El drama bíblico de los niños migrantes en EU

Fue un drama como el del Antiguo Testamento. Jeff Sessions, secretario de Justicia de Estados Unidos, justificó la separación de familias de migrantes con «enseñanzas» de la Biblia. «Citaré al apóstol Pablo en su decreto claro y sabio en la carta a los Romanos, Capítulo XIII. Las leyes del gobierno deben obedecerse porque Dios las ha decretado con el propósito del orden”.

Agregó que las madres inmigrantes están al mismo nivel jurídico y moral que las convictas de crímenes en Estados Unidos. Ejemplificó que las mujeres que comenten crímenes en Estados Unidos son separadas de sus hijos todo el tiempo. La respuesta solo sirvió para encender más a la prensa y recrudecer los cuestionamientos.

Sara Sanfres, vocera presidencial, respaldó estas palabras de su compañero al ser cuestionada por los periodistas. Era una de las tantas respuestas institucionales de la administración de Donald Trump.

No hay duda, el problema de la separación de familias se ha convertido en un asunto humanitario de amplias proporciones en Estados Unidos. Alrededor de 2 mil niños han sido separados de sus seres queridos en la frontera, en un periodo de seis semanas, según cifras del Departamento de Seguridad Nacional.

La cantidad exacta es de mil 995 menores que antes estaban bajo la custodia de mil 940 adultos. Las autoridades de migración habrían realizado los arrestos del 19 de abril al 31 de mayo. Lejos de ser meditadas caso por caso, para no poner en riesgo la vida de los menores, no se desglosaron por edad y en las mismas deportaciones se incluyeron las acusaciones de violaciones de inmigración, entrada ilegal y conducta delictiva. Y los niños quedaron desamparados.

Las políticas de Estados Unidos hacia los niños han sido duramente criticadas por organizaciones de derechos humanos en todo el mundo. La Oficina de Derechos Humanos en la ONU exhortó a Trump a «detener de inmediato» las políticas migratorias que afectan a miles de niños. «Los niños nunca deben ser detenidos por motivos relacionados con su estado migratorio o el de sus padres. La detención nunca va en mejor interés del menor y siempre supone una violación a los derechos de la infancia».

No obstante, la oficina oval reiteró la «cero tolerancia» a la migración ilegal.

Es así que miles de casos de familias separadas han sido el alimento de diarios estadounidenses y de otros países, así como las desapariciones masivas de niños que al ser arrebatados de los brazos de sus tutores «se perdieron» en el sistema de adopción y de reubicación de Estados Unidos.

En mayo reflotó el tema de estos niños, más de mil 500, de los cuales no se conocía su paradero. Esto según cifras del Departamento de Salud y Servicio Humanos, encargado de atender a estos menores.

Por su parte, distintas personas cercanas a la Casa Blanca, lo que incluye al propio Trump, han tachado las historias sobre niños migrantes como exageraciones o «fake news», pese a los casos documentados por cortes en diferentes estados del país. La primera dama, Melania Trump, aseguró a los medios que no existe insensibilidad a estos casos por parte de la Casa Blanca:

«La señora Trump», dijo una de sus voceras, «odia ver a niños separados de sus familias y espera que ambos lados del arco político se pongan de acuerdo para lograr una reforma migratoria satisfactoria. Ella cree que necesitamos ser un país que siga todas las leyes, pero también un país que gobierne con el corazón», explicó a la CNN.

Pero la crisis sigue. Apenas en las últimas horas, la agencia Associated Press denunció un almacén al sur de Texas que mantiene a cientos de niños migrantes que esperan tener un nuevo hogar, lejos de los padres que los criaron. En la narración, aparecen botellas de agua en el piso, papas fritas para que coman y láminas de papel de aluminio, para que sean sus cobijas durante las noches.

Según las cifras, serían mil 100 personas dentro de la instalación, acorralados en jaulas que recuerdan a las rejas de los corrales para animales.

Este lunes se filtraron videos de infantes llorando, separados de sus padres. Los niños grandes le cambian los pañales a los niños pequeños. Las luces no se apagan y pese a las protestas de activistas, no hay posibilidad de que los prisioneros puedan salir y comunicarse, con sus padres o con cualquier parte del mundo exterior.

(Video: Revista Time)