología general, pero hay varios elementos de ficción, sobretodo en la relación entre ambos jóvenes y sus motivos para saquear el recinto cultural. Una vez que la película tenga salida en salas, se descubrirá qué tanto puede ser considerado ficción, al menos lo suficiente para calzar con esta anécdota, que ya lo parece desde su realidad.

Mientras tanto, aquí te contamos qué sucedió después…

El azar devuelve lo robado

Era 1989. Faltaba medio año para que se cumplieran 4 años del robo. Fue entonces cuando la policía logró identificar el paradero de las piezas y consiguió detener a Carlos Perches. ¿Cómo? Gracias al «pitazo» de un narcotraficante.

Resulta que un año después del atraco el joven fue a Acapulco, donde entabló relación con José Serrano, un narcotraficante, y su pareja, la reconocida vedette Camila Masiero, mejor conocida como la «Princesa Yamal».

Ahí prolongó su estancia en el estado por 2 años, y trabajó con otro delincuente llamado Salvador Gutiérrez, alias El Cabo, quien se ofreció para comercializar las piezas. No obstante, el 1 de enero de 1989, éste fue apresado y con fines de negociar un mejor trato para reducir su condena, contó a las autoridades sobre Perches y Sardina. El caso, para ese entonces, ya estaba cerrado, pero con esta nueva información el gobierno comenzó a investigar. El misterio estaba prácticamente terminado.

Museo Robo del siglo

Foto: El Universal

Tras una serie de diligencias, Perches fue detenido el viernes 10 de junio a los 24 años. No estuvo solo, ya que también atraparon a su hermano, Luis, a la Princesa Yamal, el estadounidense Nathan Clevenger, Juan Castillo Carriles, y otras dos personas más. El autor intelectual fue sentenciado por robo y delitos contra la salud.

¿Y Ramón Sardina? De él no se supo nada. Y sigue sin saberse. En 30 años, el cómplice de Perches sigue prófugo y no hay indicios de su paradero. Se quedó en posesión de 7 piezas que nunca han sido recuperadas, aunque no eran las más importantes.

Carlos Salinas de Gortari celebró la recuperación de las piezas con bombo y platillo, en un evento donde se dieron cita políticos y personalidades del ambiente cultural. Las piezas, pasados casi 4 años de su desaparición, regresaban a las vitrinas donde pertenecían, luego de estar en el centro de uno de los episodios más singulares de la historia moderna de México.

Definitivamente, un material de película.

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